Foro Hombre-pronto-libre 200305042005

Perdona el retraso. Es que no me esperaba una intervención interesándose por mis puntos de vista sobre el patriotismo español. Hasta ahora y en este foro de Angelberto, nadie se había interesado nunca por mis puntos de vista sobre ninguno de los más de quince temas que he ido tocando. Imagínate lo agradable que para un viejo como yo - harto de recabar la atención de hijos, jóvenes amigos y nietos, con éxito nulo - ha resultado tu inesperada intervención. Quiero decir que de puro inesperada ... ni me molestaba en mirar si acaso tenía algún "replicante" en la web de Angelberto. Y la última vez que visité esta web me entretuve con Angelberto en un asunto sobre la Iglesia y los obispos vascos, como podrás ver un poco más abajo, si quieres. Así que me olvidé totalmente del "tema Llamazares", ya que ese individuo me aburre soberanamente, y pensé que Angelberto se bastaba y sobraba para defender su "sano desprecio" hacia ese pájaro, como así creo que ha sido.( Hay otro joven al retortero, un tal Albert, que sin duda está contra la Monarquía y a favor de la bandera tricolor, Llamazares etc. etc. Pero incluso tan notable antipatriota como éste, me parece que ha empezado a razonar muy bien ultimamente, mucho mejor que cuando empezó... Y de aquí deduzco que pronto se curará él solito sin necesidad de que viejo alguno como yo empiece a "corregirle" y a sacarle de quicio). Así que me dirigiré a tí en exclusiva Robb, que de puro integrado y maduro ... hasta me preocupa que seas tan racional y adaptado; como una especie de "nieto ideal". Sabes a que me refiero: que en la sabiduria popular está que el joven debe tener bastante de rupturista, iconoclasta y crítico. Lo contrario suele diputarse por anomalía patológica. Claro que también puede ocurrir que tengas algún abuelo extraordinario, que te haya querido o enseñado tanto que venga a resultar que en tí "esos sarampiones" de la juvenil contestación, la impertinencia sistemática, la soberbia y demás síntomas ... hayan remitido tras breve aparición. Y ahora fíjate bien en lo que voy a decirte: que la cosa merece punto y aparte.

Es el caso, Robb, te sorprenda o no, que hacia el final del párrafo anterior te he metido "una berza" de tamaño considerable. (Aquí en el Pais Vasco llamamos "berzas" a los engaños, mentiras o falacias de intención manipuladora; no sé si el término o la acepción esta se utilizará en tu tierra). Lo he hecho con intención retórica, porque así verás ahora con el desmentido que viene, por si te hiciera falta, que yo no jugaba limpio. Tomátelo como un test. Si no has reaccionado mandándome a paseo cuando dije aquello de que los jóvenes soleis padecer de brotes patológicos que cursan tras breve crisis y que los mayores llamamos "maduración"... entonces, y sólo entonces, debes preocuparte por el correcto funcionamiento de tu mente. Discútelo con tu abuelo si quieres, pero me parece que la reacción correcta, con sus gotas de genio, mejor podía haber sido de este otro tipo: " ¡Mira el vejete éste! Como todos ellos ¡ que pronto se viene con moralinas e intereses de clase! (de la clase de los viejos, claro está). Así que los jóvenes pecamos de tonterias y cegueras incurables...Y eso hasta que la luz de la experiencia nos ponga de nuevo en el sendero del buen proceder y la sabia prudencia. Estamos aviados. O sea, que lo nuestro es lo patológico ... ¿qué hay de lo de ellos?".

Cuando yo era un joven como tú, ví una película de Alfred Hitchcock que se me quedó grabada. En la película, ni la bella Ingrid Bergman, ni el apuesto Gregory Peck disfrutaron de papeles o diálogos de los que dejan huella indeleble: salvaron sus personajes de forma profesional, pero sin posibilidad de lucimiento. La película se llamó "Recuerda", el tema era sobre Freud y el Psicoanálisis. Todos los honores de Hollywood, fueron para Salvador Dalí, autor de los surrealistas decorados, para la excelente música de Miklos Rosza, y para un actor secundario que se llevó el Oscar del año. Representaba éste el papel de un viejo psicoanalista cargado de honores, symposiums y reconocimientos. La joven pareja ponía su aciago destino en sus manos pretendiendo que estaban recien casados. ( En realidad Peck hace de loco con amnesia, falsa identidad, complejo de culpabilidad, y esquizofrenia incipiente: Está hecho unos zorros y, encima, le persigue la Policía por asesinato. Ingrid Bergman es su incondicional y enamorada doctora psicoanalista, y está tan guapa que el espectador no duda un momento: " Peck está de suerte. Con una doctora así, el espectador piensa que uno puede curarse de cualquier cosa, y la cuestión es si realmente hace falta el Psicoanálisis ese"). Pero el espectáculo debe continuar y el viejo doctor les acoge en su casa, opone reparos a un tratamiento psicoanalítico contrareloj - rechaza de plano la posibilidad de una curación de Peck en el corto espacio de tiempo que presumiblemente les va a dejar tranquilos la policía - les advierte de que no se ha tragado el cuento de la luna de miel ni por un momento, e insiste en que Peck se entregue inmediatamente a la Policia. Pero finalmente accede al tratamiento del peligroso loco que se ha traído Ingrid, persuadido por el amor y la juventud de la pareja. Así que la curación se desarrolla en un par de días, y poco después tenemos un final feliz. Todos los clichés de Hollywood habían acudido a la cita.( Pero lo que me llamó la atención es que poco antes del beso final, el viejo doctor dice a la joven pareja algo así. "Toda la culpa de los males que afligen a la Humanidad la tenemos las personas mayores, los viejos. Perdemos el gusto por la vida, nos volvemos egocéntricos, amargados y pesimistas. Siempre estamos hablando de lo mal que va yendo todo ultimamente, y del caos que se avecina tan pronto como nos muramos. Pero vosotros, joven pareja, sois la vida. Entre vosotros no hay fobias, instintos de agresión, estados psicóticos ni nada de nada. Así que ya sabes - se dirige aquí a Ingrid quien pocos años antes fué su ayudante, 'la mejor que ha tenido nunca' - ponme aquel buen desayuno de las mañanas, el cafe cargado que tu sabes un par de veces al día ... y la casa es tuya. Del resto me ocupo yo con un abrelatas".

Muchas veces me he acordado yo de aquel viejo y bondadoso doctor a lo largo de mi vida. Por ejemplo leyendo la vida de Sócrates en Platón, el Fausto de Goethe, el Quijote de Cervantes... ¿Puedo olvidarme de los magníficos y contradictorios viejos de Shakespeare? Polonio, Shylock, el rey Lear, Brabancio ... Todos los viejos de la buena Literatura, estos de Shakespeare y aquellos otros que he citado antes, tienen mucho en común con el viejo y sabio doctor de "Recuerda". Se puede aprender de ellos si son bien intencionados. Aun así hay que tener cuidado, porque pese a su apariencia de sabiduría encarnada, no siempre aciertan. Se equivocan como cualquier otro hombre, aunque tiendan a pretender lo contrario, y por esto parezcan siempre algo pelmas. En otro extremo tenemos, por ejemplo, a los obispos vascos: Estos viejos hace tiempo que perdieron la honradez; y así tenemos que se equivocan siempre. Lo mismo que los ortodoxos de Milosevic, los Ayatholas de Irán, los turbantes sin barba que tratan de meter el hocico ahora en Irak ( ¡ pobre gente ésta de Irak! ), o los turbantes con barba que proliferaban en Afganistán y repartian " burkas". Te prevengo así frente a tu propio y confiado pensamiento, cuando me dices "me gusta conocer opiniones sobre esto de gente que ha vivido más tiempo y por lo tanto tiene más experiencia". ¿Eres sincero? Bueno, yo ya te he prevenido. Ahora iré al grano, y tú verás lo que haces con mi opinión

Título: Re: EL ÍDOLO DE LLAMAZARES	Fecha: 04/05/03
Autor: Hombre-pronto-libre	Hora: 20,05