PRESENTACIÓN

(31/03/04)

La verdad es que no sé en qué acabará derivando esta nueva página y ni siquiera sé muy bien cómo empezarla ni cómo titularla, pero desde el fatídico 11M he sentido la necesidad de denunciar de algún modo la doble injusticia que España y su democracia padecieron ese día y las tres o cuatro nefastas jornadas que le siguieron. 

No sé cuánta gente se habrá dado cuenta del inmenso peligro que realmente encierra el terrorismo, y tampoco sé si todos somos conscientes de la tremenda facilidad que cualquiera podemos tener para hacer un daño inmenso a los demás... Estoy convencido de que absolutamente nadie puede ni podrá presumir jamás de tener la más mínima cuota de poder. El poder es algo tan volátil como lo es la propia vida, y eso lo saben muy bien los terroristas. 

El supuesto poder de una autoridad, de un político, de un gobernante, de un periodista, de un banquero, de cualquier líder de cualquier religión, por importante que ésta sea, o incluso el poder del propio terrorista, se acabará en el preciso instante en que una simple bala -que no vale más de un euro- le atraviese la cabeza. Justo en ese momento su poder se habrá acabado... Y qué extremadamente fácil es disparar un fusil de precisión o apretar el botón de un mando a distancia para explosionar cincuenta, cien, o los kilos de explosivos que sean necesarios en el momento en que pase el objetivo de turno por el punto adecuado. Qué extremadamente fácil... 

Pues bien, eso es terrorismo. Y lo peor de todo es que para ejercer de terrorista sólo es necesario conseguir unos detonadores y algunos kilos de explosivos en una cantera no demasiado bien vigilada, conectar los detonadores a cualquier componente de un teléfono móvil que se active mediante una acción determinada y meter todo ello en una mochila o una maleta junto a tres o cuatro kilos de tornillos. A continuación sólo habrá que depositarla donde uno desee y hacer una simple llamada cuando proceda... Y lo cierto es que tampoco es demasiado difícil conseguir un arma en el mercado negro, o uno de tantos miles de rifles que los aficionados a la caza guardan en sus accesibles domicilios... Sin duda alguna para ser terrorista y hacer un gigantesco daño a la sociedad sólo es necesario tener un poco de decisión y un desprecio absoluto por la vida de los demás. 

Es evidente que ser terrorista es extremadamente fácil, y teniendo en cuenta esta realidad creo que hay que hacerse la siguiente cuestión: SIENDO TAN FÁCIL PRACTICAR EL TERRORISMO ¿CÓMO SE LE PODRÍA VENCER? Complicado, complicado y complicado. ¿Y por qué?, pues porque en mi opinión el terrorismo se alimenta fundamentalmente de lo que para nosotros es -y siempre deberá ser- la irrenunciable democracia, y precisamente por ese motivo en las auténticas dictaduras no existe. Ni hay terrorismo en Cuba, ni hay terrorismo en China, ni había terrorismo en la antigua Unión Soviética ni en sus países satélites, ni jamás ha habido terrorismo en ninguna dictadura que se precie de serlo. 

Los terroristas necesitan la libertad de acción que les proporciona la democracia, los terroristas necesitan la seguridad y el buen trato que les garantiza la democracia, los terroristas, en fin, necesitan escudarse en un estado de derecho que les defienda en el momento que sean capturados, y precisamente por eso los terroristas siempre ejercen su actividad criminal en los países más democráticos. Entonces... ¿cómo debemos combatirlos? 

Pues bien, mi opinión es que el injustamente denostado José María Aznar había dado con la solución a esta dificultad manteniendo un buen equilibrio entre la necesaria democracia y la imprescindible dureza que siempre se debe ejercer contra el terrorismo, y precisamente por ese motivo, tanto los terroristas islámicos como los terroristas de ETA le odiaban como a su peor enemigo (dime quién te odia y te diré quién eres). 

Antes del 11 de marzo de 2004, ETA estaba prácticamente vencida y lo cierto es que la alianza de los países comprometidos contra estas organizaciones criminales, poco a poco iba avanzando en su intención de controlar al terrorismo internacional. Como es lógico, y ante esta situación, los terroristas optaron por defenderse golpeando a la coalición en su parte más débil: España. 

Cualquier observador -incluidos los terroristas, por supuesto-, es capaz de captar que la sociedad española es una sociedad dividida y llena de complejos heredados de la dictadura franquista. Cualquier observador se da perfecta cuenta de que en España nos avergonzamos de querer a nuestro país y consideramos que el patriotismo es cosa de despreciables fachas. Cualquier observador se da perfecta cuenta de que una buena parte de los españoles tienen fobia a sus propios militares y a su propia policía, a pesar de que la mayoría de los militares, de los policías e incluso de los españoles no conocieron la dictadura franquista. Cualquier observador se da perfecta cuenta de que los españoles tenemos un carácter fácilmente manipulable precisamente a causa de nuestros complejos. Y cualquier observador se da perfecta cuenta de que ese abismo de las dos Españas de la guerra civil y la posguerra, que creíamos haber superado, ha vuelto a abrirse a causa de las ansias de poder -a cualquier precio- que siempre ha practicado la parte más despreciable de una de esas dos Españas... Y precisamente ese abismo es lo que los terroristas islámicos han aprovechado en su propio beneficio y para desgracia de TODOS los españoles. 

Los terroristas sabían muy bien que España padecía cierta premeditada desestabilización porque medio país había sido interesadamente convencido por ciertos poderes políticos para estar en contra de la guerra que los aliados le declararon al dictador Sadam Hussein, y la verdad es que todavía no entiendo muy bien qué podría tener toda aquella gente a favor de este dictador asesino, pero la cuestión es que así fue. Todo eran carteles de NO A LA GUERRA como si esa guerra fuese la única contra la que había que posicionarse y como si las mujeres y niños muertos a causa de esa guerra (en la que España no ha pegado un solo tiro) fuesen más importantes que las mujeres y niños muertos, por ejemplo, en la guerra de Yugoslavia donde el gobierno -por entonces socialista- no dudó en enviar aviones llenos de bombas que después regresaban vacíos... Pero, claro, aquella guerra era "legal" (como matiza Zapatero), lo que al parecer significa que en aquella guerra podían morir mujeres y niños sin que pasase absolutamente nada... Ya ven ustedes; hipocresía, repugnante y asquerosa hipocresía que se atreve a calificar de "legal" la muerte de un niño inocente. ¡Qué vergüenza!

En fin, la cuestión es que sabiendo los terroristas la especial sensibilización que, con malas artes, la izquierda había logrado ejercer sobre una buena parte del pueblo español para que estuviese contra la guerra de Irak, sabiendo que somos tan fácilmente manipulables, y estando los terroristas convencidos (no sé por qué) de que les va a ir mejor con el PSOE que con el PP, decidieron llevar a cabo una masacre en Madrid con el convencimiento de que la lógica de chimpancés que nos caracteriza a los españoles nos haría elaborar en nuestras limitadas mentes una relación causa efecto entre la guerra de Irak y los muertos de Madrid, haciéndonos llegar a la conclusión de que el asesino era el PP, lo que nos haría votar masivamente al PSOE en las elecciones de tres días más tarde. Quizá por eso uno de los terroristas detenidos, al día siguiente de los comicios preguntó con sumo interés quién había ganado las elecciones y cuando le dijeron que los socialistas no pudo evitar sonreír con triunfalismo mal disimulado. 

A pesar de las claras intenciones de los asesinos islámicos y de la vergonzosa manipulación llevada a cabo por la izquierda española hasta el mismo día de las elecciones, linchando al PP en lugar de arremeter contra los terroristas, lo cierto es que el PP consiguió casi diez millones de votos que a pesar de todo no fueron suficiente para alcanzar a los alrededor de once millones que lograron los socialistas y que con su victoria dieron una inmensa alegría al terrorismo internacional, al terrorismo nacional y al fascismo nacionalista catalán y vasco... Y la verdad es que no tengo ni idea de los motivos por los que estos "simpáticos y poco violentos" colectivos (léase con toneladas de ironía) se alegraron tanto de la victoria electoral del PSOE... 

Y para terminar diré que si forzosamente tiene que haber dos Españas, yo no puedo apuntarme a la que se identifica con "Crónicas Marcianas", ni con los despreciables monstruos creados por Sardá para su propio beneficio pecuniario, ni con los buitres manipuladores de "Aquí hay Tomate", ni con tantos y tantos individuos extraordinariamente beligerantes con cualquier idea que se salga de la izquierda y que para demostrar lo libres que son hacen repugnantes espectáculos a costa de la destrucción, el menosprecio y la desgracia de otras personas. Y por supuesto no puedo identificarme con aquellos que, tras el atentado de los trenes de Madrid, prácticamente no han hecho críticas al terrorismo islamista y en cambio se han esforzado al máximo para lapidar del modo más despreciable, vil e injusto precisamente al partido político de España más comprometido y efectivo en la lucha contra ese terrorismo que tanto daño nos hace a todos. 

Si forzosamente tiene que haber dos Españas, tengo muy claro a cual no quiero pertenecer. 

Es que todavía tengo dignidad, ¿saben?

Y ya verán ustedes como esos supuestos demócratas de izquierdas que tanto dicen admirar la libertad de expresión, muy pronto empezarán a insultarme y quizá -gracias a su nuevo poder- incluso se atrevan a ejercer algún tipo de censura para evitar que pueda exponer públicamente mi modo de pensar. Ya lo verán...

Angelberto.


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