Movilizaciones por el cobarde asesinato del Tte. Coronel Pedro Antonio Blanco

Nuevamente ETA ha vuelto a asesinar, y de nuevo el pueblo ha querido mostrarse en contra de la barbarie de ese grupo de integristas asesinos que sistemáticamente  impiden la libertad. Todos los españoles (salvo miserables excepciones) salieron a la calle el día 23 de enero de 2000 para lanzar un grito de paz, pero también para exigir a los políticos la firmeza necesaria que ponga punto final al terrorismo de ETA.

Todo el pueblo (la izquierda y la derecha) se manifestó por el vil asesinato de un militar, lo que sin duda indica que el pueblo español sabe perfectamente quiénes son sus enemigos y quiénes sus amigos. Desde que hace veinticinco años empezó la democracia en España, todos aquí nos consideramos libres salvo por la continua amenaza de ese racismo integrista de ETA, la organización asesina que se ha erigido como cruel adalid del nacionalismo vasco.

Lo más triste es que la libertad de que gozamos en España también tiene sus defectos, y uno de ellos es conceder sin distinciones esa misma libertad a las personas que son partidarias de utilizar el asesinato y la extorsión mafiosa como medio de expresión política. Tanta es la libertad que hay en España que incluso tenemos un partido político que se distingue por acoger en sus filas a asesinos convictos para sentarlos en los parlamentos como diputados, y que de ese modo se puedan reír a gusto de sus víctimas y de las familias de sus víctimas. Igualmente, cada poco tiempo oímos en las noticias que concejales o diputados de ese mismo partido son detenidos por dedicarse a guardar las armas y los explosivos de ETA, o mientras se encargaban de preparar un atentado terrorista. Ese partido es Herri Batasuna, que por motivos electorales hace unos meses se disfrazó y ahora aparece como Euskal Herritarrok.

Muy curioso es también que los otros dos partidos nacionalistas vascos (PNV y EA) hayan hecho un pacto con Euskal Herritarrok y que lo sigan manteniendo después de este asesinato. Todo parece indicar que ha habido un claro acercamiento, pero no un acercamiento a la paz, sino a la guerra pura y dura. A esa guerra de la sangre y las explosiones. A esa la guerra de los tiros y las bombas. A esa guerra de la extorsión y el miedo. A esa guerra del terror y la miseria...

Todos los partidos políticos españoles estuvieron representados en la gran manifestación de Madrid del día 23 de enero de 2000 para rechazar el terrorismo de ETA (más de un millón de personas). Sólo faltaron representantes de los partidos cuyos líderes salen en la foto superior sonriendo y dándose la mano (Otegui-EH, Arzallus-PNV y Garaicoechea-EA). Es de destacar que Garaicoechea tuvo la valentía de retirarse de la política poco antes de que ETA declarase el fin de la tregua. Yo personalmente creo que los tres sabían perfectamente lo que iba a ocurrir, y él no quiso continuar en esa repugnante carrera hacia la locura.

Desgraciadamente para los pocos integristas que van quedando en España, sus filas van perdiendo adeptos y, además, la despreciable actitud con que siempre nos "obsequian" a los demócratas, sin duda también nos fortalece para continuar luchando contra su violencia.