Movilizaciones
por el asesinato del fotógrafo y concejal
de Unión del Pueblo Navarro, José Javier Múgica Astibia
Tras
el asesinato del concejal de UPN, José Javier Múgica, los navarros le
homenajearon en los diversos actos festivos de los sanfermines.
Efectivamente el Ayuntamiento de Pamplona decidió no suspender la fiesta porque los nacionalistas vascos violentos no tienen ningún derecho a paralizar la vida festiva de Navarra, pero la música desapareció de todos los actos, y durante la última corrida de toros se hizo un minuto de silencio para honrar la figura de este fotógrafo y concejal de Unión del Pueblo Navarro que, como tantos otros, valientemente ha dado su vida por la democracia de este país.
Y
mientras la inmensa mayoría de navarros se indignaban en su silencio por
este asesinato brutal, el portavoz de Batasuna (el partido de los
asesinos), hacía una declaración en el ayuntamiento para afirmar que el
asesinato de José Javier Múgica había sido un simple
"fallecimiento", es decir, los propios asesinos, en un acto de
cinismo bestial, han venido a afirmar con esta declaración de su portavoz
que su víctima simplemente falleció, omitiendo con su primitiva
retórica de calamares rebozados que el fallecimiento de José Javier no
ha sido de muerte natural sino como consecuencia de una bomba cobarde que
ellos mismos le han puesto.
No me cabe la menor duda de que toda esta gentuza -más temprano que tarde- pagarán muy caro lo que están haciendo.
Los
nacionalistas vascos en general, y su facción violenta en particular,
parece que jamás van a entender que la mitad de los vascos no son
nacionalistas y que Navarra es una Comunidad Autónoma con cientos de años
de historia que no tiene absolutamente nada que ver con el País Vasco y que
prácticamente carece de militantes nacionalistas.
Estoy seguro de que los nacionalistas vascos saben eso perfectamente, pero así y todo ellos continúan hablando de "los vascos" como si todos los vascos -y navarros, manda huevos- fuesen nacionalistas, y poco a poco están tratando de apoderarse de Navarra, implicándola en su lucha fascista con pactos en localidades como Estella y utilizando su cobarde terrorismo mafioso en los pueblos pequeños, los cuales, lógicamente, acaban sucumbiendo al miedo y entregando sus ayuntamientos a ETA, como ha sucedido en Leiza.
El
nacionalismo vasco está jugando con trampas y por fin todos nos hemos dado
cuenta de ello, por eso no debemos permitir bajo ningún concepto que esta
especie de fascismo tan diversificado (terroristas, PNV, EA, Batasuna...)
consiga ni uno solo de sus propósitos bastardos.
Incluso el Comisario Europeo de Derechos Humanos en su informe para el Comité de Ministros y la Asamblea Parlamentaria de Europa (pulse sobre el hipervínculo y léalo porque no tiene desperdicio) ha reconocido implícitamente que el fascismo se está implantando en el País Vasco en forma de nacionalismo y que la situación de terror y falta de libertad de los no-nacionalistas en este territorio es dramática. Como es lógico el entramado nacionalista ha negado las evidencias por todos conocidas y ahora constatadas por el Comisario Europeo de Derechos Humanos, pero nadie debe extrañarse por ello porque esta gentuza tiene la hipocresía y el cinismo como bandera muy por encima de la ikurriña de Sabino Arana.
La
cuestión es que en España hay una nueva familia que se ha quedado sin su
ser más querido porque, entre otros motivos, el PNV no quiere hacer
funcionar a su Ertzaintza particular.
Sin duda serán muchos más los que mueran asesinados por culpa de esta calculada incompetencia de la Policía Vasca, pero también es indudable que los responsables directos e indirectos de estos asesinatos acabarán pagando un justo precio por sus crímenes. Hay que dar tiempo al tiempo.
