Direcciones web El Boleto: http://clientes.vianetworks.es/personal/angelberto    http://www.freewebtown.com/angelberto/index.htm    http://www.angelberto.da.ru
LA COLUMNA    
Angelberto
 

SIMBIOSISAbril

Se respiraba paz. Y humedad. Me senté sobre un pedrusco medio incrustado en un roble que había crecido arañándose en la roca, y vi que formaban ambos una extraña simbiosis entre lo animado y lo inanimado, un curioso consorcio entre la vida y la eternidad... Es probable que aquel bloque irregular de granito, le hubiese servido al primer brote de roble como perfecto resguardo del recio viento del norte, que en invierno solía azotar lo más alto de la montaña, y ahora, como justa compensación, sus raíces devolvían el favor a la piedra proporcionándole seguridad y sustento. 

Desde mi privilegiado, aunque también improvisado, frío y áspero asiento, podía divisar sobre las copas de los árboles que descendían por la ladera, pendiente abajo, un aparentemente tranquilo mar Cantábrico. El nublado gris del cielo se confundía en el horizonte con el mar gris, difuminándose el aire y el agua en un todo, ni líquido ni gaseoso, que relajaba mis retinas y mi alma. 

Cerré los ojos e inspiré profundamente, como tratando de absorber, de asimilar, de interiorizar los aromas y el paisaje, y durante eternos segundos me sumergí en un mundo de verdes, marrones y grises, mezclados todos con fuertes fragancias de hojarasca húmeda, resinas y ligeros efluvios salitrosos del mar próximo.  

Un leve viento del nordeste, suavemente racheado, arrullaba las ramas y las hojas de los árboles, provocando cadenciosos y agradables rumores, al mismo tiempo que enfriaba más aún la húmeda atmósfera. Abrí los ojos y vi bajar por el tronco de uno de los robles una diminuta ardilla, de brillante y suave pelaje marrón. Al llegar al suelo se irguió, miró a todas partes, nerviosa, y de inmediato corrió hacia un pino próximo, subiendo y bajando antes por encima de un viejo mojón que se encontraba entre ambos árboles, al lado de la senda.  

En uno de los lados del mojón se había esculpido “Vizcaya” y en el otro “Santander”. La erosión había hecho su trabajo a través del tiempo, y ahora era difícil entender las toscas leyendas. 

Sí, se respiraba paz.

Angelberto, 20/03/07

 

 

http://clientes.vianetworks.es/personal/angelberto/

angelberto.es@gmail.com

Pulse para entrar en la página de inicio de la web