El día 7 de agosto de
2000, cuatro asesinos de ETA llevaban un vehículo por Bilbao cargado de explosivos y
preparado como coche bomba para asesinar indiscriminadamente, pero tuvieron un fallo; el
coche con el que pretendían matar a Dios sabe cuantas personas inocentes les estalló
mientras le conducían y despedazó sus cuerpos.
En esta fotografía pueden verse los instantes siguientes a la explosión del vehículo.
Con toda seguridad los fascistas muertos pensaban que
al día siguiente verían con gran alegría en la televisión estas mismas imágenes de
destrucción, miembros despedazados, sangre y muerte, pero no de ellos sino de sus
víctimas inocentes... En fin, fue una pena para su nacionalismo vasco... Les salió el
tiro por la culata.Yo no voy a decir que me alegro de estas muertes pero tampoco voy a ser hipócrita y no me voy a dedicar a predicar sobre lo valioso de la vida humana. Efectivamente la vida humana es muy valiosa pero según mi modo de ver no lo es tanto la de los despreciables asesinos que únicamente viven para quitársela a los demás.
Uno de los muertos,
Patxi Rementería, fue uno de los colaboradores para asesinar de dos tiros en la cabeza al
concejal de Ermua (Vizcaya) Miguel Ángel Blanco Garrido, después de mantenerlo secuestrado durante
unas eternas y terroríficas horas. Este cobarde asesino no puso reparos en que se
disparase al concejal mientras lo tenían humillado, arrodillado y con las manos atadas a
la espalda.
Sin duda habrá quien llore la muerte de estos cobardes sanguinarios, pero que no le quepa ninguna duda a nadie que la inmensa mayoría de las personas, en su fuero interno se alegrarán infinitamente de que estos repugnantes y ya despedazados seres no podrán volver a asesinar a ningún inocente.
Patxi Rementería, Ekain Ruiz, Zigor Aranbarri y Urko Gerrikagoitia, dad recuerdos a nuestros muertos.
