El día 26 de enero de 2001, los nacionalistas vascos de ETA cometieron su
primer asesinato del siglo veintiuno. El día 26 de enero los nacionalistas vascos de ETA
mataron a un cocinero llamado Ramón Díaz García. Lo mataron esos mismos asesinos con
los que el PNV y EA mantienen un pacto contra el resto de los vascos, lo mataron esos
mismos a los que una buena parte de la Iglesia Católica vasca apoya y protege, lo
mataron, en fin los "gudaris salvadores del pueblo vasco", esos
"gudaris" de mierda que consideran haber realizado un acto de heroísmo
asesinando a un cocinero con una bomba. Si los nacionalistas vascos no se avergüenzan de
la clase de basura de la que están hechos es porque no son humanos, a veces pienso que es
posible que de verdad sean, ya no de otra raza, sino de otra especie que nada tiene que
ver con la humana, de otra especie que ni siquiera tiene nada que ver con los animales
conocidos porque los animales no son tan hipócritas o tan cínicos o tan absurdamente
asesinos como los nacionalistas vascos.
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Para asesinar a
este pobre hombre, los nacionalistas vascos pusieron una bomba en su coche de casi cuatro
kilos de dinamita aunque sólo uno hubiera sido más que suficiente para matar a una
persona. Al parecer querían que Ramón no tuviese ninguna posibilidad de salir con vida
del atentado porque seguramente consideraban a este cocinero un hombre
"peligroso" que era necesario eliminar para conseguir construir mejor la patria
vasca. Probablemente los nacionalistas vascos de ETA le consideraban un hombre que
amenazaba al nacionalismo porque trabajaba como cocinero en la Comandancia de Marina de
San Sebastián o quizá porque no era vasco puro. Por cualquiera de estos motivos debieron
poner cuatro kilos de dinamita en vez de uno solo.La mañana del asesinato Ramón fue a desayunar al bar Etxarre, del
barrio de Loyola, y cuando después cogió su vehículo se produjo la explosión. La
explosión fue tan intensa que despidió a Ramón hacia arriba rompiendo el techo
del coche hasta que el cuerpo destrozado golpeó contra el segundo piso de una de las
viviendas y cayó de nuevo al suelo totalmente despedazado.
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El Ford Orion de Ramón también quedó totalmente destrozado, y como
consecuencia de la onda expansiva igualmente resultaron heridas de diversa consideración
otras cinco personas que en aquel momento transitaban por la zona.
El espectáculo al que los
nacionalistas vascos violentos nos tienen acostumbrados fue dantesco. Los restos humanos
estaban esparcidos en un radio de varios metros y la sangre lo salpicaba todo... Incluso
cuando la propia hija de Ramón llegó al lugar del atentado no se podía creer que aquel
coche fuese el de su familia ni que aquellos restos humanos dispersos por todas partes
fuesen los de su padre...
Pues sí, querida Aintzane,
todos esos restos humanos son los de tu padre... Desgraciadamente los abertzales han
asesinado a tu padre en nombre del nacionalismo vasco, en nombre de la patria vasca, en
nombre de la raza vasca... Y esta vez era tu padre.
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Ramón Díaz
García tenía 51 años y era natural de Salamanca pero que desde hace 40 años vivía en
el barrio de Loyola, de San Sebastián. Era un hombre simpático y muy querido por todos
los que le conocían, y siempre colaboraba de buen grado con sus vecinos cocinando en las
festividades y reuniones que se organizaban en el barrio.Asimismo era un incondicional de la Tamborrada de
San Sebastián a cuyo desfile siempre acudía, por supuesto, vestido con su uniforme de
cocinero.
Ramón era muy aficionado a la pelota
vasca y también era el cocinero del Club Deportivo Loiotarra, del que tiempo atrás fue
presidente. Estaba casado con una mujer vasca y tenía una hija de 24 años llamda
Aintzane y un hijo de 17 llamado Arkaitz. Según se comenta por el barrio, al parecer
Arkaitz estaba vínculado al mundo de ETA, a través de Haika (antes Jarrai), quienes le
captaron para su "violenta secta" en la localidad de Hernani.
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No sé lo que en estos momentos pensará Arkaitz, el hijo de Ramón. No
sé si se dará cuenta de que le han lavado el cerebro para introducirle en la SECTA
nacionalista vasca, no sé si se dará cuenta de que esos mismos que le convencieron de la
superioridad de la raza vasca y de la inexistente invasión de su pueblo por parte de
España, son los mismos que han despedazado a su propio padre...
No sé si algún día los
nacionalistas vascos se darán cuenta por fin de lo que su fundador Sabino
Arana hizo por ellos inventándose un país, una bandera y una raza llena de odio...
No sé si algún día se darán cuenta de que Sabino Arana, con sus absurdos inventos,
sólo está logrando -y quizá logre- la destrucción de un pueblo, de su propio pueblo.
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