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22 de marzo de 2007 (Angelberto)

El fiscal, al iniciarse el juicio, retira la acusación contra el etarra Otegui y queda en libertad

Conde Pumpido, Otegui y la Audiencia Nacional= HUMILLACIÓN.

Y al final resultó lo que tenía que resultar: La Fiscalía retiró la acusación nada más empezar el juicio, y al Tribunal no lo quedó más remedio que decirle al terrorista Otegui que quedaba en libertad porque nadie le acusaba de sus delitos. En resumen: Una humillación del estado de derecho en toda regla.

La película de los hechos es tan rocambolesca como todo lo está ocurriendo en España desde que el incompetente e inútil Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, llegó al poder gracias al atentado del 11-M.

El juicio debió haberse celebrado ayer a las 10,15 horas, pero Otegui aseguró que no podía ir porque se encontraba atrapado en Burgos a consecuencia de la nieve. Como el Tribunal sabe muy bien que esta gentuza de ETA no dicen la verdad ni cuando van al médico, envió a la Guardia Civil para comprobar que lo que decía el etarra era cierto, y se descubrió que ni atrapado en Burgos ni nada que se le pareciese. Otegui estaba tan pancho en su casa de Elgoibar, al calorcito de la calefacción, y descojonándose de risa de los gilipollas del Gobierno y de todo el Estado español en pleno.

Como es lógico, el Tribunal ordenó su inmediata detención y traslado a la Audiencia Nacional, y para ello se utilizó nada menos que un avión. No sé si lo del avión fue para incomodar lo menos posible al etarra o para celebrar el juicio antes de que cayera la noche, con el fin de evitar que Otegui esperase al día siguiente en el calabozo. La cuestión es que sobre las cinco de la tarde de ayer, varios agentes de la Guardia Civil se presentaron en el número 5 de la calle Santa Ana, de Elgoibar (Guipúzcoa), que es donde vive el protegido de Zapatero y sus fiscales, y se llevaron a Otegui para trasladarlo a Madrid desde el aeropuerto de Bilbao.

Cuando eran en torno a las ocho de la tarde, y Otegui ya estaba en la Audiencia Nacional, el fiscal Fernando Burgos (que siempre favorece a los asesinos de ETA), decidió retirar los cargos contra el etarra, y en consecuencia se retractó de la condena de más de un año de prisión que la Fiscalía pedía para Otegui por enaltecimiento del terrorismo. Y además vino a argumentar que el delito de enaltecimiento del terrorismo se estaba "difuminando" y ya empezaba a no ser considerado como tal delito, es decir, el fiscal Fernando Burgos dejó entrever que las leyes, aunque existan, pueden "difuminarse"...

Esto es alucinante...

Momento de la detención de Otegui, traslado al aeropuerto y llegada a la Audiencia Nacional.

La vergüenza nacional que supone este nuevo episodio de humillación y claudicación ante el terrorismo etarra, es cada vez más insoportable.

No es de recibo que este Gobierno y sus fiscales-monigotes desprecien del modo que lo hacen a las víctimas del terrorismo. Ni los muertos ni los vivos perdonaremos jamás la aberrante conducta del Gobierno de Zapatero en contra de las víctimas y a favor de sus asesinos.

Otegui estaba acusado en esta ocasión de elogiar en un acto público a una terrorista de ETA que murió cuando manipulaba un artefacto explosivo con el que, probablemente, pensaba asesinar a alguien. Y en el discurso por el que estaba procesado, Otegui aludió a la terrorista muerta como "una soldado vasca que había caído en la larga lucha por la independencia", y esto no tiene otro nombre que enaltecimiento del terrorismo o provocación para que otros jóvenes sigan por el mismo camino de asesinar con bombas que matan a cualquiera que pasa por la calle o a base de tiros en la nuca a gente indefensa. La diferencia entre un soldado y un terrorista está en que el soldado tiene enfrente a otro soldado en igualdad de condiciones, y el terrorista sólo se enfrenta con su pistola a nucas desarmadas, o con sus bombas a habitaciones donde duermen mujeres, niños u otras personas indefensas.

El día que el Gobierno y ETA descubran la diferencia entre un soldado y un terrorista, habremos ganado mucho, pero mientras tanto, seguiremos perdiendo.