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Movilizaciones por el asesinato del catedrático de universidad y ex-ministro socialista Ernest Lluch Martín |
Tras el asesinato de Lluch el pueblo volvió a movilizarse en protesta por este nuevo acto de barbarie. La gente salió a la calle en otro de los ya infinitos actos de protesta contra la violencia asesina de ETA. La gente salió a la calle para decirle a ETA que el mejor modo de hacer política no es matando a los que quieren dialogar en paz sino, simplemente, dialogando. Los barceloneses han pedido hasta la saciedad en esta manifestación que se dialogue, es decir, que no se utilice la violencia para hacer política, que se utilice el diálogo. Que sean las palabras las que rijan nuestros destinos y no el terror, el fascismo y la muerte. Que para eso están los parlamentos elegidos por el pueblo, para dialogar. Que no es necesario poner bombas ni asesinar a los que dialogan, que lo que hay que hacer es dialogar y no matar. Que hay que hablar para solucionar nuestras diferencias. Que hay que conversar. Que hay que dialogar. Que el diálogo es mejor camino que el asesinato. Que asesinar es justo lo contrario de dialogar. |
Los representantes de los partidos políticos estuvieron al frente de la
manifestación para mostrar en primera línea su desacuerdo con el terrorismo de ETA. Entre los dirigentes políticos, en primera fila, se situó Ibarretxe -probablemente enviado por Arzallus- para hacernos ver a todos que aunque tengan pactos firmados con los asesinos de Lluch, que aunque hayan hecho un frente nacionalista común con los asesinos para luchar contra el resto de los vascos, que aunque prefieran dialogar con un terrorista antes que con los partidos democráticos, ellos también quieren salir en la foto junto a los demócratas. Y tras la manifestación de Barcelona se leyó un comunicado de condena a los terroristas que a continuación transcribo.
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"Condenamos inequívocamente y con absoluta rotundidad el asesinato de Ernest Lluch. Han matado a una persona, a un conciudadano que, como todos nosotros, amaba la vida y la convivencia y las defendía con la palabra, el diálogo y la inteligencia. Los terroristas quieren imponer el miedo, el desconcierto y la irracionalidad. Pero no lo conseguirán porque nosotros tenemos la fuerza de la razón. Los terroristas quieren sembrar la desconfianza y el odio. Pero no se saldrán con la suya porque nosotros representamos a un pueblo y queremos a todos los pueblos. Ernest Lluch era un catalán firme, amigo y comprometido con el País Vasco y con todos los pueblos de España. Los terroristas quieren coartar nuestra libertad. Pero no podrán porque nosotros hemos elegido la democracia y la capacidad de elegir y opinar como las formas de relación que libremente nos hemos otorgado. Ernest Lluch nos ha legado un maestrazgo público de tolerancia y pluralidad, una lección de sabiduría de la cual todos hemos de aprender. Ernest Lluch ha sido un referente como catedrático de economía, como historiador y como político. Su militancia en el PSC, su responsabilidad como ministro, la docencia y la investigación en la universidad, la lucha contra el franquismo, su catalanismo, eran muestras de una trayectoria coherente y comprometida.
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No olvidaremos nunca a Ernest Lluch ni a ninguna de las personas muertas
por los terroristas. No dejaremos que nuestra exigencia quede maltrecha ni condicionada
por aquellos que niegan la vida. Combatiremos el terror desde la cotidianeidad de las
ideas, desde la movilización ciudadana y desde los instrumentos legítimos y
democráticos de que disponemos. El fascismo siempre ha proclamado la victoria de la
muerte sobre la inteligencia. Hoy, convertimos la consternación en fuerza cívica y moral
y decimos basta a Eta. Plantamos cara a la barbarie con civilización: a la brutalidad con
las palabras, a la muerte con nuestra vitalidad. Hoy salimos a la calle para proclamar
alto y claro que estamos del lado de la vida y que somos más, mejores y más fuertes que
los que matan. Barcelona, nuestra ciudad, y todo el país son y quieren seguir siendo un espacio donde compartamos y respetamos anhelos y formas diversas de vivir y pensar. Con esta convicción, expresamos nuestro duelo y nuestra solidaridad a la familia, los amigos, los compañeros de Ernest Lluch. Con esta determinación, defendemos y defenderemos nuestros derechos y nuestras libertades."
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También el Bilbao se hicieron manifestaciones de protesta por el asesinato de Ernest Lluch. "¿Hasta cuándo pediremos la paz?". Esa era la pregunta de una de las pancartas. "¿Hasta cuándo pediremos la paz?". Mi opinión es que en la pregunta de la pancarta se atisba cansancio, ese cansancio del que ve que lo que hace no sirve para nada, que la solución se ve tan lejana que casi no se ve solución. ¿Hasta cuándo pediremos la paz? ¿Hasta que nos cansemos de pedirla o hasta que de verdad haya paz?. Y si la paz no llega y nos cansamos de pedirla, ¿qué ocurrirá?. ¿Que nos conformaremos con nuestro doloroso destino, como lo hicieron los judíos en los campos de concentración nazis? ¿Que los terroristas habrán anulado nuestra voluntad? ¿Que la facción violenta del nacionalismo vasco habrá ganado la guerra que el propio nacionalismo inició?. Si así fuese, vaya una mierda de victoria: Bombas, tiros, extorsiones y amenazas contra paz y democracia... ¡Qué fácil es matar a una paloma enjaulada con una escopeta del doce!. |
Y en San Sebastián igualmente se hicieron manifestaciones contra ETA. San Sebastián era una de las ciudades más queridas por Ernest Lluch, y la mayor parte de los donostiarras quisieron rendirle un último homenaje. Lógicamente no había nadie de Euskal Herritarrok para protestar por este asesinato, y no tengo ninguna duda de que alguno de los que fueron a la manifestación sólo estuvieron allí para salir en las fotos, pero descontando a los que no fueron y a los que fueron pero en realidad no estaban, la verdad es que hubo mucha gente. Demasiada gente como para pretender no tenerla en cuenta. |
El día antes de su asesinato, Ernest Lluch bromeaba en un medio de comunicación diciendo que llegaría a los 104 años, pero bromas aparte la verdad es que no se consideraba objetivo de ETA. Un profesor y amigo suyo dijo al día siguiente del asesinato que Lluch no creía que ETA fuese a atentar contra su vida "porque él era un hombre de paz", y que "los hombres de la guerra no tenían porque matar a los hombres de la paz". Sin duda Ernest Lluch era un hombre muy culto e inteligente y sus deseos de diálogo son dignos de admiración, del mismo modo que digna de admiración es esa ingenua seguridad que él tenía en que "los hombres de la guerra no matan a los hombres de la paz". No sé en las cosas que Lluch puede haberse equivocado en su vida, sin duda serán pocas, pero evidentemente se equivocó de plano cuando creyó que los terroristas no atentarían contra él por ser hombre de paz... Y es que, pensándolo bien, lo cierto es que ETA ha atentado, sobre todo, contra hombres de paz.
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Los vascos y España entera están hartos de tantas muertes, de tantos
asesinatos de lo mejor que tenemos, porque ETA está matando a los intelectuales, a toda
esa gente inteligente y valerosa que se atreve a decir con los mejores argumentos que lo
que hacen los asesinos de ETA no está bien, que en vez de matar hay que dialogar, que hay
que desterrar los asesinatos, las amenazas y las extorsiones para cambiarlos por diálogo,
que el diálogo es mejor que el tiro en la nuca, que el diálogo es sinónimo de cultura
mientras que la violencia es sólo estupidez brutal, que hay que dialogar, que los
parlamentos elegidos por el pueblo están para eso, para dialogar, que habiendo
parlamentos no hay ninguna necesidad de asesinar para expresar una idea en política, que
el diálogo es la democracia, el futuro y el bienestar, mientras que la violencia es el
fascismo, la dictadura y el miedo... Sí, España entera prefiere que los terroristas dialoguen en vez de que maten a los que quieren dialogar, sin duda España entera prefiere el diálogo del parlamento que los asesinatos de los terroristas. |
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