En torno a las 11 de la noche de ayer, día 9 de julio, dos terroristas de ETA se acercaron en coche hasta la calle Astxiki, de Durango (Vizcaya), y tras aparcar el vehículo, uno de ellos salió con una caja de cartón envuelta en plástico negro y se dirigió a la sede que el Partido Socialista tiene en esa localidad, dejando la caja junto a la puerta. Seguidamente volvió al coche, cuyo motor no habían parado, y tras meterse en él, el otro terrorista que estaba al volante lo puso en marcha y se fueron de la zona.

Por suerte, un vecino que estaba allí observó la operación de aquellos dos individuos y le pareció sospechosa, por eso, de inmediato, dio aviso a la Ertzaintza, quien procedió a desalojar a todos los vecinos en previsión de que pudiera tratarse de una bomba de ETA.

Serían sobre las doce de la noche cuando una tremenda explosión destrozó el acceso a la sede del Partido socialista, causando importantes daños en su interior, así como en las viviendas y edificios próximos, pero gracias al vecino que casualmente vio a los terroristas dejar allí el paquete y a la rápida actuación de la Ertzaintza no se produjeron heridos, ya que en esta ocasión ETA no había avisado a nadie de que había puesto la bomba.

Efectivamente las últimas actuaciones de ETA apuntan a que está refinándose como organización terrorista y, aparte de dedicarse ahora a enviar cartas de extorsión a niños y a buscar el modo de que sus víctimas mueran sufriendo lo máximo posible, parece que ha acabado decidiendo poner las bombas y esperar a ver si hay suerte y muere alguien.

La potente bomba estaba compuesta por tres kilogramos de cloratita y metralla, y se accionó mediante un temporizador. Entre los numerosos destrozos causados por el artefacto explosivo, hubo daños que también afectaron a una tubería de gas, lo cual aumentó especialmente el peligro para los vecinos, y por tanto no pudieron regresar a sus casas hasta bien avanzada la madrugada, que fue cuando los técnicos del gas consiguieron reparar la tubería rota.

En resumidas cuentas, es evidente que los "gudaris" de ETA de nuevo han demostrado luchar por el pueblo vasco con extremada "dignidad", y esta vez lo han hecho poniendo una bomba en la capital del Duranguesado, considerado como uno de los más importantes referentes de la historia más noble del País Vasco, y además se han centrado en atacar directamente a algo tan llano y sencillo como puede ser una Casa del Pueblo del Partido Socialista, que es el lugar donde suelen reunirse las personas pertenecientes a la clase obrera vasca. Todo ello sin olvidar que de no haber visto un vecino a los etarras poner la bomba, el artefacto hubiera estallado llevándose por delante la vida de cualquier durangués que en ese momento hubiera tenido la mala suerte de pasar por allí.

Como puede comprobarse, ETA es el más perfecto compendio de la maldad absurda y la estupidez. Por suerte está a punto de extinguirse.