DIARIO LA RAZÓN (27 de agosto de 2002)
El 88 por ciento del Congreso, en un día histórico, insta al Gobierno a deslegalizar Batasuna
Luis de Grandes, portavoz del PP, afirmó que «cuando Eta mata y Batasuna aplaude, no es posible esconderse» El portavoz del Grupo Socialista, Jesus Caldera, aseveró: «No puede ser legal quien niega el derecho a la vida»
El Parlamento aprobó por abrumadora mayoría, más de un 88 por ciento de la Cámara, la proposición presentada conjuntamente por PP y PSOE de instar al Gobierno la deslegalización de Batasuna. Tras esta solemne declaración del máximo órgano de representación popular será ahora el Gobierno quien en el Consejo de Ministros del viernes dé el siguiente paso de elevar la moción al Tribunal Supremo para que sea este órgano jurisdicional quien, en última instancia, se pronuncie al respecto. Luis de Grandes y Jesús Caldera fueron los encargados de defender la iniciativa. Los nacionalistas vascos, PNV y EA, votaron en contra mientras CiU e Izquierda Unida y algunos diputados del grupo mixto se abstuvieron.
A. Pérez Henares -
Madrid.-
La fecha, 26 de agosto de
2002, ya ha quedado para la historia. El Parlamento, máxima expresión de la
soberanía popular, decidía por primera vez en la historia de la democracia y
por una mayoría abrumadora de votos, casi el 90 por ciento, instar al Gobierno
a que iniciara los trámites ante el Tribunal Supremo para la deslegalización
de un partido político: Batasuna, antes Euskal Herritarrok. Un decisión sin
duda excepcional y que se pone en práctica tras 25 años de existencia de la
coalición abertzale y cuando está lejos de asimilarse al sistema democrático
ha entrado en una creciente virulencia contra los valores esenciales del mismo
sin respetar las mínimas normas exigibles en un estado de derecho.
El resultado final de la votación tras más de dos horas de
debate, con 334 diputados presentes de los 350 que componen la Cámara fue de
295 votos a favor (PP, PSOE, CC y PA) 10 en contra (PNV, EA, ERC e IC) y 29
abstenciones (CiU, IU, BNG y CHA). El ministro Josep Piqué y el diputado del PP
por Toledo Juan Antonio Muñoz Gallego se equivocaron al votar y engrosaron con
sus dos votos las filas de la abstención.
Asistentes inusuales
El pleno extraodinario lo
fue por todos los conceptos, por la trascendencia del asunto, por la expectación
suscitada, asistieron al mismo la casi totalidad de los diputados, incluido el
eterno ausente Felipe González así como la presidenta del Senado, Esperanza
Aguirre, y los de las comunidades autónomas valenciana, Jose Luis Olivas, de
Madrid, Alberto Ruiz Gallardon y de Castilla-La Mancha, Jose Bono ,asi como por
la inusual fecha veraniega de su celebración. Utilizando la fórmula de la
Proposición no de Ley, escrupulosa con nuestro ordenamiento jurídico, los
grupos parlementarios Popular y Socialista presentaron a la Cámara los motivos
esenciales por los que consideraban que debía aplicarse a Batasuna la Ley de
Partidos aprobada hace tan sólo dos meses.
Los dos ponentes, Luis de Grandes por los populares y Jesús
Caldera por los socialistas pusieron especial énfasis en reiterar que la
proposición en ningún caso actuaba contra ideologias sino contra los métodos
y actuaciones concretas que Batasuna ha reiterado «de justificacion de la
violencia y de apoyo político al terrorismo. De Grandes utilizó también como
elemento esencial de su argumentación y contestando así a quienes propugnaban
la abtención basándose en la no conveniencia de que el Parlamento actuase al
respecto en la «responsabilidad que nos compete en función de lo que esta Cámara
es y representa. Cuando Eta mata y Batasuna aplaude no es posible esconderse ni
desligar al Parlamento de la funcion que le corresponde (sic) sino que resulta
imprescindible estar donde debe estar, esto es al lado de quienes dan la cara y
al lado y en el recuerdo de los perseguidos y de las víctimas». El portavoz
popular criticó a los abstencionistas que defienden que sólo cabe la vía
penal; fue mucho más duro con el voto contrario del PNV, quien a su juicio,
debe decidir «de modo concluyente con quién quiere estar» y respondió con
una batería de preguntas a sus argumentos: «¿Cabe admitir como respetable que
se impute a los democratas un juego perverso por defender los derechos más
esenciales cuando es Batasuna la que está instalada en la perversidad de la
exaltación permanente del crimen y del terror?». El portavoz socialista Jesús
Caldera en un discurso de tono inusualmente comedido y pausado que causó honda
impresión en la Cámara, sin variar los argumentos de fondo de apoyo a la
Proposición, sí intrudujo matices de clara diferenciación con el PP. Caldera
resaltó el derecho a discrepar de los que no votaban la ley, pero de quienes le
constaba «el inequívoco compromiso con la lucha antiterrorista» mencionando
de manera expresa a CiU e Izquierda Unida, formación a la que agradeció el
esfuerzo de variar su no a la Ley de Partidos hasta la abstención en el día de
hoy. Su mensaje, claramente conciliador, buscó «aproximar más que separar» a
todos los grupos de la Cámara que independientemente de su voto en la sesión
«están contra el terror, contra Eta y contra quienes les apoyan». Remarcó
que ni la Ley ni esta proposición «persiguen a nadie» pero «ningún proyecto
político puede estar por encima de una vida humana y el día que lo consintamos
se habrá abierto la compuerta para la desaparición de la dignidad humana. No
puede ser legal quien niega el derecho a la vida». Caldera insistió en que es
ahora el «momento oportuno para aplicar la Ley de Partidos y si el Tribunal
Supremo deslegaliza a Batasuna «habrán coincidido los tres legítimos poderes
del Estado en defensa de la Democracia». Entendía Caldera que «la inacción,
la espera y la paciencia democrática ya no son posibles» con una organización
que ha tenido un extraordinaria oportunidad de rectificar su actitud pero ha
preferido no hacerlo. Para Caldera ha quedado demostrado que «Batasuna coopera
directamente, complementa y apoya la acción de Eta».
No hurtó el portavoz socialista la polémica sobre los
resultados de la iniciativa. «No va a ser una pócima milagrosa que permita
acabar con el terrorismo pero sí un paso indispensable para combatirlo y una
obligación ética y moral». El discurso de Caldera arrancó incluso algunos
aplausos de los diputados populares, los socialistas no habían aplaudido a Luis
de Grandes, e incluso de algunos ministros del banco azul. La sesión
parlamentaria no pudo sustraerse del impacto de la medida adoptada por el juez
Garzón de suspender la actividades de Batasuna por un plazo de tres años.
Fueron varias las intervenciones, sobre todo del sector abstencionista que lo
usaron como parte de su argumentación no partidaria de que el Parlamento diera
el paso que hoy ha dado. Aunque tanto los diputados del PP como del PSOE
estimaban que ambas líneas son complementarias.
El Rey recibe a Aznar
Tras la sesión, Su Majestad el Rey y el presidente del Gobierno, José María Aznar, despacharon en el palacio mallorquín de Marivent sobre temas de la actualidad nacional e internacional. Aznar llegó al palacio a las 21:02 horas, a bordo de un coche oficial, y fue recibido en la entrada por el Monarca, con el que despachó durante 45 minutos, tras lo cual los Reyes cenaron con el presidente y su esposa, Ana Botella.