25 de septiembre de 2006 (Angelberto)

Tres delincuentes de ETA irrumpen armados en un acto proterrorista y dan un discurso

El domingo, día 24, unos centenares de gentuza violenta y fascista, celebraron en un monte de Oyarzun (Guipúzcoa) lo que ellos llaman "día del soldado vasco", o "gudari eguna", con una clara intención de atribuir a los delincuentes de ETA el estatus de ejército de un trozo de territorio español del que pretenden apropiarse, a cuyo territorio últimamente les ha dado por llamar Euskal Herria.

Cuando esos retrasados mentales, que usan la bandera del fascista Sabino Arana hasta para ponerla de mantel en casa, estaban vociferando a favor de ETA, aparecieron tres encapuchados que habían venido entre la gente y que el día anterior habían escondido las armas en un bosque próximo, y escenificaron lo que realmente significa el nacionalismo vasco, con discurso y tiros incluido.

Los fascistas en cuestión (o marxistas, que para el caso es lo mismo), con su bien elegido "look" de atracadores de bancos, antes de liarse a tiros al aire, le dejaron a Zapatero el siguiente mensaje:

"Euskadi Ta Askatasuna quiere hacer llegar su saludo más estrecho a todos los luchadores que os habéis reunido en este acto. El Gudari Eguna no es para nosotros una fecha para mirar atrás. Al contrario, con el ejemplo de los compañeros de lucha en la memoria y aprendiendo sobre el camino recorrido, este día tiene que servir para afianzar la lucha de hoy y mañana, tiene que servir para fortalecer el compromiso personal por la libertad de Euskal Herria. La lucha no es el pasado, sino el presente y el futuro.

Continuar, sin desistir, en la lucha por el camino ejemplar de los gudaris, nos llevará a ser un Pueblo libre. Hacer frente firmemente a la opresión que vive Euskal Herria es un trabajo imprescindible para garantizar la supervivencia de nuestro pueblo.

En este camino abrupto nadie nos va a regalar nada, la oportunidad de conseguir la libertad de Euskal Herria está en el corazón y en las manos de cada uno. Construiremos la independencia de Euskal Herria con nuestros actos diarios. Ese es precisamente el mensaje que ETA quiere haceros llegar hoy: Confirmamos el compromiso de seguir luchando firmemente, con las armas en la mano, hasta conseguir la independencia y el socialismo en Euskal Herria. ¡Tenemos la sangra preparada para darla por ella! ¡Lo conseguiremos!

Viva los luchadores vascos! ¡Viva Euskal Herria libre! Viva Euskal Herria socialista! ¡Sin descanso hasta conseguir la independencia y el socialismo!"

Como puede comprobarse, la estulticia de estos individuos sólo es comparable con sus descerebradas ansias de asesinar. Estos anormales no acaban de darse cuenta que sólo son una puta mierda con cuatro armas viejas y unos kilos de explosivos, que cada vez van perdiendo más apoyos de entre los pocos vascos que les respaldaban.

A nadie nos cabe ninguna duda que pueden seguir asesinando a inocentes de vez en cuando, y todos sabemos muy bien que no es nada difícil meter once mochilas bomba en un tren, en el metro o en varios autobuses y asesinar a doscientas personas de un golpe, pero eso es lo único que conseguirán. Matar a doscientos. Y si se esfuerzan mucho, quizá puedan matar a mil poniendo unas cuantas bombas en un estadio de fútbol cuando esté lleno de gente, o a tres mil... ¿Tres mil? ¿Tres mil? Pero si en treinta y seis años estos inútiles no han sido capaces de llegar al millar de asesinados -y eso que se han esforzado-, ¿a quién pretenden asustar? Sólo la carretera nos deja más de seis mil muertos al año, ¿acaso estos idiotas piensan que pueden acojonar a un país pegando siete tiros al aire y vociferando delirios pasados de moda?

Estos gilipollas y el puñado de payasos que sirvieron de espectadores a su patética puesta en escena, más propia de un país bananero y tercermundista que de esta moderna e integradora Europa, no acaban de darse cuenta que sólo son un grupo insignificante de trasnochados violentos sin el más mínimo futuro.

Pero a pesar de todo, esta gentuza ridícula todavía tiene aspiraciones a conseguir que las Vascongadas sean independientes de España (que nunca lo han sido), a base de pegar tiros en la nuca a viandantes despistados, a base de poner bombas que no saben a cuántos ni a quiénes van a matar y a base de lanzar proclamas al mejor estilo de los más patéticos revolucionarios hispanoamericanos. Aunque no es sólo eso lo que estos incapaces pretenden, estos idiotas también aspiran a que ese territorio del que se quieren apropiar sea exclusivamente socialista, del mismo modo que lo desearía Fidel Castro, los antiguos dirigentes soviéticos y todas esas dictaduras de izquierdas que todavía quedan en el mundo y que han demostrado ser infinitamente más violentas, más criminales y más asesinas con el pueblo que la peor de las dictaduras de derechas.

Y para reforzar a esos desgraciados de las capuchas, que no dejan de ser unos pringaos disfrazados de atracadores, los etarras que van de políticos azuzan a sus cachorros descerebrados para que quemen bancos, para que quemen coches, para que quemen centros oficiales, para que quemen autobuses, para que quemen contenedores de basura... Para que quemen, en fin, la tranquilidad y el buen vivir de los vascos.

La cuestión es que estos últimos diez días hemos estado sufriendo atentados a diario, que sin duda alguna los terroristas han pretendido que sirvan de advertencia a la sociedad en general, para que sepamos lo malos que pueden llegar a ser si no les damos lo que piden.

No sé a qué se deben todas estas manifestaciones de violencia, pero si todo esto está ocurriendo porque el Gobierno no les da las concesiones que pretenden, desde aquí aplaudo al Gobierno. Lo que no acabo de entender es por qué el Gobierno se ha metido en este berenjenal de negociaciones con terroristas, sabiendo como todos sabemos que el terrorista está en el nivel más bajo posible de moralidad, humanidad y sentido común del género humano.

El terrorista en general es la peor basura y la más despreciable inmundicia, y precisamente por eso jamás se debe negociar con él. Si el terrorista asesina, no hay que darle tregua, hay que perseguirle y hay que capturarle para meterle en la cárcel, sin hacerle jamás la más mínima concesión. Es verdad que un terrorista puede hacer mucho daño, pero en realidad siempre es más el ruido que las nueces. Ni uno ni cien terroristas podrá jamás vencer a un país como España y eso debe tenerlo muy claro el Gobierno. Podrán seguir asesinando, dentro de sus cada vez más reducidas posibilidades, pero es imposible que un grupo terrorista como ETA pueda llegar a algo más que un simple jaque. El jaque mate siempre lo dará España.

Mal que les pese...

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