Por fin hoy se ha reflejado en el Parlamento de Euskadi el verdadero sentir de la mayoría del pueblo vasco, que no es otro que los deseos de paz y verdadera democracia. Por fin hoy, después de décadas de caciquismo, las urnas han desalojado a los nacionalistas del poder.

Es bastante común en el resto de España creer que los vascos en general son como todos esos nacionalistas que se han hecho tristemente famosos a base de asesinar, de repartir dinero público entre el entorno de los asesinos y de manipular la historia y la geografía para engañar a los niños, pero lo cierto es que toda esa gentuza -reaccionaria y fascista- sólo ha representado a no más de una tercera parte del total de los vascos.

Ahora por fin se ha puesto de manifiesto que hay una importantísima cantidad de vascos que, amando a su tierra y sin renegar de ella, al mismo tiempo se niegan a convertirla en una especie de santuario de catetos de bandera y cornetín, que ven traidores y enemigos en cualquiera que no piense como Sabino Arana. 

Por fin hoy el pueblo vasco ha hablado por medio de los diputados que el propio pueblo ha elegido con sus votos, y el resultado ha sido revelador. Los 75 escaños del recientemente constituido Parlamento vasco se reparten entre 39 no nacionalistas y 36 nacionalistas, y por tanto el aspirante a Lehendakari por parte de los no nacionalistas, Patxi López, ha obtenido una holgada mayoría absoluta.

El resultado final de los votos ha sido de 39 a favor de Patxi López, 35 a favor de Juan José Ibarretxe y una abstención de la Izquierda Unida vasca que, aunque digan que no, son más nacionalistas vascos que la propia ETA y así lo han demostrado siempre. Y posiblemente este resultado tan pobre que han obtenido los nacionalistas es lo que ha provocado que Juan José Ibarretxe, el Lehendakari saliente, haya decidido abandonar la política.

Y ahora parece que lo único que le queda al PNV es eso que ha dicho Arzallus de que "hay que provocar una rebelión", y, efectivamente, todo apunta a que los nacionalistas no se van a resignar a perder el poder, independientemente de que sea el propio pueblo vasco quien haya decidido echarlos a la oposición.

A ver si ahora van a ser todos los nacionalistas -y no sólo ETA- los que le peguen las patadas al árbol...

Ay, estos nacionalistas vascos... Cuándo aprenderán a aceptar la democracia...