El día 23 de noviembre de 2001 los nacionalistas vascos de ETA asesinaron a los ertzainas (policías vascos) Ana Isabel Arostegi Legarreta y Javier Mijangos Martínez de Bujo.

Eran poco más de las siete de la tarde cuando Ana y Javier estaban regulando el tráfico en el cruce de Zaldizurreta, a la entrada de la localidad de Beasain (Guipúzcoa). Quince minutos antes habían relevado a otros dos compañeros que por un cuarto de hora tuvieron la fortuna de salvar su vida.

Hacía ya un buen rato que había anochecido y una lluvia fina y persistente caía sobre Beasain.

La gran cantidad de circulación que hay a esa hora de los viernes en el cruce de Zaldizurreta hace necesario que los agentes dirijan el tráfico para facilitar a los usuarios sus desplazamientos en automóvil. Los dos ertzainas hacían su trabajo en el cruce protegidos únicamente con los anoraks rojos de sus uniformes, y si sólo tenían esta "protección" es porque el PNV no cree que sea necesario dar más amparo a la Ertzantza ya que -según los seguidores de Sabino Arana- en el País Vasco no pasa nada ni hay nada que temer, y digo yo, sobre todo no hay nada que temer para los políticos nacionalistas que han pactado con ETA porque de esos -lógicamente- no cae ni caerá ni uno.

Cuando pasaba un cuarto de hora de las siete de la tarde, dos nacionalistas vascos de ETA encapuchados -un hombre y una mujer muy jóvenes- se dirigieron a los ertzainas que estaban en el cruce y sin mediar palabra dispararon contra ellos varias veces hasta que cayeron al suelo ensangrentados. Después los remataron. Los policías no tuvieron ni la más mínima oportunidad de defenderse. Los "gudaris" vascos les tirotearon cobardemente por la espalda. 

Ana Isabel recibió tres disparos en la cabeza y Javier dos. Ana Isabel murió en el acto y su compañero Javier fue trasladado casi sin vida a la Clínica de la Asunción, de Tolosa, donde falleció sobre las nueve de la noche.

Ana Isabel Arostegi era vasca, de Munguía (Vizcaya), tenía 34 años, estaba casada y era madre de tres niños vascos de once, cinco y un años de edad. No sé cómo será la vida de esos tres niños a partir de ahora, ni tampoco sé lo que pensarán cuando tengan uso de razón. No sé si maldecirán esa delirante "construcción nacional" a base de asesinatos y pactos entre terroristas y nacionalistas, ni tampoco sé si por el contrario -y desgraciadamente- pueda ocurrirles lo mismo que a uno de los hijos del asesinado concejal socialista Froilán Elespe, cuando le espetó a Zapatero, con su padre de cuerpo presente, que los únicos que hacían algo por la paz eran los nacionalistas vascos... 

En el fondo ese gigantesco error es el principal problema que hay en el País Vasco. Lo peor no son los asesinatos, lo peor no son las extorsiones a empresarios, lo peor no son los destrozos e incendios que todos los fines de semana organiza ETA... Lo peor es esa especie de anestesia que padecen muchísimas personas en el País Vasco y que las convierte en "zombies" nacionalistas. Lo peor es ese miedo que los dirigentes nacionalistas han sabido meter en los subconscientes de los vascos más cobardes para convencerles de que únicamente encontrarán seguridad dentro de la familia nacionalista.

Tan bien se lo han sabido hacer los dirigentes nacionalistas (en colaboración con los asesinos) que han conseguido un gran rebaño de cobardes para que les voten en todas las elecciones. Cobardes que -muchos de ellos- siendo de Valladolid, de Trujillo o de Sevilla "se sienten" nacionalistas vascos y votan al partido del xenófobo fascista Arzallus, porque votándole y manifestando públicamente "su sentimiento" nacionalista vasco tendrán la seguridad de que no les van a matar.

En el País Vasco hay tres grupos de personas: ASESINOS, COBARDES y VALIENTES, y tengo la completa seguridad de que los nacionalistas vascos están ABSOLUTAMENTE TODOS englobados en cualquiera de los dos primeros grupos. 

Pero volvamos a este nuevo y triste suceso que tan habitualmente nos vemos obligados a vivir en el País Vasco.

Inmediatamente después de los disparos, algunos vecinos del lugar avisaron al ambulatorio de Beasain para que prestasen los primeros auxilios a los ertzainas, y mientras tanto la gentuza etarra que se encontraba en una Herriko Taberna que hay en el mismo cruce, miraban -supongo que regocijados- los dos cuerpos bañados en sangre que "sus héroes" habían tiroteado.

La tristeza por la muerte de Ana en cierto modo se compensaba por la esperanza de vida que según las primeras noticias se tenía sobre el estado de Javier. En un primer momento todos creímos que Javier saldría con vida de este atentado pero desgraciadamente los médicos no consiguieron salvársela. 

Javier Mijangos también era vasco, de Bilbao (Vizcaya), tenía 32 años, estaba casado y era padre de un niño de once meses. Sin duda alguna Javier Mijangos estaba enseñando a su hijo a dar sus primeros y torpes pasos, pero la "construcción nacional vasca" le impidió continuar enseñando a su hijo vasco a andar.

Supongo que ningún periodista estadounidense, inglés e incluso francés leerá esto que estoy escribiendo y por eso la mayor parte de ellos seguirán diciendo en sus prestigiosos medios de comunicación que los "rebeldes vascos" han tenido un "incidente armado" con dos policías en el "conflicto" que los independentistas vascos tienen con el estado español. Y los desinformados ingleses, estadounidenses y quizá también algunos franceses continuarán creyéndose que el pueblo vasco está oprimido por España y que por ese motivo hay unos grupos rebeldes en el País Vasco que de vez en cuando tienen "incidentes armados" con militares españoles... Para nuestra desgracia, esta es la triste realidad sobre lo que nuestros "aliados" de a pie creen que sucede en el País Vasco.

Lo cierto es que hemos tenido que añadir otros dos nombres a la interminable lista de muertos a causa del puto nacionalismo vasco, otros dos nombres que no sólo son el título de una simple esquela sino dos personas con padres, con hijos y con esposa y marido que tenían sus ilusiones y tristezas, sus alegrías y sus penas. Dos personas, en fin, que han sido borradas del mapa por el simple hecho de estar una tarde de otoño regulando el tráfico en un cruce del País Vasco.

Y los asesinos no son solamente esos dos ignorantes pendencieros que han disparado sobre Ana y Javier, los asesinos también son absolutamente todos los políticos y votantes de Batasuna, partido al que vergonzosamente nos vemos obligados a soportar porque según la Justicia (supongo) es un partido que obra dentro de la ley y no merece ser ilegalizado.

Y tampoco voy a ser tan estúpido como para olvidar la evidente responsabilidad en este crimen del resto de los políticos nacionalistas vascos, políticos nacionalistas que han tenido la desvergüenza de pactar en favor de los asesinos a cambio de que no les maten a ellos.

Qué idiotas o que perversos deben ser los votantes nacionalistas cuando ni siquiera se plantean esa realidad palpable de que ETA jamás atenta contra los políticos nacionalistas. Morirán policías, morirán ertzainas, morirán concejales socialistas o populares, morirán personas que casualmente pasan al lado de un coche bomba pero OBSERVEN que nunca muere un político nacionalista bajo las balas de ETA... ¿Y saben por qué?, pues porque ése es el pago por el pacto, ése es el pago por las concesiones, ése es el pago por la criminal omisión del PNV.

Y que los idiotas o perversos votantes nacionalistas no vengan diciendo que Ibarretxe, o cualquier otro hipócrita de su camarilla, suelen hacer declaraciones contra ETA después de un asesinato, porque deberían saber que esas declaraciones también forman parte del pacto. Declarar contra ETA (con permiso de los terroristas, por supuesto) después de un atentado es el mejor modo de continuar con ese pérfido engaño que mantenga a su electorado nacionalista igual de borrego e imbécil que siempre.

Cuándo aprenderán los nacionalistas vascos que no es necesario colgarse la etiqueta de nacionalista para amar a su tierra... ¿Acaso esos estúpidos nacionalistas creen que los asturianos, andaluces o madrileños no aman su tierra por no autodenominarse nacionalistas?. Indudablemente los nacionalistas vascos son inmensamente idiotas (y no es un insulto, no os sulfuréis, es una simple definición).

Tan idiotas son los nacionalistas vascos que estos dos que mataron a los ertzainas no supieron hacer las conexiones oportunas en el coche que utilizaron para huir, y la bomba que habían puesto en él para borrar las huellas no explotó. Ahora los expertos de la Ertzaintza (si sus jefes del PNV se lo permiten) podrán estudiar las huellas que los incompetentes asesinos nacionalistas vascos sin duda habrán dejado en el vehículo y no tardando mucho dispondrán de sus identidades. Más tarde (si sus jefes del PNV se lo permiten) podrán detenerlos y meterlos en la cárcel.

En otras palabras, si no conocemos todos las identidades de los asesinos en una semana es porque hay gato encerrado.

Esperemos que la Ertzaintza -aunque sea desde sus bases- sea capaz de depurar la manada de espías que tienen en sus filas y en su jefatura, para de este modo evitar que sean los espías quienes les vayan "depurando" a ellos poco a poco.

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