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Título: INTERESANTE Fecha: 30/09/02
Autor: José Antonio C Hora: 10,01

 

Estimado Angelberto, te envío este artículo para que si lo ves conveniente 
sea publicado en tu página, bien en el foro bien en otro lugar para que 
tenga la repercusión que yo creo se merece, sin otro particular recibe un 
afectuoso saludo,

José Antonio


29/9/2002 20:46
PAIS VASCO / DIARIO DE UN «ERTZAINA»
SUEGRO, ETA QUIERE MATARME

Los «ertzainas» nunca se habían visto tan presionados. Algaradas callejeras, 
cierres de sedes de Batasuna, amenazas de muerte y la sensación de que su 
Gobierno les ha abandonado... En la semana en que Ibarretxe ha planteado la 
cosoberanía del País Vasco, CRONICA publica el diario de Mikel, un policía 
vasco de familia nacionalista. Es el relato de la angustia con la que ha 
vivido el último mes

Te vamos a matar, sabemos tu número profesional y caéras, tarde o temprano». 
La amenaza retumba en el interior de mi cerebro y veo las caras de las 
decenas de simpatizantes y dirigentes de Batasuna frente a sus sedes en 
Donostia, Bilbao y Vitoria.Un compañero que ha participado en el desalojo de 
la sede en la calle Astarloa de Bilbao la repite mientras pliega su mono y 
echamos un pitillo. Esta vez me he librado de un marrón que ayer, mientras 
veía los telediarios de la noche, daba por supuesto que me iba a caer. 
Policías nacionales y guardias civiles entraban en las sedes de Batasuna en 
Navarra pero aquí nadie adelantó ninguna orden especial.

«Entraréis a las cuatro de la tarde», me avisó un compañero de vacaciones en 
Levante unas horas antes de incorporarme a mi turno.Él, tumbado al sol a un 
millar de kilómetros, sabía lo que nos esperaba mientras veía Antena 3 
Televisión. Repaso mentalmente la jornada ahora, unos minutos antes de que 
sea medianoche, y, después de hablar con compañeros que sí han participado 
en varios operativos, se me hace imposible contener la rabia.

En Bilbao, un grupo de compañeros y dos furgonetas de la Brigada Móvil han 
asumido limpiar dos sedes de Batasuna a pecho descubierto.Les estaban 
esperando y ellos, acompañados de una secretaria judicial presa de un ataque 
de nervios, se han metido en la boca del lobo con lo puesto. El desalojo es 
perfecto pese a los mordiscos, los insultos y las amenazas. Las imágenes de 
Otegi y Juanita Goirizelaia no reflejan la chulería de su comportamiento, su 
pose insultante enarbolando su condición de parlamentarios mientras mis 
compañeros arrastran, incluso sobre los cristales rotos de la entrada 
blindada de la sede, a los batasunos que impiden el desalojo. Sabemos que 
ellos, sus abogados y sus cómplices tienen acceso a los números 
profesionales de los agentes que han intervenido en el cierre de sus sedes. 
El cerco contra nosotros se hace cada día aún más pequeño.

«TRANQUILO, AITA»

Domingo 8 de septiembre. ¿A dónde iremos el próximo fin de semana? ¿Qué 
haremos? La situación se está volviendo insoportable en Euskadi. Hoy es uno 
de esos días en los que crees que no puedes más. Iker, mi hijo de siete 
años, nos ha dado el OK antes de salir de casa. «Aita, ama, no hay nada», 
nos anuncia cuando esta mañana salimos de casa para pasar junto a mis 
suegros un día festivo en el pueblo.

Iker ha asimilado ya las reglas básicas de autoprotección que se inician con 
el examen visual, a través de una mirilla panorámica, del rellano de la 
escalera. Bajamos a la calle pero yo me adelanto primero mientras él espera 
junto a María, mi mujer, a que les haga una seña. Un grito u otro gesto 
significará que deben subir a casa sin mirar atrás y no salir de ella. 
Luego, he vuelto a mirar discretamente en los bajos de mi coche y he dado 
una vuelta por el barrio con unos cuantos volantazos y acelerones.

Cuando les he recogido y he visto la cara de mi hijo me he dado cuenta de 
que estamos educando a los niños en el terror. Iker sabe que no debe coger 
nada distinto a la carta de la BBK (la Caja de Ahorros de Bilbao y Bizkaia). 
Con mis suegros hemos evitado hablar de política. Mi suegro sigue pensando 
que el Athletic no gana la Liga porque juegan vascos y eso Aznar no lo puede 
consentir. Mañana volveré al tajo y la cosa está caliente. En Donostia, los 
batasunos han hecho una marcha y he visto nuestras furgonetas escoltándolos 
aunque estaba prohibida. Me siento vendido por esta cuadrilla de hijos de 
puta que un día nos mandan jugarnósla en las sedes y otro se saltan sus 
propias prohibiciones para sacar rendimiento político.

LA MULTITUD

Sábado 14 de septiembre. No puedo más. Menos de 200 tíos ante una multitud 
de 30.000 o 40.000 manifestantes. A las cinco y poco, los ertzainas que 
integrábamos el primer cordón nos mirábamos sin hablar y no nos lo creíamos. 
Nuestros cabos tampoco sabían qué íbamos a hacer. Todas las órdenes estaban 
condicionadas pero estaba convencido de que sólo en un caso remoto se 
decidiría impedirla. Los jefes, sentados en el búnker de la comisaría de 
Deusto, ven la bronca por la tele con las imágenes de los helicópteros.

Miro hacia atrás y veo que, recorriendo sólo unos pasos, puedo apoyar mi 
espalda contra un pared para defenderme allí. He quitado el seguro de la 
pistola y a esperar a que nos digan que les dejemos pasar porque si con 
1.000 en Donostia se decidió permitirla, aquí no cabía otra cosa.

Durante la espera, surge un rumor. Treinta y cinco furgonetas con 
antidisturbios de la Policía Nacional se encuentran preparadas para 
intervenir si no lo hacemos nosotros. Garzón no se fía o alguien quiere 
poner nervioso a la cúpula de mando que encabeza Mikel Legarda desde la 
comisaría de Deusto. Tres o cuatro compañeros comentan que ellos no van a 
cargar si se impide la manifa. Estamos en tal situación de inferioridad que 
resulta un milagro que no nos pasen por encima cuando se ha decidido 
disolver la marcha y un cabo habilitado como suboficial que está al mando 
nos ha dicho que adelante. Acojonan. ¿Dónde están nuestros jefes? Miras 
hacia adelante y ves una multitud. A los lados, nada: cuatro panchitos. El 
PNV nos utiliza ahora de parapeto.

Ahora, dos horas después de colgar el buzo recuerdo cómo era la Ertzaintza 
en la que entré hace 17 años. «Mi hijo el ertzaina», se enorgullecía mi aita 
cuando salí de Arkaute y fue destinado a Tráfico. Entonces, llevábamos una 
gran caja de herramientas para arreglar cualquier coche que sufría una 
avería y los ciudadanos nos veían como ángeles de la guardia. Les quitábamos 
el pan a los mecánicos y a las grúas pero políticamente interesaba dar una 
imagen distinta de una Ertzaintza que tenía poco de policía integral. Hasta 
multar estaba mal visto y los carnés de batzoki se colocaban en la carpeta 
de la documentación del vehículo para evitar ser sancionados. «Entre vascos 
no nos hacemos putadas», te repetían.

DESCUBIERTOS

Jueves 19 de septiembre. La cagamos. Jone Goirizelaia o Juanita la 
bailarina, que tanto da, ha sacado esta mañana de su cartera el documento 
que recoge las comunicaciones de la Ertzaintza.Un documento de acceso 
restringido al que sólo se llega desde algunas claves policiales. En ese 
papel están incluidos los números profesionales de quienes estuvimos en la 
manifestación de Bilbao.

Es el salvoconducto para aquel que ha entregado a Batasuna el documento 
traicionando a casi 200 compañeros para intentar garantizarse su seguridad. 
ETA puede conocer a través de él nuestras identidades y un estremecimiento 
recorre mi cuerpo desde la nuca hasta el talón de Aquiles. Se lo cuento a 
María y la conversación de hoy me recuerda a la que tuvimos hace un año.

Entonces, la Consejería de Interior decidió que cada Jefe de servicio 
entregara a sus ertzainas un sobre en el que se detallaba si ETA tenía datos 
tuyos. Mi nombre apareció en dos listas incautadas a sendos comandos de 
terroristas. Aquel día, en una comida familiar en la que se volvieron a 
repetir los tópicos nacionalistas que exculpan a Batasuna y crean una 
Arcadia feliz, yo saqué mi carta y se la enseñé a mi suegro. «ETA recopila 
datos para matarme», le dije. No hubo más palabras sobre el tema.

La entrega de aquella carta estuvo directamente relacionada con el 
agravamiento de mis problemas de estrés. En una ocasión, me llegué a sentir 
sin aire, ahogado pero sin saber a ciencia cierta qué me pasaba. Aquello, 
además, empeoró los problemas de convivencia.Si la sociedad vasca está rota, 
la Ertzaintza sufre una tremenda fractura. Algunos compañeros son 
irreductibles, con posiciones muy duras en defensa de los batasunos y en 
contra de nuestras actuaciones contra ellos. Su obcecación va más allá. Son 
capaces de considerar un accidente la muerte de un compañero en un atentado 
aunque su sangre les haya salpicado el uniforme.

Es patético cómo ha reaccionado ELA tras las manifestaciones y el cierre de 
las sedes de Batasuna. Yo, como casi todos los que ingresamos en los años 80 
en la academia, me afilié antes de conseguir ser ertzaina. «Si te afilias a 
ELA, sales seguro», te sugerían dentro y sanseacabó. Elorrieta se pone del 
lado de los manifestantes y Josu Jon Imaz pide perdón a quienes fueron a la 
marcha de Bilbao de «buena fe». A nosotros, que aguantamos el tipo delante 
de una multitud y obedeciendo órdenes, que nos jodan.

EL ATENTADO

Miércoles 24 de septiembre. «Gora ETA, GC jo ta bertan hil», escribieron en 
una frase lacerante para acabar con un cabo de la Guardia Civil en Leitza. 
«Guardia Civil, toma y muere aquí», y le explotaron una bomba asesina como 
la que colocaron también a dos compañeros en el parque de Etxebarria. La 
detonación se escuchó por todo Bilbao. Aquel atentado fue igual. Una pareja 
coloca la pancarta. Ella llama por teléfono haciéndose pasar por una vecina 
y desde la central se envía a los que, casualmente, estaban más cerca. Sólo 
su profesionalidad y un milagro evitó la tragedia.

Comento el atentado con los compañeros y con un guardia civil.No lo 
entiendo. Contra los terroristas hay que minimizar riesgos y no tenía 
sentido que se acercaran hasta la pancarta cuatro policías. He visto a su 
viuda en la tele y me he acordado de las víctimas. De su tono moderado y 
casi regalando el perdón a los asesinos de su marido, de su padre La muerte 
del cabo Beiro me sobrecoge cuando sólo habían pasado unas horas del coche 
bomba de Basurto. Qué pena que sólo fueran dos terroristas cuando en un Ford 
Fiesta caben cinco.

Dos hijos de puta menos que ya habían intentado asesinarnos con las 
furgonetas colocadas ante la patrulla que presta servicio en el barrio de la 
Palanca y, días más tarde, en Ziérbana. Fallaron dos y a la tercera les ha 
reventado a ellos. Han perdido nivel y cometen los errores que cometían en 
los 70 y en los 80. ¿Tolerancia? Sé que mi vida esta en juego pero quien de 
verdad me preocupa es mi familia. Ellos no saben si mañana volveré.

Diario transcrito por Josean Izarra

Efectivos: 7.350 agentes. Presupuesto: 66 millones de euros. Sueldo: 2.050 
euros mensuales. Terrorismo: 13 asesinados desde 1985.Sindicatos: ERNE y 
SIPE.


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