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Llevo un tiempo obsesionado por el Plan Ibarreche.

Pero no consigo aclararme: no acabo de ver lo que pretende.

Le oigo hablar de una amplia Euskalerria, independiente de España y los etarras dicen que ese mismo es su Plan.

Después escucho que eso no es bueno para la economía y la paz del País Vasco y dicen los nacionalistas que el Plan no promueve la Independencia, sino que trata sólo de mejorar el Estatuto y la convivencia. O sea, que el Plan es muy versátil y, por lo que se ve, vale para satisfacer a todos.

El viernes pasado estaba yo con estas cavilaciones y escuché cómo Atucha, con cajas destempladas y gritos de orate, mandaba callar a un parlamentario popular y lo echaba del Parlamento. Y todo porque al popular le habían calificado de heredero del franquismo y él al contrincante de heredero de la ETA. Un empate, como la semana anterior, pero esta vez expulsando fulminantemente a uno de los jugadores (al menos faltoso).

No me explico cómo no son más numerosos los vascos que vean con nitidez la diferencia de trato. Los políticos socialistas y populares son insultados, injuriados, amenazados de muerte y el Gobierno Nacionalista no hace nada. Hasta tienen que ir al Parlamento o al kiosco con guardaespaldas, mientras que los abertzales se pasean chulescamente por todas partes. Y cuando los constitucionalistas intentan defenderse de las injurias y calumnias mediante la palabra, son expulsados violentamente como alimañas.....¡Vaya una justicia y un espíritu de diálogo!.

Me acosté con estos quebraderos de cabeza y dormí mal. Tuve algún sueño extravagante y, al despertarme, recordé uno especialmente absurdo:

Soñé que, por fin, Euskalerria era independiente. Una Euskalerria un poco raquítica (Vizcaya y Guipúzcoa ), pero, al fin y al cabo, autónoma y soberana. Los abertzales de todo tipo vivían bien, ocupaban todos los puestos y no dependían de Madrid. Ya estaban satisfechos, sobre todo por no ser españoles y no depender de la odiada capital de España.

Sin embargo, cerca de la mitad, los no nacionalistas, se sentían como si fueran apestados, un tanto despreciados y añoraban otros tiempos.

En sueños, me paseé por algunas calles de Bilbao, San Sebastián y otras ciudades y observé muchas paredes pintarrajeadas. Abundaba una inscripción que decía “T.R.E.S.” ( Talde para la reunificación de la España Solidaria). También se veían pintadas muchas ikurriñas, con rostros de políticos nacionalistas, a modo de escudos, en el centro de la bandera,  enmarcados en una diana y con un punto rojo en la frente de todos ellos.

De vez en cuando, por la radio en mis sueños, oía la triste noticia de un tiro en la nunca a un antiguo batasuno, una bomba lapa que hacía saltar por los aires a un conocido político nacionalista y su familia, etc., etc.

Un periódico de tirada nacional reflejaba en primera página un anónimo recibido, firmado por T.R.E.S.(Talde para la reunificación de la España Solidaria), en que los criminales se reconocían autores de los atentados, afirmando: “ Como antes hacía la ETA, nosotros, basándonos en el mismo principio del derecho de los pueblos a decidir su destino, no cejaremos en nuestro empeño de ajusticiar a los nacionalistas, hasta conseguir nuevamente la reincorporación de estas queridas tierras a la Madre Patria España”.   

Seguía, incómodo, revolviéndome en la cama, y me vi en sueños zapeando la caja tonta. Todos los programas eran basura y me paré en uno cualquiera. A los pocos minutos se interrumpió la programación para dar una noticia de largo alcance: “ El T.R.E.S. ha hecho explotar una potente bomba en el museo Guggenheim. Ante la gran confusión, todavía no tenemos más detalles, sólo se sabe que los destrozos son cuantiosos y que habrá muchas víctimas, posiblemente decenas. Lo que sí se ha confirmado es que pueden haber muerto muchos niños de una ikastola, que hacían una visita cultural al museo”.

Me desperté sobresaltado y comprobé que todo había sido una mala pesadilla.

Y también me di cuenta de que todos somos iguales y que, al paso que vamos, sueños como el relatado pueden convertirse en dolorosa y triste realidad.

Saludos a todos.

Asperilla. 

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