EL ASESINATO DEL FOTÓGRAFO Y CONCEJAL DE UNIÓN DEL PUEBLO NAVARRO, JOSÉ JAVIER MÚGICA ASTIBIA
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José Javier era de Leiza (Navarra), tenía 59 años, estaba casado y tenía tres hijos. Su sed de libertad y su innegable valor le habían hecho presentarse a las elecciones por UPN en ese pequeño pueblo donde la mafia de ETA gobierna a base de terror "puerta a puerta". José Javier fue elegido por los vecinos de Leiza en los comicios del año 2000 para que les representase como concejal.
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José Javier ya
había sufrido otros atentados, pero en las anteriores ocasiones este
navarro valiente tuvo más suerte que esta vez. Esta vez los nacionalistas
vascos violentos (esos mismos nacionalistas que han firmado un pacto con el
PNV para que unos agiten el
árbol y otros recojan las nueces) le pusieron una potente carga de
dinamita en los bajos de su furgoneta para que hiciese explosión cuando
José Javier la pusiese en marcha. Y así fue. La bomba explotó y segó la
vida de un nuevo concejal de los que no aceptan el fascismo nacionalista
vasco. Supongo que los nacionalistas vascos en general estarán encantados
con esta nueva baja "enemiga" (un disidente menos), pero los que
sin duda estarán pletóricos de alegría serán una buena parte de los
habitantes de Leiza, es decir, los terroristas batasunos.
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Por desgracia, en bastantes pueblos de Euskadi y en unos pocos de Navarra, es obligatorio ser nacionalista, y al que no lo sea le hacen la vida imposible o, simplemente, le matan.
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En Leiza
(Navarra), el partido Batasuna, que es el brazo político oficial de ETA
(hay otros brazos políticos pero no son oficiales), tiene mayoría
absoluta, es decir, ha sido votado por la mayor parte de los ciudadanos de
ese pueblo, y consiguientemente ETA tiene poder para hacer y deshacer lo que
le venga en gana en todo lo relacionado con la política municipal, o dicho
de otro modo, son los amos legales del pueblo... Pues bien, aun siendo los
putos amos del pueblo, la mafia etarra no estaba a gusto con que hubiese en
el ayuntamiento concejales no-nacionalistas, y les han estado haciendo la
vida imposible hasta que han conseguido que una concejala también de UPN
acabase dejando el cargo debido a las amenazas y presiones mafiosas
ejercidas por los nacionalistas vascos, y como no podían con el valor de
José Javier decidieron eliminarlo. De momento nadie sabe cómo terminará
el concejal que queda en Leiza... Aunque todos nos lo imaginamos... Es
realmente triste que en un país supuestamente democrático tengamos que
soportar estas situaciones tan terroríficamente absurdas.
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Pero
lo cierto es que por el momento sólo los nacionalistas vascos asesinan, y
sólo los nacionalistas vascos son los que se saltan la democracia y la
Constitución a la torera para lograr sus fines bastardos. Y el resto de los
vascos hacen lo mismo que José Javier, es decir aguantar las amenazas, las
extorsiones y los asesinatos, respetando ante todo la democracia. Hace
aproximadamente un año, José Javier salió en los medios de comunicación
porque los nacionalistas vascos violentos le habían quemado totalmente su
furgoneta, pero él no se arredró y continuó su lucha por la libertad que
para él ha finalizado el injusto día que murió asesinado en nombre del
nacionalismo vasco.
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En los pueblos que viven dominados por el terror de ETA, a los niños les obligan desde pequeños a odiar a muerte a todo aquél que no piense en clave nacionalista, y las consecuencias acaban siendo asesinatos como éste y como los que sin duda todavía tendremos que soportar.
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Hasta
tal punto es grande el odio de los nacionalistas vascos violentos que
Batasuna se negó en redondo a izar la bandera del Ayuntamiento a media asta
en señal de luto, ya que para ellos -lógicamente- el día del asesinato de
José Javier no tenía por qué ser un día triste. Y como es lógico la
familia no quiso ni siquiera plantear que la capilla ardiente se instalase
en el Ayuntamiento ya que corrían el riesgo de que los batasunos también
se negasen a ello. La cuestión es que el cuerpo fue trasladado al tanatorio
de Pamplona, y tras la incineración se celebró el funeral en la iglesia de
San Miguel, de Leiza, donde el Arzobispo de Pamplona, Fernando Sebastián,
se enfrentó valientemente contra el terrorismo (al contrario de lo que
siempre suelen hacer los obispos vascos), pidiendo a la gente que de una vez
por todas se olvidasen del miedo y se enfrentasen a los terroristas.
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Más tarde diría uno de los hijos en nombre de la familia que ellos continuarían viviendo en su pueblo y que jamás se marcharían de Leiza, que Leiza es su pueblo y que es donde siempre vivirán. Supongo que los perros sarnosos de Leiza (que hay muchos), no entenderán que la familia Múgica no haya aprendido "la lección", y muy probablemente les tengan reservadas aún muchas agresiones hasta que consigan por fin echarlos del pueblo.
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Después
de salir de la iglesia, la esposa de José Javier dijo que esparcería las
cenizas de su marido en un monte cercano a Leiza. A ese monte solía ir a
menudo José Javier para dar largos paseos y seguramente para pensar en qué
clase de locura absurda se había convertido el nacionalismo vasco...
Efectivamente, porque una locura es asesinar a los que no piensan en clave nacionalista, pero más locura aún es que los pseudodemócratas se aprovechen del terror fascista que esas muertes provoca, para "convencer" a los vascos de que lo más seguro es ser nacionalista... Así cualquiera gana un referéndum...
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