A las ocho y media de la mañana del día 24 de mayo de 2001, los nacionalistas vascos de ETA asesinaron al director financiero de El Diario Vasco, Santiago Oleaga Elejabarrieta, un vasco mucho más auténtico que la mayor parte de los que conforman Euskal Herritarrok.

Ese día Santiago había ido -igual que todas las mañanas- a hacer rehabilitación al hospital Matía, de San Sebastián, para recuperarse de una lesión sufrida cuando practicaba pelota vasca, deporte al que era muy aficionado.

Santiago acababa de dejar su automóvil en el aparcamiento del hospital y, en el momento en que salió del coche, los asesinos -que le estaban esperando- se dirigieron a él para matarlo. Parece ser que Santiago se dio cuenta de las cobardes intenciones de los terroristas y trató de escapar por la zona verde que rodea el hospital, pero no lo consiguió; los asesinos le "cazaron" con la misma facilidad que se caza al palomo aturdido en el tiro de pichón. Todo estaba de parte de los terroristas. Ellos iban armados y Santiago no, ellos eran jóvenes y Santiago estaba lesionado y tenía 54 años, ellos tenían perfectamente planeado lo que iban a hacer y Santiago llegó al hospital con la tranquilidad de todos los días y sin esperar ni por lo más remoto que iba a ser asesinado... Pero las rastreras ventajas que se toman los terroristas no deben extrañarnos, ya que la gentuza de ETA y todos los miserables batasunos que rodean a estos asesinos están licenciados con honores en cobardía. Ninguna otra cosa podría esperarse de ellos, únicamente vileza, ruindad, indignidad y, por supuesto, cobardía, mucha cobardía, toneladas de cobardía... Me parece curiosísimo que esos 142.784 vascos que votaron a ETA en las pasadas elecciones no acaben de darse cuenta de lo cobardes que son sus ídolos asesinos y, por supuesto, ellos mismos.

Bien sabían los asesinos de Santiago que ni siquiera se había planteado llevar escolta, y bien seguros estaban de que podrían matarlo sin problemas, pero los etarras fueron algo patosos y no supieron llegar hasta su víctima sin ser detectados.

Según todos los indicios Santiago trató de escapar de los asesinos, y los etarras no tuvieron más remedio que disparar contra él a discreción hasta que consiguieron que cayese entre la hierba. En total recibió siete disparos; tres de ellos en la espalda, uno en el cuello y otros tres en la cabeza... Supongo que los tres de la cabeza serían los últimos y se los darían llenos de rabia por haber tenido el atrevimiento de tratar de escapar de ellos.

Todos aquellos vascos que en las pasadas elecciones han votado a Euskal Herritarrok, en realidad no han votado por la independencia del País Vasco, por lo que han votado -y ellos lo saben muy bien- es por una mafia que asesina del modo más despreciable y cobarde a todos los que no se resignan a tener las mismas ideas políticas de los nacionalistas. Porque hasta los más tontos de Euskal Herritarrok (que sin duda son muchos) saben perfectamente que esa gilipollez de Euskal Herria es absolutamente imposible. Hay que tener presente que para los nacionalistas vascos Euskal Herria es una "nación" (que, por cierto, jamás existió) y que -según ellos- está formada por el País Vasco (Guipúzcoa, Vizcaya y Álava), por la Comunidad Autónoma de Navarra, y por las provincias francesas limítrofes con España (Zuberoa, Bembarre y Laburdi). Y ahora vean la realidad y opinen ustedes. 

1º.- Ni Zuberoa, ni Bembarre, ni Laburdi (provincias vasco-francesas) son partidarias de dejar de ser francesas, y prácticamente nadie allí es nacionalista vasco.

2º.- Navarra es tan sumamente anti-nacionalista vasca que en esa Comunidad Autónoma siempre gana el Partido Popular, partido españolista donde los haya.

3º.- En Álava (la más extensa de las tres provincias vascas) jamás ha ganado el nacionalismo en las elecciones.

4º.- Aproximadamente la mitad de los vascos no son nacionalistas.

5º.- En las tres capitales vascas prácticamente siempre ganan los no nacionalistas en las elecciones.

6º.- En la mayor parte de los pueblos importantes del País Vasco suelen ganar los no nacionalistas.

7º.- Teniendo en cuenta los puntos anteriores, ni Francia ni España permitirían que sus fronteras cambiasen por el capricho de unos pocos fascistas que, para satisfacer sus ansias expansionistas y conseguir sus propósitos nazis, utilizan el terror, la extorsión y el asesinato.

Qué fácil es de entender aunque todavía haya un montón de tontos en el País Vasco que no lo entiendan... Pero, en fin, exactamente lo mismo ocurre con los adeptos a las sectas pseudoreligiosas, a los que sus dirigentes acaban convenciendo para que les den todos sus bienes a cambio de una plaza en el platillo volante que les recogerá un poco antes de que llegue el fin del mundo...

Lo cierto es que los nacionalistas vascos -con Arzallus a la cabeza-, aparte de alimentar en cierto modo al terrorismo, están haciendo un ridículo espantoso a nivel internacional, pero allá ellos... ¡Ah!, y que sigan esperando el platillo volante entre muerto y muerto...

Y es que hay que reconocer que la estructura mental que actualmente padecen los nacionalistas vascos es, cuando menos, extraña. Fíjense ustedes que, cuando el cadáver de Santiago aún estaba caliente, apareció en una rueda de prensa Iñaki Anasagasti (uno de los acólitos de Arzallus) y dijo que "las asociaciones de solidaridad con las víctimas del terrorismo tenían que desaparecer del País Vasco", es decir, que tenían que desaparecer El Foro de Ermua, la Asociación Miguel Ángel Blanco, el colectivo Basta Ya, Manos Blancas, etc... Y se quedó tan tranquilo.

La verdad es que no puedo evitar preguntarme cómo es posible que los nacionalistas vascos tengan tanta cara. ¿Qué motivos pueden tener para no querer que haya en el País Vasco asociaciones libres contra el terrorismo de ETA? ¿Qué les importa a ellos que unos cuantos vascos hagan una asociación para protestar contra los asesinatos de ETA? ¿Qué demonios pueden tener contra los vascos pacifistas?. Y lo curioso es que la excusa que pone el inefable Anasagasti para pretender borrar del mapa de Euskadi a las asociaciones contra el terrorismo es que "sospecha" que pueden ser pagadas con fondos reservados del Estado... Ya hay que ser miserable, ¿eh?.

Yo no sé si esas asociaciones pacifistas y de defensa de las víctimas del terrorismo necesitan algún tipo de financiación especial y, en su caso, tampoco sé si son financiadas por empresarios, por políticos o por simples personas que creen en su lucha pacífica contra ETA... De lo que sí estoy convencido es de que, aunque sea el propio Estado quien les dé alguna ayuda, las personas normales jamás lo entenderíamos como algo ilegal o de lo que avergonzarse, sino todo lo contrario. Del mismo modo que el Estado español financia de un modo importante a las ONGs, sería muy lógico que también financiase de algún modo a las asociaciones vascas que tienen el inmenso valor de defender a las víctimas del terrorismo y de dar la cara para enfrentarse pacíficamente a los asesinos que están destruyendo el País Vasco.

Cuando uno oye estas declaraciones de los nacionalistas "democráticos" es imposible evitar situarles al mismísimo lado de ETA. Lo siento, y siento que haya 599.746 vascos que piensen como Arzallus, como Eguibar y como Anasagasti...

Que todos ellos se metan en la cabeza que el hecho de ser muchos no significa que necesariamente tengan razón. Recordemos todos que Hitler llegó al poder después de ganar unas elecciones... 

La cuestión es que el nacionalismo vasco se ha cobrado una nueva víctima, Santiago Oleaga Elejabarrieta, un hombre de 54 años que se dedicaba a llevar las cuestiones financieras de El Diario Vasco. Santiago estaba casado y tenía un hijo de 21 años y una hija de 17.

ETA ha conseguido que haya una nueva familia destrozada pero al contrario de lo que ellos creen no han avanzado absolutamente nada en sus pretensiones, sino todo lo contrario. Este nuevo asesinato les encasilla aún más, a nivel internacional, como una organización mafiosa de delincuentes asesinos. 

Flaco favor le está haciendo ETA al nacionalismo vasco... Aunque no sólo ETA está desprestigiando al nacionalismo con su forma de actuar, porque hay que reconocer que una buena parte de ese desprestigio que los nacionalistas vascos sufren a nivel mundial también es culpa directa de gente como Arzallus, Eguibar o Anasagasti...

Sí, ciertamente no sólo es ETA la culpable de la violencia y la falta de libertad en el País Vasco, sin duda también el resto de los nacionalistas ponen bastante de su parte para que todo esto no se acabe.

A consecuencia de la tibieza que, desde el Pacto de Lizarra, manifiesta el gobierno nacionalista para luchar contra ETA, los vascos han acabado acostumbrándose a las explosiones y a los disparos (naturalmente siempre causados por ETA). Los vecinos de la zona donde fue asesinado Santiago, primero oyeron los tiros y posteriormente la explosión del vehículo que utilizaron para huir del lugar del atentado. En esta ocasión los etarras robaron un Renault 5 que después del asesinato explosionaron para borrar sus huellas. Lógicamente, a continuación se irían a tomar unas cervecitas para celebrar su "hazaña" mientras sus 142.784 votantes -supongo- saltaban de alegría al enterarse de este nuevo asesinato de sus "valientes gudaris".

En cambio, Amaya Guridi, la esposa de Santiago, y sus dos hijos, muy jóvenes aún, lloran la pérdida irreparable de su ser más querido mientras esperan infructuosamente que Arzallus, el presidente del Partido Nacionalista Vasco, se acerque a ellos para darles el pésame.

Me imagino que Amaya y sus dos hijos también pensarán en la soledad que les esperaría si se materializasen los deseos de Iñaki Anasagasti, pero Amaya debe saber que siempre tendrá el apoyo de todas esas asociaciones pacifistas de defensa de las víctimas del terrorismo que tan poco le gustan a ese individuo.

¡Qué cosa más curiosa!. El presidente del Partido Nacionalista Vasco no se digna a acercarse para dar el pésame a la viuda del asesinado, y al mismo tiempo Anasagasti se queja de que en el País Vasco haya asociaciones de apoyo a las víctimas del terrorismo... Sin duda sus 599.746 electores lo entenderán, pero la verdad es que yo no lo entiendo.

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