Era de esperar. Por supuesto era de esperar que el nacionalismo vasco, con mucha gentuza de ETA y del PNV a la cabeza, no iba a consentir que la democracia se saliese con la suya, y para evitarlo, al parecer algún hijo de puta fascista, bastante próximo al racista Sabino Arana, ha montado un complot para boicotear al nuevo Gobierno vasco.

Es indiscutible que uno de los principales centros de poder de cualquier gobierno es su ejército o su policía, y precisamente por eso los hijos de puta en cuestión le han echado el ojo a la Ertzaintza y se han ocupado de que algunos de sus mandos sean claramente adeptos al tenebroso mundo nacionalista vasco, para que desde sus puestos de poder puedan informar a sus amos (los gurús del nacionalismo vasco en general) de cualquier iniciativa del nuevo Gobierno no nacionalista, que pueda hacer algún daño a la ideología totalitaria de los que perdieron el poder, y que -casualmente- es la misma ideología totalitaria de los que asesinan en nombre del nacionalismo vasco.

Patxi López deberá estar muy prevenido porque después de que el PNV haya estado treinta años haciendo y deshaciendo a su antojo en lo que consideraba su cortijo particular, lo más probable es que hoy la mayor parte de los funcionarios que los nacionalistas hayan colocado a dedo en sus puestos, sean espías potenciales, los cuales, desde la sombra, es evidente que podrían hacer mucho daño al nuevo Gobierno.

Si este nuevo Gobierno -por fin demócrata- quiere hacer algo por el pueblo vasco, supongo que, antes de nada, debería llevar a cabo una buena y muy discreta investigación para detectar a los elementos más peligrosos -sin duda situados en puntos claves por el PNV-, con el fin de ponerlos bajo vigilancia, porque esa gentuza, desde sus despachos, puede llegar a hacer más daño a la democracia que la propia ETA.

Hay que tener en cuenta que, desde Sabino Arana, una de las consignas del nacionalismo vasco es "el fin justifica los medios", y esto lo dejó muy claro en su día Javier Arzallus, que fue durante décadas presidente del PNV, el cual estaba convencido de que "unos tenían que agitar el árbol (ETA), para que otros recogiesen las nueces (el resto de los nacionalistas)". Y esa forma fascista y criminal de ver las cosas es lo que ha provocado este primer escándalo que, sin duda alguna, no será el último, y desgraciadamente para todos el tiempo lo irá demostrando. El nacionalismo vasco, como toda ideología totalitaria que se precie, no se resignará a que el pueblo le haya desalojado del poder, y podemos estar seguros de que protagonizarán nuevos episodios de traiciones, espionajes y golpes bajos con tal de conseguir de nuevo el ansiado poder que tanto necesitan para imponer por la fuerza su ideología a los demás...

La noticia de este serio complot político-policial ha salido publicada en distintos medios de comunicación, y concretamente dice que al menos tres mandos superiores de la Ertzaintza (que habían sido colocados a dedo por el PNV), después de las elecciones reunieron a más de treinta subordinaros suyos, todos ellos afines al PNV, entre cuyos subordinados se contaban diez mandos intermedios. Pero la reunión de marras no era para ver de qué forma se podía luchar mejor contra ETA (que en la puta vida lo han hecho en condiciones), ni para mejorar la protección de los ciudadanos amenazados por las mafias que se están instalando en nuestras ciudades, qué va... La reunión de marras era para organizar una red de espías que sirviese para mantener informados a sus patrones nacionalistas de todas las iniciativas del nuevo Gobierno de Patxi López.

No es de extrañar que la Ertzaintza, desde su fundación, se haya distinguido de un modo muy especial por no detener prácticamente a ningún asesino de ETA, a pesar de que ese cuerpo policial lo sabe todo sobre la banda terrorista. No es de extrañar. Y no es de extrañar porque la verdad es que con mandos como éstos, tan tendenciosamente políticos, tan repugnantemente nacionalistas, tan de "árbol y nueces"... no se podía esperar otra cosa.

Que Patxi López tenga mucho cuidado porque esto de la Ertzaintza es sólo la punta del iceberg, ya que hay muchos más puestos importantes y muy sensibles en esa autonomía que sin duda están copados por gente del PNV. Además Patxi López puede estar seguro de que en los treinta años que el PNV ha ejercido el poder, es evidente que se ha ocupado muy bien de dejarlo todo "atado y bien atado"... Aunque no sé por qué me da la impresión de que los socialistas son más listos que nadie para desembarazarse de cualquier cosa que pueda dañarles...

Suerte.