Como habitualmente suele hacer todos los veranos, ETA ha iniciado su "campaña vacacional" poniendo cuatro bombas en distintas zonas de ocio, con el fin de que nadie se olvide de que tienen poder para matar y que pueden quitar la vida a la gente cuando les apetezca. Es, más o menos, lo que hacen las mafias para evitar que la gente les pierda el respeto.

Este año, para empezar, han elegido Cantabria, concretamente las localidades de Laredo y Noja, que son los lugares preferidos por una buena parte de los vascos para pasar sus vacaciones, y con esto, los asesinos han pretendido dos cosas al mismo tiempo, la primera llevar a efecto el inicio de su particular campaña terrorista de verano con el fin de perjudicar lo máximo posible el turismo en España (y por consiguiente perjudicar a todos los españoles), y la segunda recordarles a las decenas de miles de vascos que veranean en esas dos localidades cántabras, que por mucho que traten de alejarse del área de influencia del fascismo nacionalista vasco, ETA sigue manteniendo su tutela sobre ellos y les perseguirá hasta cualquier sitio donde quieran esconderse. Es el lavado de cerebro del terror.

Los terroristas encargados de colocar las bombas hicieron "su trabajo" durante la noche del sábado, día 19, y enterraron dos de ellas en distintos lugares de la playa Salvé, de Laredo, una junto a una caseta de socorristas y la otra en otro punto distinto de la playa. Y a continuación se trasladaron a Noja y enterraron otra de las bombas en una zona muy frecuentada de la playa del Ris, y la última de ellas en el muro de piedra que rodea el campo de golf de la misma localidad.

Ya sé que hay idiotas de baba que aseguran que los terroristas que ponen bombas y después avisan de que las han puesto, son "terroristas buenos" (aunque la verdad es que casi sería mejor que fuesen "personas buenas" y que no pusiesen bombas), pero de todos modos, y a pesar de la "buena intención" de estos terroristas, lo cierto es que han enterrado las bombas en unas zonas que están muy frecuentadas por jóvenes durante toda la noche -sobre todo las noches de los sábados de verano-, porque suelen desplazarse a esas playas para disfrutar del "botellón" o de una buena compañía, y si esta vez no ha coincidido que algún grupo de jóvenes se haya sentado encima de una de las bombas ha sido por pura casualidad.

Después de llevar enterradas las bombas en cuestión varias horas y deambular numerosos jóvenes junto a ellas sin saber el peligro mortal que les acechaba, los terroristas de ETA avisaron, casi a mediodía de ayer domingo, día 20, diciendo que explotarían cuatro bombas en la playa de Laredo y en el campo de golf y la playa del Ris de Noja, sin especificar los lugares exactos, y si tenemos en cuenta que la playa de Laredo tiene unos seis o siete kilómetros de larga y la de Noja dos o tres, pues podemos imaginarnos todos la dificultad de las Fuerzas de Seguridad para asegurar unas zonas tan amplias.

De todos modos, la Guardia Civil se desplegó por los lugares amenazados por los terroristas y desalojaron las playas y zonas próximas para evitar daños personales hasta que las bombas fueron haciendo explosión. Como es lógico, durante las tres horas que duró la alarma se crearon situaciones de nerviosismo entre los miles de personas afectadas, que vieron como los nacionalistas vascos de ETA les amargaban el domingo y seguramente también algunos días de las vacaciones en que, sin duda alguna, no podrán evitar sentir un escalofrío cada vez que vean cualquier cosa semienterrada entre la arena.

La primera de de las bombas detonó en la playa de Laredo a las 12,15, la segunda en la playa del Ris, de Noja, a las 12,50; la tercera en una caseta de socorristas en Laredo, a las 13,50; y la última en un muro de piedra del campo de golf de Noja a las 14,50. Finalmente se acabó permitiendo la entrada en las playas en torno a las cinco y cuarto de la tarde.

Una mujer resulta herida a causa de una de las bombas que explosionaron en Noja

Y aunque los idiotas -y los hijos de puta- crean que estos etarras han sido "terroristas buenos" por avisar de la explosión, lo cierto es que con la última de las bombas parece que no han querido ser "tan buenos", y por consiguiente no se ha podido evitar que, también hoy, los nacionalistas vascos de ETA hayan provocado heridos.

Esta nueva víctima es María Luisa González, una mujer de 84 años que cuando explosionó la última bomba se encontraba con su familia comiendo en el jardín en su casa de verano de Noja, situada cerca del campo de golf.

Los terroristas sabían muy bien que si colocaban una bomba enterrada junto a un muro, las piedras saldrían disparadas como si se tratase de metralla, y así fue. A las 14,50, María Luisa y su familia sintieron una fuerte explosión y casi de inmediato una lluvia de grandes piedras cayó sobre ellos, provocando fuertes golpes a María Luisa en el brazo derecho, la espalda y el cuello. Junto a esta mujer también estaba una nieta que se encontraba embarazada y que sufrió una crisis de ansiedad acompañada de contracciones debido a su estado. Ambas tuvieron que ser trasladadas al hospital de Laredo para recibir asistencia médica, aunque por suerte todo ha quedado en unas heridas no demasiado graves y en un gran susto.

Este es un nuevo episodio de la basura inmunda en que se ha metido TODO el nacionalismo vasco de Sabino Arana. 

Y vendrán más episodios como éste -y peores- hasta que finalmente aplastemos al fascismo que domina al País Vasco.