DIARIO EL CORREO DIGITAL (10 de octubre de 2002)
Los
empresarios vascos rechazan el plan soberanista de Ibarretxe
Los empresarios subrayan tras reunirse con el lehendakari
que la «prioridad» es acabar con ETA Creen «difícil» mantener el nivel de
bienestar económico en un clima de «inestabilidad» y «confrontación»
LOURDES
PÉREZ/VITORIA
Juan José Ibarretxe sufrió
anoche un serio revés en la búsqueda de apoyos para su proyecto de un pacto de
libre asociación entre Euskadi y España. Confebask, la organización que
representa al conjunto de los empresarios vascos, rompió el silencio que había
mantenido en las dos últimas semanas tras entrevistarse durante casi cuatro
horas con el lehendakari. Y lo hizo para alertar de los riesgos que entraña, a
su juicio, una iniciativa anunciada «desde la unilateralidad y el sometimiento
a un plazo», que puede «ahondar la crispación y la división» política e
institucional ya existentes con los nocivos efectos que eso provocaría en la
economía vasca. Y lo que es más: Confebask advierte que si se obliga a la
ciudadanía a tener que optar «por un determinado modelo de país», eso podría
desembocar «en la fractura y el enfrentamiento social».
A pesar de haber enviado al encuentro a una amplia delegación, fue su
presidente, Román Knörr, el encargado de dar lectura en solitario a un
comunicado de conclusiones de cuatro folios. Con expresión seria y tono
solemne, Knörr señaló cómo «la grave crisis político-institucional» que
soporta Euskadi y sus consecuencias sobre el empresariado obligan a la
organización a realizar pronunciamientos como el de ayer, producto, remarcó,
de «un reflexión muy meditada, profunda e internamente compartida». En línea
con las advertencias que viene lanzando periódicamente, la patronal vasca dibujó
un escenario muy lúgubre, marcado por la «degradación» de la vida política,
la «asintonía de esfuerzos» para combatir la violencia y el progresivo «alejamiento»
entre comunidades.
Los empresarios redondearon su diagnóstico recordando que ETA sigue amenazándoles
a ellos y a otros sectores de la sociedad y denunciando «la incertidumbre» que
genera el «permanente cuestionamiento del marco jurídico», tanto por su «dilatado
incumplimiento» como por los intentos de «desbordarlo». En este contexto tan
«complejo y difícil», Confebask asegura que acabar con la violencia debe ser
la «prioridad colectiva» porque es el problema más grave del país y rechaza
que este objetivo pueda «condicionar o alentar» los proyectos políticos, el
marco jurídico o el modelo de sociedad.
«Confrontación»
Con estos mimbres, Knörr ofreció una valoración del plan del lehendakari
que fue más allá de los efectos que pueda acarrear sólo para los empresarios.
Tras avisar del peligro de quiebra social, el responsable de Confebask subrayó
que ha sido precisamente la cohesión de la sociedad lo que ha permitido
apuntalar el bienestar pese al lastre del terrorismo. Y vaticinan que esos
niveles de actividad resultarían difíciles de mantener en un «escenario de
confrontación» y ante las «nuevas incertidumbres» que ha abierto el
lehendakari.
En su declaración, los empresarios vascos remarcan la importancia de la «estabilidad»
alcanzada con el pacto estatutario -al que no cita- y auguran que una situación
de división y cuestionamiento de la legalidad puede «acabar afectando» a las
decisiones de inversión, ubicación y compra y a los mercados de los productos
vascos dentro de la comunidad autónoma y fuera de ella. Aquí, Knörr deslizó
una crítica implícita al Gobierno central al reclamar la transferencia de las
competencias pendientes, antes de exigir a ambas administraciones y al conjunto
de los partidos que rompan su «incomunicación». La 'receta' de Confebask para
lograr la paz pasa también por el respeto a la legalidad y la búsqueda de
amplios consensos que conjuren el peligro de enfrentamiento social.