A las diez de la mañana del día 29 de agosto de 2000, dos pistoleros cobardes entraron en la panadería-confitería Kokalo, de la calle Islas Filipinas, de Zumárraga (Guipúzcoa), y dispararon más de diez tiros sobre el indefenso tendero.

Los indeseables que Otegi, el portavoz de Euskal Herritarrok, llama compañeros y patriotas, no dudaron en vaciar sus cargadores sobre su víctima inocente para asegurar su muerte de un modo definitivo.

En este caso el tendero era Manuel Indiano, que desde hacía poco tiempo había tenido el valor de presentarse como concejal del Partido Popular por el ayuntamiento de Zumárraga, y los asesinos eran nacionalistas vascos de esos que no aceptan las ideas de los demás. Simples fascistas.

Manuel era un hombre muy querido en Zumárraga, y todos -menos los de siempre- le consideraban una buena y agradable persona que no se metía con nadie. Todos coincidían en que era un hombre trabajador totalmente volcado en su negocio.

A Manuel le había costado mucho hacer la reforma del local y hacerlo funcionar, y esperaba que poco a poco conseguiría ir devolviendo los créditos bancarios en los que no le había quedado más remedio que meterse para completar la instalación de su negocio.

Pero los nacionalistas vascos de ETA no le permitieron que concluyese su proyecto, incluso hay gente que comenta que esperaron a que terminase las obras de la tienda y empezara a funcionar el negocio para cortar sus ilusiones del modo más dramático asesinándolo.

Así es el nacionalismo vasco de ETA y éstos son sus métodos.

Los nacionalistas vascos de ETA, curiosamente suelen hablar de democracia y de libertad, y sin embargo, desde hace decenas de años vienen utilizando de un modo sistemático la violencia para atemorizar al pueblo vasco.

Los nacionalistas vascos de ETA asesinan a las personas que se atreven a manifestar otro modo de pensar diferente al de ellos en el más puro estilo fascista.

Los nacionalistas vascos de ETA provocan con su violencia que los vascos no se atrevan a hablar.

Encarnación se ha quedado sola... Aunque la verdad es que los asesinos han tenido la "delicadeza" de permitirle que conserve algo de su marido. Los asesinos han permitido que Encarnación conserve la vida de su hija que nacerá dentro de dos meses... sin padre.

¿Qué pensará esa niña del nacionalismo vasco cuando sea capaz de comprender lo que le sucedió a su padre? ¿Qué pensará esa niña de Sabino Arana y de su racista ideario político? ¿Qué pensará esa niña de la gentuza que asesinó a su padre?.

Con el cuerpo muerto de Manuel aún caliente, se celebró un pleno en el ayuntamiento de Zumárraga en el que todas las fuerzas políticas, excepto EH (el brazo político de ETA), condenaron el asesinato, y después de la condena, los miserables de EH trataron de leer un comunicado en el que seguramente justificarían de algún modo el asesinato realizado por "sus patriotas compañeros", pero los vecinos de Zumárraga, llenos de indignación, tal y como puede verse en la fotografía de la izquierda, les increparon impidiéndoles que se explayasen con su habitual cinismo.

La verdad es que esa actitud chulesca del tal Joseba me recordó perfectamente a algunos oscuros y patéticos personajes las peliculas de cine negro americano, cuando en sus recorridos mafiosos por los comercios del barrio, alardeaban ante los pobres tenderos en la seguridad del terror que su violencia producía.

Esta es la lamentable e insostenible realidad del País Vasco: Fascismo, asesinatos, terror... y mafia, sobre todo mafia.

Durante el funeral de Manuel en Madrid, todos pudimos ver las dramáticas escenas de dolor de los padres del concejal asesinado. Estoy seguro que jamás entenderán qué motivos podría haber para que asesinasen a su hijo...

Curiosamente ningún nacionalista vasco acudió al funeral. Allí estuvo el féretro con el cuerpo muerto de Manuel, allí estuvo la familia, allí estuvieron los políticos de los partidos democráticos, allí estuvo el pueblo... Pero ni un solo nacionalista vasco acudió al funeral. No hubo nadie del Partido Nacionalista Vasco, no hubo nadie de Eusko Alkartasuna, y por supuesto no hubo nadie de Euskal Herritarrok (sólo hubiera faltado...). ¡Qué curioso!, no hubo nadie, y sin embargo ha habido alcaldes de estos mismos partidos nacionalistas que no han dudado en hacer homenajes al asesino de Miguel Ángel Blanco, ese cobarde asesino llamado Patxi Rementería que al parecer los nacionalistas consideraron un héroe porque murió víctima de la bomba que pensaba activar para asesinar indiscriminadamente a gente inocente. ¡Es la locura!

Los nacionalistas vascos de ETA quizá no se den cuenta, pero por cada asesinato que cometen, centenares de personas engendran un odio mortal contra la maldita idea que el fundador del Partido Nacionalista Vasco, Sabino Arana, metió en la cabeza de la gente con más debilidad mental de Euskadi. Sin lugar a dudas los nacionalistas vascos de ETA están generando con sus crímenes su propia destrucción y la de su pensamiento fascista. Quizá eso sea lo único bueno que puede quedar de tanta injusticia y de tanta sangre.

Tras la muerte del concejal Manuel Indiano, el alcalde de Urretxu, Peio González, en un extraño arrebato de dignidad, nos sorprendió a todos dimitiendo de su cargo como vicepresidente de Udalbiltza (asamblea de municipios vascos con mayoría nacionalista), que es una asociación excluyente creada por el tenebroso Pacto de Lizarra. Esta dimisión, según el propio alcalde de Urretxu, se ha debido a cuestiones éticas y morales, seguramente porque estaba harto de tanta ignominia y tanto desprecio por la vida humana y las libertades. Es muy probable que sus jefes nacionalistas de Eusko Alkartasuna le afeen su digno gesto, porque al parecer la dignidad es totalmente incompatible con el nacionalismo vasco.

Desde estas líneas agradezco el gesto de este alcalde y espero que, no tardando mucho, una buena parte de los nacionalistas hagan como él y cambien su nacionalismo excluyente por dignidad. La verdad es que la elección no debería ser tan difícil, aunque... claro, también está el miedo... ese humano miedo a morir por las bombas traidoras y las balas asesinas de sus primos de ETA... Indignidad o muerte... Difícil elección. Aunque por lo que se ve, la mayor parte de los nacionalistas vascos han decidido quedarse con su indigno, vil y despreciable nacionalismo, siempre esclavo de los mafiosos de ETA... Según ellos la esclavitud es mejor que la muerte; pues que se jodan y que sigan de esclavos, porque desde luego -para mí- vale más morir mil veces que estar acojonado toda una vida.