LOS ASESINOS DE ETA SÓLO REPRESENTAN AL 8 % DE LOS VASCOS O AL 0'4 % DEL TOTAL DE LOS ESPAÑOLES

 

EL INTENTO DE ASESINATO DEL DIRIGENTE DE LAS JUVENTUDES SOCIALISTAS DE EUSKADI, EDUARDO MADINA MUÑOZ

 

Eran las 8,20 de la mañana del día 19 de febrero de 2002, y el joven dirigente de las Juventudes Socialistas del País Vasco, Eduardo Madina, de 26 años, circulaba con su Seat Ibiza por la zona comercial de Galindo, en Sestao (Vizcaya), para ir a su lugar de trabajo en el centro de formación de desempleados del Valle de Trápaga.

Eduardo iba confiado y sin escolta porque no tiene cargo público, pero Eduardo no es nacionalista, y no ser nacionalista en el País Vasco es muy, pero que muy peligroso...

Acababa de pasar por la gasolinera, y un poco antes de llegar al concesionario de Renault, una bomba lapa que contenía un kilogramo de dinamita explosionó justo debajo de sus piernas provocándole gravísimas heridas.

 

Pero Eduardo no perdió la consciencia y con las piernas destrozadas y multitud de heridas en todo su cuerpo, pudo salir arrastrándose del coche para pedir auxilio. Aparte de Eduardo también resultó herida otra persona que pasaba por el lugar y que igualmente fue atendida por los servicios de sanidad.

Cuando llegaron la Ertzaintza y la ambulancia, Eduardo, con gran serenidad, pudo explicarles perfectamente lo que había ocurrido y las heridas que tenía. Inmediatamente fue trasladado al hospital de Cruces, en Baracaldo (Vizcaya) y en vista de los gravísimos destrozos que sufría su pierna izquierda se la amputaron a la altura de la rodilla. ¡Otra "valiente" acción de los gudaris de Euskal Herria!.

 

Los nacionalistas vascos de ETA, en su "lucha por la libertad" (ja, qué risa...) han conseguido dejar inválido a un joven trabajador socialista vasco cuyo único "pecado" era no ser nacionalista. 

Ahora Eduardo tendrá que ir en silla de ruedas -o con muletas, o con prótesis, da igual- durante el resto de su vida, y Eduardo no podrá seguir jugando al voleibol, ni podrá correr por la playa, ni podrá siquiera pasear con normalidad por su Baracaldo natal o por las señoriales calles de Bilbao... 

Y los gudaris-terroristas vascos dirán: "¡Qué bien!".

 

  

Y no tengo ni idea de lo que pensará Arzallus sobre esto aunque, como bien sabemos todos, este individuo, jefe electo de la inmensa mayoría de los nacionalistas, parece vivir para lanzar balones de oxígeno a los asesinos y para protegerles como a sus propios hijos, por eso me inclino a pensar que en su interior está dando saltos de alegría por este nuevo acto terrorista.

¿A que parece duro esto que digo?. Pues no lo es tanto, créanme. Para Arzallus lo único importante es la independencia de Euskal Herria (Navarra y provincias francesas incluidas), y todo aquello que pueda ayudarle a conseguir su propósito es bueno (el árbol y las nueces, ¿recuerdan?). Por eso ha hecho tantos pactos con los asesinos y por eso nunca hace nada efectivo para destruir a ETA, porque a Arzallus le interesan los muertos y los inválidos, porque los muertos y los inválidos son una buena advertencia para los cobardes y calan lo suficientemente hondo en sus corazones como para transformarles en nacionalistas.  

 

Y por eso es por lo que Eduardo es ahora un inválido, porque Eduardo no es un cobarde, porque Eduardo es capaz de dialogar con cualquiera desde su posición socialdemócrata, porque a Eduardo -a pesar de su aparente fragilidad- jamás se ha rendido al nacionalismo fascista que se vive en el País Vasco...

Todos deberíamos aprender de este joven para entender lo que es la integridad, la democracia y la lucha por las libertades, valores todos ellos que sin duda forman la extraordinaria personalidad de Eduardo.

¡ÁNIMO, EDUARDO, TODOS ESTAMOS CONTIGO! 

¡SIGUE LUCHANDO POR LA LIBERTAD, SIGUE LUCHANDO POR TODOS NOSOTROS!.

 

Con Eduardo recuperándose en el hospital a causa de las gravísimas heridas provocadas por ETA en nombre del nacionalismo vasco, de inmediato la gente salió a la calle nuevamente para exigir otra vez la paz y la libertad que el nacionalismo le está negando a la sociedad vasca.

Socialistas y populares promovieron estas movilizaciones a las que -hipócritamente, igual que siempre- se unió el PNV como queriendo hacer ver que ellos también quieren acabar con ETA, pero al mismo tiempo no haciendo absolutamente nada para conseguirlo.

Una buena parte de los manifestantes -socialistas y populares, por supuesto- iban escoltados por la Policía porque son muchos los vascos que por negarse a ser nacionalistas tienen su vida amenazada por la mafia etarra.

  

A algunos se les oía decir que ojalá fuese la última vez que tenían que manifestarse a causa de estos crímenes pero la gran mayoría tenía muy claro que aún quedaban muchas manifestaciones por hacer y muchos muertos que enterrar, porque todos sabemos que el nacionalismo vasco no dejará de hacernos daño hasta que finalmente sea derrotado.

Desde Sabino Arana, Elías Gallastegui, Santiago de Meabe o el cura Santa Cruz, hasta nuestros actuales Javier Arzallus y ETA, el nacionalismo vasco siempre ha sido una sucesión de personajes violentos, fascistas y racistas, que de un modo u otro sólo han vivido para lograr un sueño absurdo de dominación nazi sobre los vascos, sueño que desde hace mucho tiempo se ha transformado en la más dramática pesadilla que jamás haya padecido el pueblo vasco. 

 

Sin duda la estrategia nacionalista vasca está muy clara. Entre todos los nacionalistas se han repartido el trabajo.

Unos se dedican a aterrorizar a la gente del pueblo con extorsiones, secuestros, agresiones y asesinatos para hacerles ver que el único modo de vivir tranquilo es ser nacionalista, y los otros se las dan de demócratas condenando (de vez en cuando y sólo de palabra) a los que desempeñan la parte sucia del trabajo común. Al mismo tiempo firman entre ellos pactos de no agresión, de modo que jamás se atacan entre sí, salvo en esas pactadas declaraciones meramente verbales que se ven obligados a hacer de cuando en cuando, para que los tontos o los cobardes que les votan sigan autoconvenciéndose de que ser nacionalista es bueno y continúen yendo a las urnas como dóciles asnos para votar nacionalismo, para votar miedo.

 

Y entretanto multitud de vascos y vascas valientes se ven obligados a vivir escoltados porque no aceptan las tesis fascistas del nacionalismo vasco, y cada vez que se manifiestan para protestar por el asesinato o la mutilación de un demócrata, se les sitúan detrás los cobardes mafiosos del nacionalismo radical con pancartas, arguyendo que mientras haya presos de ETA en las cárceles continuará habiendo asesinatos, es decir, justificando los asesinatos porque no les parece bien que cuando se detiene a un asesino lo metan en la cárcel, y están convencidos de que el mejor modo de evitarlo es matando a más gente.

La valiente mujer vasca que se atrevió a enfrentarse con los violentos en esta ocasión fue la profesora de Universidad, Gotzone Moya, una mujer vasca a la que los nacionalistas de ETA ya han amenazado en numerosas ocasiones por defender la libertad.

 

En las fotografías de la izquierda y de la derecha se puede apreciar perfectamente las dos clases de personas que están enfrentadas en el País Vasco. La señora es Gotzone, profesora universitaria amenazada de muerte por ETA, y el individuo de la derecha -con un curioso y gráfico aspecto mezcla de nazi y delincuente común- es uno de los que representan la vanguardia del nacionalismo vasco, un individuo joven, con más pinta de chulo de barrio y navajero que de estudiante o trabajador, y con una mirada lo suficientemente fría como para ser un firme candidato a formar parte en cualquier momento de la sección de esta web LOS CRIMINALES.

 

Y al sábado siguiente, día 23 de febrero, otra gran manifestación recorrió las calles de Bilbao para recordar a los nacionalistas que NO HAY MÁS PATRIA QUE LA HUMANIDAD, aunque estoy totalmente convencido de que los nacionalistas no se lo creerán, y seguirán pensando que el País Vasco es suyo y de nadie más, y seguirán creyéndose los iluminados salvadores de una patria que su fundador Sabino Arana se inventó hace poco más de cien años, y seguirán afirmando que los que no son nacionalistas son traidores o insignificantes extranjeros, y seguirán excluyéndoles, y seguirán despreciándoles, y seguirán amenazándoles, y seguirán extorsionándoles, y seguirán agrediéndoles, y seguirán asesinándoles... Y el País Vasco seguirá sufriendo la intolerancia de los "iluminados", y el País Vasco seguirá escribiendo su terrorífica historia de fascismo y muerte...

 

Aquel sábado, 23 de febrero, las calles de Bilbao se llenaron de esos otros miles de vascos que nada tienen que ver con los febriles sueños de Sabino, de Arzallus o del etarra de turno; las calles de Bilbao se llenaron de vascos que creen que no hay más patria que la humanidad y que piensan que las amenazas, las extorsiones, las agresiones y los asesinatos jamás han engrandecido a los que las han cometido ni a las ideologías que representan.

Los demócratas vascos salieron nuevamente a las ensangrentadas calles de Euskadi para exigirle a ETA que deje de asesinar, y para pedirles a los que de un modo u otro les mantienen, que piensen un poco más en el pueblo y un poco menos en ellos mismos y en sus ideas fascistas y retrógradas.

  

Entre los manifestantes había muchas pancartas, y entre ellas también había una de  las alumnas de voleibol a las que Eduardo daba clases en un colegio de Bilbao. De ese modo también ellas quisieron participar en este acto que sirvió de homenaje a Eduardo Madina.

En la mente de todos los participantes estaban las valientes palabras que Eduardo escribió en una ocasión en un medio de comunicación: "ETA sólo mata. No es una organización política y los jóvenes sólo escucharemos su palabra cuando digan que dejan las armas y nos pidan perdón a todos"

 

Naturalmente Eduardo se refería a los jóvenes demócratas, a los jóvenes inteligentes, a los jóvenes con amplitud de miras... Eduardo se refería a esa gran cantidad de vascos jóvenes que no se divierten los fines de semana poniéndose capuchas y quemando cajeros automáticos, autobuses, trenes y viviendas de no-nacionalistas. Eduardo se refería a los jóvenes de verdad y no a esos otros pobres desgraciados sociales cuya supina ignorancia les ha llevado al mundo violento del nacionalismo vasco.

Una importante cantidad de vascos ha proclamado nuevamente: ETA NO, ¿por qué entonces el Gobierno vasco no hace nada para acabar con ETA? ¿Por qué el PNV defiende al brazo político de los terroristas? ¿Por qué?.

Por algo será...

 

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