KAMA SUTRA
Mallanaga Vatsyayana
MUJERES
CASADAS
EL
COMPORTAMIENTO DE UNA MUJER CUANDO ES ESPOSA
UNICA
Cuando
es consorte única, la esposa tiene que secundar a su marido, fiarse de él en
la intimidad, como
si
fuera un dios(1). A gusto se eche a las espaldas las labores de la familia. Se
ocupe de que la casa esté
bien,
adornada con flores en rincones inmaculados, cuide de que el suelo esté liso y
que le resulte a uno
agradable
verlo; realice las ofrendas tres veces al día y honre el templo doméstico.
Pues no es distinta
de
ésta la morada que atrapa el corazón de los dueños de casa, dice Gonardiya.
Sea
tan respetuosa como conviene con los familiares ancianos, con la servidumbre que
obedece, con
las
hermanas del esposo y con sus maridos.
En
lugares muy cuidados plante canteros de verduras y hortalizas, unas cañas de azúcar
y matas de
comino,
mostaza, perejil, hinojo y tamala. Cultive rosales, amalaka, distintas clases de
jazmines; nuez
moscada,
amaranto amarillo, tagara, nandyavarta, malvavisco y otras plantas; tenga
arriates con muchas
flores
de valaka y usiraka, y deliciosos céspedes en su jardín arbolado, y en el
centro cave un pozo, un
estanque
o un lago.
No
debe mantener relaciones con monjas mendicantes de ninguna clase, ni con mujeres
libertinas,
prestidigitadoras,
adivinas, o que practican hechizos con raíces(2).
Cuando
oye fuera las pisadas del esposo que vuelve, esté en el centro de la casa
dispuesta y le pregunte
por
lo que tiene que hacer. Pida a la criada que se retire y ella misma lávele los
pies. Cuando se
queden
solos, nunca esté sin arreglar. Si él gasta mucho o con gente indigna, se lo
haga notar en privado.
Si
va a un convite, a una boda, a un sacrificio, o se reúne con las amigas o
visita un templo, lo haga
con
su permiso; y en todas las diversiones se comporte adaptándose a él.
Se
acueste después que él, se levante antes, y no le despierte mientras duerme.
Cuide bien de la
cocina,
que resplandezca. Si está triste, porque el esposo se ha comportado mal, no
exagere al reprochárselo.
Puede
echárselo en cara con ironía, cuando está con los amigos o solo. Además, no
ejerza la
magia
con las raíces, pues nada suscita mayor desconfianza, explica Gonardiya. Evite
expresiones mal
sonantes
y miradas de reojo; no le hable mirando a otra parte, ni se pare en el umbral ni
lo busque con
la
mirada; no se pare a hablar en los jardines ni se quede mucho en lugares
solitarios. Esté atenta con el
sudor,
con los dientes sin limpiar y con los malos olores: son motivo de desafecto.
Buenas
joyas, muchas flores y cosméticos, un vestido resplandeciente de distintos
colores: es el tocado
para
los encuentros de amor. Sin embargo, para estar en casa, conviene un vestido de
seda muy fina,
mórbido
y corto, pocos collares, perfume, no muchos afeites y flores blancas o de
colores.
Si
el esposo realiza un voto o un ayuno, lo siga por propia iniciativa; y, si se lo
impide, se oponga
insistiendo
que en esas circunstancias no es justo que la detenga.
Compre
a buen precio, al menos a precio justo, cosas para la casa -de arcilla, mimbre,
madera, cuero
o
metal. Además tenga en casa, escondidas, provisiones de sal y de aceite y de
todo lo que se consigue
con
dificultad: sustancias perfumadas, vasijas de especias y medicinas.
Recoja
la simiente, y a su debido tiempo plante todo tipo de plantas: rábano, aluka,
acelgas, artemisa,
amrataka,
pepino, coloquíntida, berenjena, distintas clases de calabazas, surana,
sukanasa,
svayamgupta,
tilaparnika, agnimantha, cebollas y cosas parecidas.
No
hable con extraños del dinero de casa, no cuente los proyectos de su esposo;
procure superar a
las
mujeres de su clase en habilidad, elegancia, experta en cocina, en sensatez y en
comportamiento
servicial.
Tras
calcular los ingresos anuales, controle los gastos. Sea capaz de sacar
mantequilla de la leche de
vaca
que ha sobrado en la comida, y de hacer lo mismo con el aceite y la melaza; de
hilar el algodón y
tejerlo;
de atar cabos para llevar pesos, cuerdas, cordeles y rafia; de atender la
molienda y la monda;
de
utilizar el agua en la que se ha hervido el arroz, su espuma, el cascabillo, los
granos, el polvo de
arroz
y el carbón. Esté en condiciones de valorar el salario y los medios para
mantener a la servidumbre,
de
cuidar los campos y de criar animales, de preparar un carro, de atender a los
carneros, gallos,
perdices,
cornejas, cucos, pavos reales, monos y ciervos; y, por último, de armonizar las
entradas y
salidas
diarias.
Recoja
los vestidos gastados y más modestos del esposo -de color o blancos- y se los
regale a los
criados
trabajadores, se los dé a personas que lo estiman o encuentre otro destino.
Coloque cántaros
de
aguardiente y de asava(3) y regule su uso; se ocupe de la adquisición, venta,
ganancia y gastos.
Estime
adecuadamente a los amigos de su esposo, ofreciéndoles coronas, ungüento y
betel. Esté al
servicio
de la suegra y del suegro, a los que se someterá; no les contradiga, ni sea
demasiado locuaz ni
impetuosa,
ni se ría en voz alta. Con los amigos y adversarios de éstos se comporte como
si fueran
suyos.
Se
muestre moderada en las comidas y amable con el séquito de su esposo. No regale
nada a nadie
sin
haber informado antes. Limite la servidumbre a sus obligaciones y se lo
agradezca en las fiestas. Así
se comporta una mujer cuando es esposa única.
CONDUCTA
DURANTE LOS VIAJES DEL MARIDO
Cuando
el esposo está de viaje, la mujer sólo debe ponerse adornos de buen augurio,
dedicarse a
ayunos
para que los dioses sean propicios, buscar noticias sobre él y ocuparse de la
casa.
Duerma
muy cerca de sus suegros. Realice todo con su aprobación y procure reparar las
cosas que le
gustan
a su esposo. En las actividades diarias y ocasionales gaste como de costumbre, y
procure
acabar
las obras empezadas por él.
No
debe ir de visita a casa de sus familiares, si no es por una desgracia o una
fiesta. E, incluso en este
caso,
esté bajo la tutela del séquito de su esposo, no se entretenga mucho y no
renuncie a los vestidos
de
la separación.
Realice
ayunos aprobados por los suegros. Con su permiso, recurriendo a criados honestos
y sometidos
a
sus órdenes, aumente su patrimonio con adquisiciones y ventas y reduzca en la
medida de sus
posibilidades
los gastos.
Cuando
vuelva el esposo a casa, al principio se muestre con los mismos vestidos
modestos que tenía, y
cumpla
con las devociones para con los dioses, a los que ofrecerá dones. Es la
conducta de una mujer
durante
los viajes del marido.
Valgan
dos estrofas sobre el particular:
Tenga
un comportamiento virtuoso la mujer consorte única que quiere el bien de su
hombre, ya sea de
buena
familia, vuelta a casar o cortesana.
Las
mujeres que viven en la virtud cumplen la Ley Sagrada, lo útil y el Amor,
consiguen una buena posición y un esposo sin mujeres rivales.
COMO
SE DEBE COMPORTAR LA ESPOSA MAS ANCIANA CON LAS
OTRAS
MUJERES
Un
hombre casado contrae otras nupcias por la poquedad o el mal carácter de su
primera esposa, o
en
cuanto ésta le resulta desagradable, porque no le da hijos, o una hija tras
otra, o simplemente porque
es
un inconstante.
Una
esposa evite estas situaciones desde el principio, mostrando fidelidad, buen carácter
y habilidad.
Pero,
si no puede tener hijos, pídale que tome otra esposa.
Cuando
ésta le va a sustituir, recurra a lo que está en sus manos para que consiga
una posición superior
a
la suya; una vez dentro, la trate como a una hermana menor. Procure que se
prepare muy bien
para
la noche, y de forma tal que también se entere su marido. No haga caso si, por
ser la favorita, se
le
muestra hostil o arrogante; y no se preocupe, si es negligente con el esposo. Si
piensa que puede
hacer
algo, se lo enseñe de buena gana; y, cuando sabe que el marido escucha, aunque
a escondidas,
destaque
sus extraordinarias cualidades.
Sea
imparcial con los hijos de la otra, y extremadamente comprensiva con sus
siervos. Se muestre
afectuosa
con sus amigos; no dedique muchas atenciones a sus familiares, pero sea muy
atenta con los
de
ella.
En
caso de que la sustituyan varias esposas, se alíe con la más próxima en edad.
Instigue a que la
privilegiada
por el esposo discuta con la favorita anterior, provocándola; luego sienta
compasión de ella.
Coaligada
con las otras, pero, sin comprometerse, procure desacreditar a la nueva
benjamina. Sin
embargo,
cuando ésta discuta con el esposo, la apoye poniéndose de su parte, y la
consuele; y mientras
tanto
fomente la discusión o, si se da cuenta de que la pelea es banal, se encargue
de atizarla. Pero, si
percibe
que todavía el esposo tiene muchas atenciones con la rival, haga un esfuerzo
para que se
reconcilien. Compórtese así la esposa más anciana.
COMO
DEBE ACTUAR LA MAS JOVEN
La
esposa más joven, por el contrario, considere a la mujer rival como a su madre.
A sus espaldas no
regale
nada ni siquiera a sus familiares; todo lo que le concierne lo realice bajo su
tutela, y, para dormir
con
el esposo, pida su consentimiento. No cuente a los demás lo que ella le ha
dicho; tenga más atenciones
con
los hijos de ella que con los suyos.
En
la intimidad está obligada a prodigarse con el esposo. Si le duele que otras
mujeres la humillen, no
lo
cuente; se esfuerce por conquistar la atención especial y secreta del marido.
Debe manifestar que
está
bien atendida, pero sin decirlo a los cuatro vientos por presunción o por pasión.
Pues, efectivamente,
una
mujer que no guarda los secretos consigue que su esposo la desprecie; por temor
de la
mujer
más anciana, debe aspirar a reconocimientos ocultos; así explica Gonardiya.
Si
la esposa más anciana ha caído en desgracia con el marido, y sin hijos, sienta
compasión por ella y
procure
que el esposo sienta lo mismo. Sin embargo, cuando ya le haya suplantado, se
comporte como
consorte única. Así se debe comportar la esposa más joven.
LA
VIUDA QUE SE HA VUELTO A CASAR
Una
viuda que, al sufrir por la debilidad de los sentidos, encuentra de nuevo un
compañero amante de
los
placeres y con grandes cualidades es una viuda que se ha vuelto a casar(4). Sin
embargo, si se aleja
también
de éste, pues le encuentra escaso de cualidades, puede buscar otro hombre; es
la opinión de
los
discípulos de Babhravya. Quizás todavía puede encontrar a otro, si quiere ser
feliz. Gonardiya opina
que
la felicidad resulta completa cuando se encuentran juntos cualidades y placeres;
en relación con el
[hombre
sin cualidades] hay una diferencia. Vatsyayana dice que uno debe actuar como le
dicta el
corazón.
Esta
mujer, con los familiares, procure conseguir de su compañero beneficios que
exijan gastos: fiestas,
[visitas
a] jardines, regalos, favores a los amigos y cosas parecidas. O procure con sus
bienes enjoyarle
tanto
a él como a sí misma. En los regalos de amor no tiene que haber límite. Si
abandona su casa por
propia
iniciativa, devuelva todo lo que el hombre le haya regalado, excepto los regalos
de amor; si, por
el
contrario, la echa de casa, se quede con todo.
Tome
posesión de la casa del compañero como si fuese la dueña. Con las esposas de
buena familia
compórtese
con delicadeza; se muestre siempre educada con la servidumbre, y alegre y
respetuosa con
los
amigos. Despliegue habilidad en las artes y una cultura superior a la media; si
surgen motivos de
enfrentamiento,
se lo reproche ella misma al compañero. En la intimidad debe entretenerle con
las
sesenta
y cuatro artes eróticas.
Sea
servicial, por propia iniciativa, con las otras esposas; haga regalos a los
hijos y les colme de
atenciones
como a soberanos. Se ocupe de adornos y vestidos; con la servidumbre y con los
amigos
sea
muy generosa. Y por último sienta pasión por las reuniones, fiestas,
diversiones en los jardines y con
ocasión de las procesiones. Así debe actuar la viuda que se vuelve a casar.
LA
ESPOSA CAIDA EN DESGRACIA
La
esposa caída en desgracia y afligida por la rivalidad con otras mujeres debe
apoyarse en la que
ocupa
la posición más elevada, por decirlo de algún modo, en la prestación de
servicios a su esposo.
Muestre
con ostentación el conocimiento de las artes; al ser una mujer marginada, no
valen los secretos.
Haga
funciones de nodriza con los hijos del marido. Se gane la simpatía de los
amigos y se comporte
de
tal manera que ellos hablan de su fidelidad. Preceda a todos en los actos de
culto, en los votos
y
en los ayunos; sea atenta con la servidumbre y no se sienta muy importante. En
la cama, accediendo
al
esposo, le convenza de su amor. No le reproche nada ni se muestre esquiva; si
hay un enfrentamiento
con
alguna otra, intente llevarla de nuevo a una actitud afectuosa. Si él ama a una
mujer en secreto,
procure
que se produzca esa unión y la mantenga oculta; y lo haga de tal forma que el
esposo comprenda
lo fiel y sincera que es. Así debe actuar la esposa caída en desgracia.
LA
VIDA EN EL HAREM
Se
puede deducir de los apartados anteriores cómo se tienen que comportar las
mujeres de un harem.
Sus
asistentes y sus damas de compañía lleven al soberano guirnaldas, ungüentos y
vestidos, presentándolos
como
un obsequio de parte de las reinas. El rey lo acepte y, a cambio, les envíe lo
que ha sobrado
de
un sacrificio(5). Por la tarde, elegantemente vestido, visite a todas las
esposas del harem juntas,
suntuosamente
engalanadas. Según el momento y los méritos les asigne una función y les
recompense
con
manifestaciones de respeto, y mantenga charlas entretenidas. Después visite a
las viudas que se han
vuelto
a casar; luego a las cortesanas que viven en el harem y a las actrices. Estas
mujeres están en
habitaciones,
según el orden de rango ya expuesto.
Cuando
el rey se levanta por la tarde de la siesta, las damas de compañía, acompañadas
de las criadas
de
cada señora, le tienen que anunciar a qué esposa le corresponde el turno, quién
se ha descuidado
con
él y quién está en periodo fecundo; le entreguen anillos y ungüentos que
ellas han enviado, y le
indiquen
el siguiente turno y los días fértiles. Entonces el soberano, tras aceptar lo
que le han enviado,
establezca
a quién toca.
Durante
las fiestas se las atiende adecuadamente y participan en los festines, y también
en los conciertos
y
en las exhibiciones. Las que habitan en el harem no deben salir, y el que vive
fuera no puede tener
acceso,
excepto las mujeres a las que se considere irreprochables; de esta forma no se
perturban las
actividades. Ésta es la vida en el harem.
LAS
RELACIONES DE UN HOMBRE CON MUCHAS ESPOSAS
Unas
estrofas sobre el particular:
Un
hombre que tiene muchas esposas debe ser imparcial; no les falte nunca al
respeto ni tolere doblez
alguna.
De
ninguna revele a las otras
ni
el juego del amor,
ni
un defecto físico, ni un reproche hecho en confianza.
No
deje nunca vía suelta a las mujeres,
cuando
el motivo sea una esposa rival;
si
una la critica por este motivo,
debe
echarle a ella todas las culpas.
Adulará
a las mujeres de esta forma: a una, inspirándole confianza total; a otra, con
atenciones muy
evidentes,
y, a una tercera, con grandes manifestaciones de estima.
Las
complazca de una en una con paseos por los jardines, delicias, regalos, honrando
a sus familiares,
y
con favores secretos de amor.
Una
joven que sabe aguantar y vive según las enseñanzas del tratado somete al
esposo y domina a las
esposas rivales.
Notas
mujeres casadas
1.
El esposo es el dios de las mujeres. Este capítulo está en sintonía con las
normas reservadas a las
mujeres
en los textos legislativos, y, en realidad, según la concepción brahmánica de
la mujer fiel.
2.
Los hechizos realizados con la manipulación de raíces tienen como fin someter
totalmente al destinatario.
3.
Cfr., nota I, 29.
4.
Las segundas nupcias no se pueden santificar con el rito y, en realidad, se
fundan en la simple convivencia.
5.
Excelente obsequio, pues lo que sobra de las ofrendas a una divinidad después
del rito se considera
cargado
de poderes sobrenaturales.
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