A las 24'00 horas del día 11 de mayo de 2001, los nacionalistas vascos de ETA decidieron dar por finalizada su campaña electoral tratando de asesinar a unos cuantos madrileños (cuánto odia a Madrid, ¿eh?, señor Arzallus).

Los nacionalistas vascos pusieron el coche bomba a la altura del número 14 de la calle Goya, en el madrileño barrio Salamanca, y avisaron por un teléfono móvil a los bomberos muy pocos instantes antes de que explosionara, con el fin de "cazar" allí a los primeros policías que llegasen al lugar para desalojar a los vecinos.

Como consecuencia de la explosión resultaron heridas de diversa consideración 14 personas, entre las que se encuentra un vigilante jurado del Banco Bilbao Vizcaya, que tuvo que ser ingresado en la Unidad de Vigilancia Intensiva del Hospital 12 de Octubre de Madrid debido a la gravedad de sus heridas.

Entre los heridos también hay dos niños de 12 y 13 años y dos ancianos, ya que esa calle estaba bastante concurrida a la hora de la explosión.

Supongo que los nacionalistas vascos de ETA habrán tenido que soportar una buena bronca de sus jefes por no haber logrado asesinar a nadie, y pueden estar ustedes seguros de que en el próximo atentado los terroristas del Pacto de Lizarra conseguirán llevar a cualquier inocente (no importa a quién) al cementerio.

La gentuza que ayer ha puesto esta bomba es la misma con la que la coalición PNV-EA hará un pacto de gobierno en el País Vasco si la democracia tiene el infortunio de que los nacionalistas sean mayoría después de las elecciones de mañana.

No les quepa a ustedes ninguna duda de que el Partido Nacionalista Vasco de Arzallus y Eusko Alkartasuna pactarán con los asesinos si con ello pueden conseguir el poder sobre el resto de los vascos.

¿Cómo es posible que gente que va de demócrata se asocie con asesinos?.

No lo entiendo, aunque si leemos el pensamiento político de fundador del nacionalismo vasco, Sabino Arana, quizá entendamos que esa gentuza pacte con asesinos. Sí, es de lo más normal.