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10 de marzo de 2008 (Angelberto)

Resultados de las Elecciones Generales del 9 de marzo de 2008

Resultados detallados de todos los partidos que han conseguido escaños en el Parlamento en estas elecciones, comparados con los resultados de las elecciones de 2004.

En mi opinión podemos ver todo lo relacionado con estas elecciones desde un punto de vista pesimista u optimista. Que cada cual elija el que prefiera.

El punto de vista pesimista podría resumirse de este modo:

1º.- De nuevo ha ganado Zapatero las elecciones. Si hace lo mismo que en la pasada legislatura, negociará con ETA, seguirá dividiendo a los españoles y perjudicará la economía.

2º.- Parece ser que los votos ganados por Zapatero proceden de los partidos más radicales, lo que podría significar que el PSOE se va a radicalizar.

Y el punto de vista optimista se resumiría así:

1º.- Zapatero, después de saberse ganador, ha dicho que rectificará los errores de la pasada legislatura y buscará el consenso con el principal partido de la oposición para las cuestiones de estado.

2º.- La distancia entre el PP y el PSOE se reduce, lo que significa que vamos hacia el equilibrio. En las pasadas elecciones la diferencia fue de cinco puntos porcentuales y en éstas ha sido de tres.

3º.- La mayor parte de los votos ha ido a los dos partidos más importantes, que se han llevado 323 escaños de los 350 que tiene el Parlamento, lo que significa que los 27 escaños restantes pasan a convertirse en algo residual, representante de una variedad de ideologías distintas, que entre todas ellas suman sólo un 10 % de la población española.

4º.- Izquierda Unida, único partido de extrema izquierda con representación parlamentaria, cae de 5 a 2 escaños.

5º.- El Partido Nacionalista Vasco cae de 7 a 6 escaños.

7º.- Esquerra Republicana de Cataluña cae de 8 a 3 escaños.

Mapa electoral por provincias. En rojo las del PSOE y en azul las del PP. En todas las provincias ha ganado uno de los dos partidos. Es el triunfo del bipartidismo.

8º.- Eusko Alkartasuna pierde el único diputado que tenía.

9º.- Unión Progreso y Democracia, el nuevo e interesante partido de Rosa Díez, consigue un escaño.

10º:- Por primera vez en la historia, en las tres provincias vascas pierden los nacionalistas gracias a los numerosos votos obtenidos por el Partido Socialista.

11º.- En Cataluña el Partido Socialista también gana a los nacionalistas catalanes.

Conclusión:

Yo me considero optimista y veo que los dos grandes partidos mantienen su electorado y reducen distancias, apreciándose en estos primeros momentos que los políticos parecen haber hecho propósito de enmienda y quieren evitar que lleguemos a los indeseables grados de enfrentamiento, crispación e insultos que hemos sufrido en la pasada legislatura por parte de ambos partidos. Y también podemos observar que los radicalismos nacionalistas y la extrema izquierda van perdiendo el apoyo de los ciudadanos, todo lo cual parece indicar que las cosas van mucho mejor de lo esperado para los demócratas.

Los políticos deben saber que lo que quiere la inmensa mayoría de la población es vivir bien y en paz, sin importarle especialmente quien gobierne. Lo verdaderamente importante es que los políticos dediquen su tiempo a solucionar todo aquello que de verdad nos preocupa, sin que gasten la más mínima energía en atacar al adversario político porque toda esa energía debe ser utilizada, única y exclusivamente, para mejorar la vida del pueblo.

A absolutamente nadie le importa si las mejoras que puedan lograrse para la sociedad las consigue uno u otro partido, lo verdaderamente importante es alcanzar esas mejoras para que todos salgamos beneficiados.

El sistema electoral

Y dejando aparte mi conclusión sobre las elecciones y sus futuras consecuencias, creo que no estaría de más plantearse un cambio en el sistema electoral para que de verdad se reflejase en el Parlamento el sentir de la nación.

Aunque ni Llamazares ni su partido son santos de mi devoción (odio esa ideología totalitaria y trasnochada), hay que reconocer que es profundamente injusto que un partido como Izquierda Unida, con un millón de votos, tenga sólo 2 escaños, mientras que a Convergencia y Unión, con poco más de setecientos mil, se le adjudiquen 10. Y de igual modo también me parece injusto que el sistema de circunscripciones por provincias siempre deje residuos de cientos de miles de votos que no se cuentan. Con esto se demuestra que hay españoles cuyo voto no vale absolutamente nada, que hay españoles cuyo voto vale por uno y que hay españoles cuyo voto vale por seis, lo cual parece injusto a todas luces.

Es muy probable que los expertos en sistemas electorales sonrían con condescendencia cuando comprueben mi ignorancia, viendo que me admiro al no entender por qué no se hacen las cosas de un modo aparentemente más lógico, y les entiendo porque tengo asumido que no sé absolutamente nada de estos temas. De todos modos cualquier mente sencilla y llana reconocería que lo más fácil y lo que más se acercaría a lo justo sería dividir el número de votos totales entre los escaños, y después adjudicar los escaños según los votos recibidos por cada partido político. De ese modo prácticamente no se perderían votos y la representación política en el Parlamento sería proporcional a la realidad de los votos emitidos. Y supongo que sería más justo aún si los escaños se dividiesen no entre el total de votos emitidos, sino entre el total del censo electoral, con el fin de que los escaños no elegidos por los que se hayan abstenido permanecieran tan vacíos como desean esos electores abstencionistas que, por supuesto, también deberían tener derecho a verse representados en el Parlamento.

Bueno, acabo y supongo que los políticos no nos harán demasiado caso a los que pensamos así, pero no estaría de más que esta semilla empezase a germinar. Sería de justicia que los votos de todos y cada uno de los españoles tuvieran el mismo valor, y también sería de justicia que los que no votan porque no creen en los políticos que se presentan, se vieran representados por los escaños vacíos.

En fin, salud y suerte en esta próxima legislatura. Y moderación, mucha moderación por el bien de todos.