DIARIO EL MUNDO (30 de enero de 2002)
Guevara califica de «estalinista»
al PNV tras ser expulsado por criticar a Arzalluz
El
histórico dirigente nacionalista alavés alertó en diciembre del año 2000
sobre el «fundamentalismo» del presidente del PNV - Arzalluz le compara con el
general Galindo
OSCAR
TORRES. JULIO ITURRI
VITORIA/BILBAO. El histórico
dirigente del PNV Emilio Guevara calificó ayer de «estalinista» el
procedimiento utilizado por el partido dirigido por Xabier Arzalluz para
expulsarlo de esta organización política. El ex diputado general de Alava y
uno de los negociadores nacionalistas del Estatuto de Gernika recibió el pasado
lunes su expulsión al considerar un tribunal interno del PNV como falta muy
grave un artículo crítico de Guevara con el discurso «fundamentalista»
defendido por Arzalluz tras el Pacto de Estella.
La sentencia emitida por el tribunal nacional del PNV argumenta que las opiniones vertidas por Guevara en el artículo publicado en el mes de diciembre de 2000 crean una «fractura social» dentro del PNV. Guevara, firme defensor del Estatuto de Gernika, reiteró ayer su convicción de que la apuesta soberanista de su partido fue un «grave error». Una equivocación porque «era equivocarse sobre la verdadera naturaleza de ETA y porque el pacto de Lizarra iba a provocar un régimen de enfrentamiento».
«Antes demócrata»
Emilio Guevara explicó la singularidad de este procedimiento interno de expulsión que se inició cuando un tribunal del PNV de Alava calificó de falta menos grave las críticas vertidas en el citado artículo de opinión publicado por el diario Deia. Una calificación que llevaba aparejada una reprensión pero, en ningún caso, la expulsión del dirigente alavés.
Emilio Guevara recalcó ayer que «antes que nacionalista soy demócrata y ahora hay unos problemas suprapolíticos que son los que hay que enfrentar». La expulsión del histórico dirigente nacionalista de Alava, hermano de otros dos ex cargos públicos del PNV que también han abandonado en los últimos años sus responsabilidades políticas, resaltó que, tras leer la sentencia interna, habría podido asegurarse su continuidad si hubiera estado callado o pedido perdón.
Sin embargo, el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, consideró ayer normal que su partido haya terminado expulsando a un miembro Emilio Guevara que llamaba públicamente por escrito a la «rebelión» en el partido lo que ya «es bastante grave», precisó en lugar de plantear sus discrepancias en los órganos internos y dijo que el ex dirigente alavés «no ha nacido para estar en una organización en la que haya disciplina, sino para estar en la suya propia».
No obstante, Arzalluz matizó que la expulsión de Guevara ha sido el resultado de un expediente disciplinario tramitado por los tribunales internos del partido tras la denuncia de un grupo de militantes y que en este proceso, así como en la decisión final, «yo no tengo arte ni parte». También el portavoz del partido, Joseba Egibar, negó que tenga nada que ver con este proceso de expulsión y lo enmarcó en una decisión «pura y llanamente disciplinaria» y no porque Guevara discrepara de la estrategia del PNV.
Galindo, de ejemplo
Arzalluz consideró que «los servicios prestados» por Guevara al partido «no le quitan gravedad a lo que ha hecho». Y puso el ejemplo del general Rodríguez Galindo, del que dijo que algunos piensan que «los servicios prestados a España» deberían eximirle de la responsabilidad en los «delitos tan graves» de tortura y asesinato por los que fue condenado.
El presidente nacionalista relató que «hubo una serie de denuncias» desde distintas juntas municipales por los textos que publicó Guevara, quien «ha tenido ocasión de defenderse» y, finalmente, el tribunal interno del PNV «ha considerado, con los estatutos en la mano, que este hombre no puede estar dentro de este partido y lo ha expulsado». Al tiempo, explicó que dispone de tres meses para recurrir esta decisión.
El dirigente nacionalista también recordó que hace años, Guevara ya entregó el carnet del partido «por un despecho» y, «al cabo del tiempo se arrepintió y volvió» para «tomar unas posturas, sobre las cuales podríamos hablar muchos, pero son particulares».