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1 de septiembre de 2009 (Angelberto) |
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DOS errores judiciales DOS, dejan en libertad a una asesina potencial de ETA
Hay indiscutibles momentos de alegría como, por ejemplo, los que los demócratas hemos disfrutado tras las últimas detenciones de etarras en Francia. En primer lugar disfrutamos de las detenciones, pero posteriormente hemos seguido disfrutando cuando recibíamos con regocijo las noticias que iban llegando sobre los avances de la investigación, ya que la policía estaba descubriendo numerosos zulos, uno tras otro, hasta llegar nada más y nada menos que a la cifra de 14. Y lo mejor de todo es que esos zulos estaban llenos de explosivos, bombas, armas, interesante documentación y otros efectos necesarios para cometer delitos. Cuando se reciben esas noticias, todos los demócratas nos alegramos al comprobar el magnífico grado de colaboración que existe entre los Gobiernos español y francés, así como entre las policías de ambos países, pero también es cierto que a veces tenemos momentos malos, muy malos... En esta ocasión -como en tantas otras- los culpables de uno de esos malos momentos han sido los jueces (algunos jueces, no todos, por supuesto), cuya sucesión de tremendos errores ha acabado con la comisión de una verdadera injusticia. Y lo peor de todo es que esa injusticia puede dar lugar a algo tan terrible como la muerte de uno o varios inocentes. Resulta que Maite Aranalde Ijurco, una etarra del comando Donosti detenida en Francia, había sido reclamada por las autoridades judiciales españolas mediante una Orden Europea de Detención y Entrega por diversos delitos, entre los que había delitos de terrorismo ya que había puesto varias bombas durante el puente de la Constitución del año 2004.
El Tribunal de Apelación de París, que es el estamento judicial que se ha encargado en Francia de gestionar esta Orden Europea de Detención, realizó los trámites oportunos y procedió a extraditar a la etarra a España, pero cometió un terrible fallo ya que sólo envió las acusaciones por tenencia de explosivos, debido a que la documentación que acusaba a Maite Aranalde de delitos de terrorismo SE LES HABÍA PERDIDO. Primer y gravísimo error judicial. Al llegar la etarra a España sin la documentación que al parecer se necesitaba para acusarla formalmente de terrorismo, el juez Eloy Velasco, incluso sabiendo que esa documentación existía, incluso sabiendo que la etarra era una terrorista que había puesto varias bombas e incluso sabiendo que había grandes probabilidades de que se escapase para reintegrarse en la banda terrorista ETA, decidió PONERLA EN LIBERTAD a cambio de una ridícula cantidad de dinero como fianza. Segundo y gravísimo error judicial. Como era de prever, una vez puesta en libertad, a Maite Aranalde le faltó tiempo para huir, pasando olímpicamente de todas las prevenciones judiciales que, dicho sea de paso, eran sumamente infantiles ya que no se trataba de un simple delincuente sino de una terrorista de ETA que ni por lo más remoto se imaginaba que la iban a poner en la calle con tanta facilidad. Es probable que este juez esté perfectamente respaldado por alguna ley absurda, para que haya tomado la determinación de cometer semejante injusticia, y también es probable que, merced a esa ley absurda, duerma como un niño pequeño la noche del día que se entere de que Maite Aranalde Ijurco haya asesinado a alguien o haya colaborado en algún asesinato. Con estas leyes y con estas actitudes es evidente que se está pudriendo la democracia. No es posible que exista ninguna ley democrática que diga que haya que dejar en libertad a una terrorista como ésta, y si la hay, si realmente hay una ley así, es porque estamos cometiendo la terrible estupidez de construir un mundo al revés, un mundo en el que se libera a terroristas y se detiene a padres de familia por conducir después de haberse bebido dos putas cervezas. Mierda. Y ahora le toca a la Policía volver a arreglar lo que otros, por su incompetencia, han estropeado
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