El día 31 de mayo de 1974, cinco etarras: Juan Labordeta Vergara "Lezo", José Manuel Pagoaga Gallastegui "Peixoto", José Antonio Garmendia Artola "Dumpe", Félix Eguía Jaureguizábal y Francisco Javier Aya Zulaica "Trepa", perpetraron un atraco a mano armada en la Compañía Auxiliar de Ferrocarriles de Beasain (Guipúzcoa), de donde se llevarón catorce millones de pesetas de la nómina de los trabajadores. La información para realizar el atraco la recibieron de otro etarra que trabajaba en la Compañía llamado Ángel Apalategui Ayerbe. (Este tipo de acciones sin duda indican que ETA siempre ha carecido del apoyo del pueblo vasco ya que, para subsistir, siempre se ha visto obligada a robar el dinero de los sueldos de los trabajadores vascos, o a atracar bancos, o a extorsionar empresarios, porque prácticamente nadie les ha apoyado nunca económicamente de un modo voluntario).

Tras el atraco se inició un rastreo de los nacionalistas de ETA y cuando fueron descubiertos por una pareja de la Guardia Civil huyeron abandonaron el botín y varias armas automáticas. Posteriormente fue localizado uno de ellos (Labordeta) y detenido sin ofrecer resistencia.

Dos días después del atraco, en la madrugada del domingo día 2, una patrulla de la Guardia Civil, entre quienes se encontraba el guardia Manuel Pérez Vázquez, pidieron la documentación a tres jóvenes, y mientras dos de ellos se la mostraban, el otro realizó un disparo sobre Manuel que resultó muerto en el acto. El asesino era el informador etarra Ángel Apalategui y huyó amparándose en la oscuridad.

El guardia civil Manuel Pérez Vázquez era un gallego nacido en San Roque de Retuerta (Lugo) y murió a los treinta y tres años de edad víctima del despreciable nacionalismo vasco inventado por su nefasto fundador Sabino Arana.