Los privilegios carcelarios de E.T.A.
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29/01/02 Plante de los etarras
presos en Soto del Real para exigir celdas individuales Las pretensiones de los terroristas chocan
frontalmente con las normas carcelarias, que establecen que los reclusos
deben pernoctar siempre en habitaciones dobles, o lo que es lo mismo,
que deben compartir espacio con otro interno. «Buena parte de los más de 30 presos de
la banda terrorista gozan ya de este privilegio, con el lógico malestar
de los presos comunes y de la plantilla. Ahora mismo hay unos 10 que están
en celdas dobles por cuestiones de infraestructura», revela un grupo de
funcionarios de la prisión, que, por razones obvias, exige permanecer
en el anonimato. El hombre que dirige los plantes en Soto
del Real es el mismo que lideraba la banda terrorista hasta su caída en
1992: Francisco Mujika Garmendia. Pakito lleva con mano de hierro la voz
cantante de los presos etarras. Nada se mueve sin que él lo sepa. Y eso que algunos de los rostros más
famosos y sanguinarios de la banda también cumplen condena allí:
Santiago Arróspide Sarasola, Santi Potros, el hombre que ordenó el
atentado que costó la vida a 21 personas en Hipercor, en 1987; José
Luis Urrusolo Sistiaga, Joseba, con 16 asesinatos a sus espaldas; Kepa
Pikabea Ugalde e Iñaki Arakama Mendía. Sin olvidar al último
capturado del comando Madrid, Aitor García Aliaga, que cayó el 7 de
noviembre después de intentar asesinar con un coche bomba a Juan
Junquera. El primer plante se desató en noviembre
pasado: participaron prácticamente todos los etarras de Soto del Real,
repartidos entre los módulos 2, 3, 5, 6, 7 y 8. Y como todos los que se
han sucedido desde entonces a diario, fue pacífico: consiste, simple y
llanamente, en no salir de las celdas más que para desayunar, comer y
cenar. El resto del día incumplen la obligación de bajar al patio. «Van
a desayunar y luego se suben a la celda por cojones. A las 16.30 horas,
después de comer, tres cuartos de lo mismo: se niegan a ir al patio,
como hace el resto de los internos», apunta un funcionario. Recuento diario Los reclusos de Soto del Real desayunan de
8.30 a 9.00 horas, almuerzan de 13.00 a 14.00 y cenan a las 19.00. Entre
medias deben permanecer en el patio, en las zonas comunes o en los
centros de trabajo. «Lo peor de todo no es eso», abunda otro
funcionario, «sino que ahora también boicotean el recuento diario, que
tiene lugar a las 14.30 horas. También se manifiestan a la hora del
desayuno con pancartas en las que se puede leer: 'presos a Euskalherria'».
La situación se desbordó el pasado 11 de
enero a las 14.00 horas, cuando los presos se negaron a subir del
comedor a sus habitáculos para pasar el recuento. «Tenemos órdenes
del jefe [Pakito] de no movernos hasta que se solucione el tema de las
celdas individuales», aclaró un interno. «Al director de la cárcel, Feliciano
Crelgo, no le quedó más remedio que dejarlos abajo al ver que la cosa
se calentaba. El riesgo de que hubiera violencia si los subíamos por la
fuerza era evidente. Al final, se habló con Paco [Pakito] y las aguas
volvieron a su cauce, aunque al día siguiente ya estaban con el plante»,
relata un funcionario. Otro compañero, más crítico, sentencia:
«Eso mismo lo hace cualquier otro interno y lo metemos en la celda de
aislamiento en aplicación del artículo 72 del Reglamento
Penitenciario. Esta gentuza tiene bula; debe de ser que para ellos las
medidas cautelares no cuentan». Pakito mantiene la cohesión interna, pero
no del todo. Sus relaciones con Santi Potros son mínimas, por no decir
nulas. «El Paco no le ha perdonado que cuando cayó en Anglet en 1987
le pillaran más documentación que a un tonto», explican estas mismas
fuentes. El otro disidente es Kepa Pikabea. Este
etarra, implicado en el intento de asesinato del Rey en 1995, no ha
secundado ni uno sólo de los plantes, por lo que vive al margen de sus
ex compañeros de banda. «Este pasa de todo; es de los pocos que no le
rinde pleitesía a Pakito», aclaran los funcionarios que tratan con él.
El trato de favor no se reduce a las
celdas. Los presos etarras también son una casta aparte en los dos vis
a vis mensuales que, salvo circunstancias de fuerza mayor, deben
disfrutar de lunes a jueves. Los terroristas gozan de la posibilidad de mantener vis a vis también los fines de semana, que están reservados únicamente para las comunicaciones en los locutorios. «Alegan que sus maridos o mujeres trabajan de lunes a viernes, que viven lejos, y Vigilancia Penitenciaria se los concede los fines de semana», señalan las fuentes. «¿Qué pasa? ¿Que el resto de los familiares de los presos viven aquí al lado y están en paro?», se preguntan en voz alta los funcionarios consultados.
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Esta noticia del diario El Mundo indica con toda claridad que a pesar de que en España hay una democracia de la que todos deberíamos disfrutar por igual, parece ser que algunas autoridades penitenciarias soslayan sus obligaciones de tratar del mismo modo a todos los presos para -increíblemente- conceder ciertos privilegios a los asesinos de ETA.
No sé muy bien los motivos que esas autoridades puedan tener para decidir que un asesino de ETA debe disfrutar de más derechos que cualquier otro preso, aunque la verdad es que puedo imaginármelo. Supongo que la estructura mafiosa y criminal de ETA tiene mucho que ver en esas vergonzosas decisiones que, sin duda alguna, llevan consigo todo el peso del miedo a morir, un miedo a morir que jamás debería tener una autoridad. Y si a pesar de todo esa autoridad no es capaz de superar el miedo, lo que esa autoridad debería hacer es dedicarse a otra cosa "menos peligrosa" y permitir que personas más idóneas sean las que se encarguen de que la ley prevalezca sobre el miedo.
Angelberto (29/01/02).-
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