DIARIO ABC (10 de mayo de 2003)  

 

Dos destacados etarras comunican su intención de abandonar la banda

MADRID. D. MARTÍNEZ / J. PAGOLA

Es la primera vez en muchos años que dos miembros del organigrama etarra expresan su deseo de dejar la organización criminal y lo atribuyen al «cansancio»

Dos destacados cabecillas de ETA, Raúl Ángel Fuentes Villota y José María Zaldúa Corta, «Aitona», han trasladado a los máximos dirigentes etarras su intención de abandonar la banda. Además de constituir el primer caso de deserción en muchos años, el paso dado por estos terroristas es considerado como «muy significativo» por cuanto los dos forman parte en estos momentos del organigrama de la banda. Se trata, por tanto, de la primera vez que dos pistoleros en «activo» y con responsabilidades dentro de ETA plantean a su cúpula el deseo de abandonar la organización criminal.

«Desorientación y debilitamiento» es el diagnóstico que desde el Ministerio del Interior se hace de la situación actual de ETA, para seguidamente puntualizar que la banda sigue contando con capacidad para matar y de hecho «lo está buscando». De ahí que Ángel Acebes haya advertido de una fuerte ofensiva de los terroristas. Pero además de «debilidad», en las filas de ETA se ha detectado «cierto desánimo». Y dentro de este clima sitúan el que Fuentes Villota y Zaldúa Corta hayan informado a la dirección de ETA de que quieren «desertar». Los motivos expuestos por los dos etarras están más relacionados con el «cansancio» que con discrepancias en el seno de la banda. Este hecho es también calificado de «significativo» por las fuentes consultadas ya que refleja una «desmotivación ideológica» dentro de ETA, pues una excusa tan simple como el «cansancio», es decir, nada que ver con planteamientos «ideológicos», es expuesto ante la dirección etarra como razón suficiente para dejarla.

La respuesta de la banda

Este hecho, que ya sería importante si se hubiera producido entre activistas de base, cobra mayor relieve al tratarse de dos terroristas incluidos en el organigrama de ETA. En efecto, a Fuentes Villota se le sitúa dentro del «aparato militar» como responsable de algunos «taldes de reservas» -grupos de terroristas que están en Francia a la espera de constituir un «comando»- y a Zaldúa Corta se le incluye ahora en el «aparato de logística». Este terrorista podría también haber formado parte del «comité ejecutivo» de ETA.

En cuanto a la respuesta que la dirección de la banda ha dado a los terroristas, los medios consultados dicen desconocer cuál ha sido la última palabra de la cúpula etarra, pero recuerdan que ETA siempre ha hecho pagar caro la deserciones. Uno de los casos más conocidos es el de Dolores González Catarain, «Yoyes», que fue asesinada en su pueblo de Ordicia, cuando paseaba con su hjjo de corta edad, por el pistolero «Kubati», tras abandonar la dirección de la banda. Los terroristas justificaron ante sus simpatizantes el crimen comparando a «Yoyes» con «un general que deserta». Como última referencia se tiene el caso de un grupo de etarras, replegados en América, que durante la «tregua trampa» hizo ver a la dirección su deseo de desmarcarse por completo y regresar a Francia e incluso al País Vasco ya que la mayoría de ellos no tenían causas pendientes de gravedad. Los cabecillas pusieron numerosas trabas y sólo permitieron el regreso a la «vida normal» de algunos, no especialmente comprometidos con la actividad criminal, pero a cambio de que se prestaran a hacer labores de propaganda.

Abortar las discrepancias

En opinión de las fuentes consultadas, los cabecillas tratarán de impedir, con la amenaza por delante, que Fuentes Villota y Zaldúa Corta dejen la banda. ETA, como organización marxista-leninista, siempre ha volcado sus esfuerzos en impedir que salgan a la luz las voces críticas. Y si importante es que las discrepancias no se conozcan fuera de la banda, más aún es que no se extiendan por dentro. Por eso, se cree que la cúpula etarra tratará de «cortar el vuelo» a Fuentes Villota y a Zaldúa Corta para impedir que sus pretensiones puedan ser secundadas por otros etarras. Además, la banda siempre ha temido la «deserción» de sus miembros con responsabilidades en el organigrama, como ocurre con estos dos terroristas, ante la posibilidad de que revelen secretos sobre su funcionamiento interno.

Vacío de poder

Las distintas fuentes consultadas, sin embargo, precisan que en la actual situación interna de la banda hay circunstancias novedosas con respecto a etapas anteriores que arrojan interrogantes acerca de cómo puede reaccionar ante estas dos deserciones. Las importantes operaciones desarrolladas en los últimos años en Francia han provocado la sucesiva detención de cabecillas y el consiguiente «vacío de poder». La banda no se puede permitir el lujo de permitir la «fuga» de responsables de sus diferentes «aparatos» cuando precisamente se ha detectado que está reclutando veteranos terroristas que se habían replegado a América para cubrir las «vacantes» de los arrestados. Pero precisamente esta situación de caos que se advierte en la cúpula de ETA -en la actualidad no se sabe a ciencia cierta quien tiene las riendas- es lo que puede favorecer a Fuentes Villota y Zaldúa Corta desmarcarse de la actividad terrorista.

La práctica totalidad de los etarras que han desertado hasta ahora se encontraban en la cárcel y en los últimos años no se ha registrado -al menos no ha trascendido- ningún caso de pistoleros que haya decidido dejar ETA mientras ocupaba un puesto de responsabilidad dentro de la banda. Todo lo más, tras su detención en Francia se comprobó que el ex miembro de los «comandos» «Madrid» y «Ekaitz», José Luis Urrusolo Sistiaga, «Langile», llevaba un tiempo desmarcado. Pero había sospechas de que se encontraba a la espera del momento oportuno para irrumpir en la cúpula, ya que había mantenido serios enfrentamientos con Francisco Múgica Garmendia, «Pakito», y, tras la detención de éste, con sus sucesores inmediatos.

El «cansancio» de Fuentes y Zaldúa es considerado también como una «extensión» del ambiente de desmoralización que se está registrando en un sector de los presos. Si los golpes policiales registrados en los últimos cinco años han sido decisivos para mermar la operatividad de ETA y de su entramado político, también lo ha sido para «minar» la moral de sus reclusos.

Abandonados por los abogados

Dos son los motivos que recientemente se han sumado al malestar de los presos etarras. Por un lado, el «abandono» de sus abogados que se han centrado en la elaboración de los recursos presentados a cuenta de las diferentes operaciones judiciales contra las tramas políticas de ETA, lo que está yendo en detrimento de su atención en las cárceles. Por otro, el desmantelamiento de las Gestoras pro Amnistía y la ilegalización de Batasuna han supuesto que se les corten las ayudas económicas que recibían de estos grupos proetarras. Este cerco económico al entramado etarra está repercutiendo también en las visitas que los presos reciben de sus familiares, ya que la mayoría de los desplazamientos son sufragados con dinero que proceden de las arcas batasunas. Este acoso se estrechará, aún más, una vez que Batasuna deje de controlar «sus» ayuntamientos que desde hace años han dedicado partidas presupuestarias para el colectivo de presos. El desánimo entre el colectivo de presos viene motivado, también, porque advierten que cada vez es menor el grado de movilización en su apoyo. Cuando son puestos en libertad, apenas salen a recibirles una veintena de simpatizantes.