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Título: ADMIRO TU CULTURA | Fecha: 01/06/03 |
Autor: Iñaki | Hora: 12,22 |
Y tu la mia?
El euskera en los
siglos altomedievales
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Roldán Jimeno Aranguren |
Durante los siglos altomedievales Vasconia se muestra heterogénea en lo político y en lo eclesiástico, aunque partía de un mismo sedimento cultural, para cuyo análisis carecemos de fuentes propias fidedignas, como ya lo recordó J.M. Lacarra, viéndonos en la necesidad de tener que acudir a fuentes narrativas escritas por gentes foráneas, nula o escasamente conocedoras de la cultura, concretamente de la lengua, y de la vida en el interior del país. Un pueblo de bárbaro
lenguaje A mediados de la siguiente centuria aquella realidad social de los navarri se refería también a su universo lingüístico, como lo reflejan los dos duces Navarrorum que comparecieron ante Carlos el Calvo y que representarían a pamploneses y gascones de análoga base socio-lingüística. La acepción francesa [terra] Navarra acabó como indicador del espacio político pamplonés, pasando el corónimo hacia finales del siglo XI al territorio controlado por la monarquía y los obispos de Pamplona, donde hacia 1162 y bajo Sancho el Sabio se adoptaría como denominación definitiva del reino. El carácter étnico-social y lingüístico de los habitantes de la vieja Iruñea bautizaría a su vez a la ciudad de la Navarrería, cuando ésta tuvo que diferenciarse del nuevo burgo de San Cernin a finales del siglo XI y luego de la población de San Nicolás. Durante los siglos XII y XIII navarro equivalía a euskaldún. Lo hemos visto en Aimeric Picaud, pero la equivalencia se observa también en una concordia sobre bustalizas, en la que los jefes de los pastores de ganado son llamados en lingua navarrorum, Unamaizter et Buruzagi (1167). Durante esta época el gentilicio navarro entrañaba también connotaciones lingüísticas en textos de aforamiento de villas, algo que tendría su equivalente siglos después en el Fuero General, donde navarro y vascongado aparecerán como términos equivalentes ("Dice navarro gaizes berme; dice bascongado erret bide"). Esa misma concordancia debía subyacer en la mentalidad de algunos pobladores de la Ribera en el siglo XIII, cuando los de Peralta decían que García Elihart y Sancia Zuria -de indicadores personales eminentemente vascongados- venían de Navarra. De la misma manera, Tudela envió mensajeros a Teobaldo I, citándolos como los homes que fueron a Navarra. Desde los "scriptoria" monásticos y regios también consideraban al euskera rusticum vocabulum (1045), lingua vulgalis (1051) o vulgare eloquium. En aquellos receptáculos de la cultura latina se desarrollaban los saberes de la cultura cristiana europeo-occidental. Por su parte, el elemento poblacional más numeroso vivía en su universo monolingüe vasco. Así lo vio el cronista musulmán, Al-Himyari, que en su descripción de la campaña de Abd al-Rahmán III contra Banbaluna (924), dibujaba un paisaje de altas montañas y valles profundos, donde habitaban gentes pobres y subalimentadas. La mayoría de ellos hablaba vasco (bashkunis), lo que les hacía incomprensibles. En aquel siglo X emergía con fuerza el romance, heredero del latín y localizado en la zona suroccidental del reino, los cursos bajos del Ega, Arga y Aragón, y en una estrecha franja desde Cáseda hasta el entorno legerense. Esta nueva lengua fue ganando terreno a la lengua indígena hasta el siglo XIII, cuando todavía eran vascohablantes las localidades de la Valdorba hasta Carcastillo, Murillo el Fruto y Ujué. Conviviendo con la
lengua de las elites En los siglos altomedievales los focos del saber de la Europa occidental estaban circunscritos a los centros monásticos. En los cenobios de Vasconia asistimos a un aparente monolingüismo latino, convertido en bilingüismo latino-romance a partir del siglo X, aunque este panorama en modo alguno significase un desconocimiento de la lengua de la tierra que los albergaba. El mismo entorno legerense, cuna del romance navarro, muestra, a través de su documentación del siglo XII, el conocimiento de la lingua navarrorum, de cuya presencia no pueden sustraerse siquiera en voces y frases intercaladas en el texto de algunos documentos. Dos centurias atrás se escribieron en el monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja) unas frases al margen de un libro de predicación (izioqui dugu; guec ajutu ez dugu). Estas glosas, de las que se han ofrecido diferentes versiones, reflejan la existencia de una comunidad de miembros vascohablantes en este centro monástico de la órbita pamplonesa que vieron la necesidad de acompañar el texto latino del códice con su correspondiente versión romance.
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te dire como broche que una constitucion democratica se hace para echar a los fascistas no con ellos.
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