El Tribunal Supremo ha ordenado la disolución de uno de los partidos políticos de ETA, concretamente de Acción Nacionalista Vasca (ANV), el cual desaparecerá de todos los ayuntamientos, así como también desaparecerá el grupo que este partido había formado en las Juntas Generales de Álava. Igualmente este Tribunal ha ordenado que se deje de pagar cualquier cantidad de dinero de las que hasta ahora se percibían por dicho partido y por los miembros integrados en él.

Poco a poco se va consiguiendo que la coherencia y la verdadera justicia triunfen en España. Ya quedan muy lejos las barbaridades que todos tuvimos que soportar en la anterior legislatura de Zapatero, cuando las más altas instancias del Estado no eran capaces de ver en el entorno terrorista nada digno de ser condenado. Todavía está en el recuerdo aquel Auto de Garzón en el que, tras una denuncia de Dignidad y Justicia, el juez dictaminaba que no había "el más mínimo indicio" de que ANV estuviese vinculada a Batasuna, cuando toda la sociedad tenía pleno convencimiento de que ANV era el nuevo partido de ETA gracias a las investigaciones de la Guardia Civil que se publicaron unos días antes de la decisión de este juez, y gracias a que todos pudimos ver que las listas de aquel partido estaban llenas de personas próximas a la organización terrorista.

No conviene que olvidemos todos aquellos gigantescos errores para que no tengamos que volver a repetir la historia.