DIARIO
ABC (13 de noviembre de 2003)
ETA
asumió en agosto el plan Ibarretxe como paso previo para un frente nacionalista
MADRID. D. MARTÍNEZ / J. PAGOLA
Los terroristas exigen al PNV que se implique
en el independentista «Foro de Debate Nacional» y en la plataforma Batera, a
favor de un departamento vasco en Francia
En
su último debate interno, celebrado el pasado agosto, ETA/Batasuna se decantó
por apoyar el plan Ibarretxe, siempre y cuando el PNV acepte las «aportaciones»
de Sozialista Abertzaleak a través de las enmiendas que presente en el
Parlamento vasco. Pero las exigencias de la izquierda abertzale no se quedan ahí.
A cambio, pide también al PNV que se implique cada vez más en el denominado «Foro
de Debate Nacional» -promovido por antiguos dirigentes batasunos como Tasio
Erquicia, Pablo Gorostiaga o Teresa Toda, en defensa de la autodeterminación-,
así como en la plataforma Batera -que reivindica la creación de un
departamento vasco en el sur de Francia-. Además, ETA pretende actuar como «gendarme»
del proceso de negociaciones ya abierto, para lo que se ha propuesto «administrar»
su capacidad criminal, según sus intereses estratégicos. En este contexto, la
banda podría anunciar una tregua para facilitar el referéndum que pretende
Ibarretxe, tal y como adelantó ABC antes del verano.
Las
investigaciones abiertas tras las operaciones realizadas contra las tramas políticas
de ETA, así como la abundante documentación intervenida a la banda, describen
una situación de «total desmoronamiento» en la izquierda abertzale, gracias,
en gran parte, a la neutralización de su infraestructura y a la imputación de
más de doscientos dirigentes. Todo ello ha llevado al Movimiento de Liberación
Nacional Vasco a una desmoralización sin precedentes. Su escasa capacidad de
movilizaciones así lo avala. En efecto, los «brazos políticos» de ETA
se han quedado sin sedes, medios, recursos económicos, «liberados» o
cargos municipales.
En
esta situación, las fuentes consultadas por ABC subrayan que sólo la función
de «vanguardia» de ETA -eso sí, con una capacidad debilitada-, las
iniciativas parlamentarias de Sozialista Abertzaleak -que le permite Atutxa-, y
el sindicato LAB, pueden mantener una cierta cohesión interna que evite una
desbandada generalizada. En este contexto, ETA/Batasuna afrontó el pasado mes
de agosto un debate denominado «¿ETA orain zer?» («¿Y ahora qué?»), en el
que se pone de manifiesto la necesidad de «dar un nuevo paso en la acumulación
de fuerzas», en referencia a suscribir un nuevo acuerdo con PNV-EA, en la
línea de recuperar el consenso logrado en torno al pacto de Estella y en cuyo
contexto se entiende el plan Ibarretxe. De hecho, ETA/Batasuna interpreta este
proyecto soberanista como la respuesta de PNV-EA a la exigencia formulada por la
banda en el verano de 1999 para fijar un calendario con vistas a la
independencia.
Paralelamente
a ese debate, los responsables de ETA mantuvieron otro denominado «Bidea
hartzera» («Camino a seguir») tras el cual llegaron a una serie de
conclusiones. Por ejemplo, consideraron que la militancia no había
entendido los resultados del «proceso asambleario» llevado a cabo en el
verano de 2002, que fue difundido en el «Zutabe» (boletín interno) del pasado
junio, tanto por el modo en el que se realizó como por la forma de exponer las
conclusiones.
Atentados «selectivos»
Otra conclusión del debate de agosto era que a las bases de la izquierda
abertzale les resulta difícil, en el actual escenario, asimilar la «lucha
armada» en su actual expresión. Así, los cabecillas de la banda parecen haber
orientado su actual estrategia a la comisión de atentados «selectivos»,
dirigidos contra agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado, Ertzaintza, Ejército
e intereses económicos. Sin embargo, se están planteando excluir de sus
objetivos a los empresarios vascos vinculados al nacionalismo, ya que incluso,
por primera vez, los considera necesarios «como motor de cambio social» en un
hipotético País Vasco independiente. «Hay que evitar su éxodo».
En
cualquier caso, ETA ha transmitido a sus bases el mensaje «nítido» de que
tomar como punto de partida el plan Ibarretxe no supone asumirlo en su
textualidad, ya que su respaldo definitivo sólo será posible si el PNV acepta
las «aportaciones» de la izquierda abertzale. Además, la banda aclara que un
pacto con PNV-EA no supone ni su desaparición definitiva, ni la entrega de las
armas. Más bien al contrario, ETA se erige en «gendarme» del proceso de
negociaciones y se reserva su «derecho» a abrir los «diferentes frentes de
lucha» de manera unilateral, si no se cumplen sus exigencias.
Pero el caso es que el contexto que ha generado el plan Ibarretxe en el País Vasco ha llevado a la izquierda abertzale, cuando más debilitada está, a mostrar signos de optimismo. Así, sus dirigentes comprueban que PNV-EA necesitan un amplio frente nacionalista para lograr una «tregua» de ETA, así como el apoyo parlamentario de SA. A ETA le conviene el actual escenario para reorganizarse y, mientras tanto, para mantener su protagonismo. Finalmente, a Sozialista Abertzaleak le viene bien el «blindaje» que le ofrecen PNV-EA ante el acoso judicial.