LOS ASESINOS DE ETA SÓLO REPRESENTAN AL 8 % DE LOS VASCOS O AL 0'4 % DEL TOTAL DE LOS ESPAÑOLES

EL "ACCIDENTE" DE MARÍA FRANCISCA ERAUNZETAMURGIL ALKORTA

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El lunes, 20 de agosto de 2001, la señora María Francisca Eraunzetamurgil Alkorta sufrió un "accidente", a consecuencia del cual resultó muerta, y su nieto Jokin Galarraga, de 16 meses, herido muy grave.

Este "accidente" ha sido provocado por la deflagración de una carga de pólvora prensada, y dispuesta para hacer explosión, la cual estaba oculta en el interior de un cochecito de juguete que fue abandonado en los servicios del bar Txioka de la calle Nagarrika nº 22, en la parte vieja de San Sebastián. El juguete asesino fue abandonado durante la tarde-noche del sábado día 18, cuando los violentos, cargados como es habitual de grandes cantidades de cócteles molotov y diversos ingenios explosivos, celebraban en la parte vieja la manifestación ilegal del entorno de ETA-Batasuna.

La cuestión es que algún jovenzuelo atolondrado del entorno terrorista, seguramente se asustó al ver llegar a la Ertzaintza, o quizá al detectar un par de policías de paisano por la zona, y prefirió abandonar su artefacto casero en los servicios del primer bar que se encontró.

 

Como es lógico, los niñatos que los viejos de ETA utilizan para cometer los atentados, son unos pobres desgraciados plenos de cobardía y estupidez, y al susodicho jovenzuelo ni se le ocurrió avisar de la existencia de la trampa que había abandonado en los servicios del bar Txioka.

La consecuencia de esta imbecilidad fue una inmensa desgracia para una familia que, paradójicamente y según diversas fuentes, pertenece al nacionalismo menos moderado, ya que el yerno de María Francisca, y a la vez padre de Jokin, es delegado del sindicato LAB, que como todos sabemos es el más próximo a la organización terrorista ETA. Es muy probable que ése sea el motivo por el que los representantes del entorno de ETA (el partido Batasuna) se niegan a aceptar la autoría de esta nueva muerte y la condenan, pero es que... claro, ¿qué pensaría el padre de Jokin y el resto de engañados si no lo hiciesen así?.

 

En fin, vamos al relato de este triste suceso.

El sábado día 18, y más o menos durante los incidentes de la manifestación ilegal convocada por el entorno de ETA-Batasuna en San Sebastián, los propietarios del bar Txioka encontraron en los servicios de su establecimiento un cochecito de juguete teledirigido y una jirafa de peluche que recogieron a la espera de que fuesen reclamados por su dueño. Los juguetes permanecieron en el bar durante la noche del sábado y todo el domingo, llegando incluso a jugar con el cochecito el propietario del establecimiento.

Finalmente, el lunes 20 por la mañana, y como nadie había ido a reclamar los juguetes, el propietario le dijo a una de sus empleadas que los iba a tirar a la basura. Ante esa decisión del dueño del bar, la empleada se los pidió para regalárselos a sus sobrinos.

 

Después de que los dos sobrinos de la empleada recogieron los juguetes, se marcharon del bar acompañados de su tía, su madre y su abuela, y todos se subieron al Opel Corsa SS-4231-AM.

Conducía la tía, iba de copiloto la madre de los niños, y en los asientos traseros del coche se sentaban la abuela, Jokin y su hermano de cuatro años. Parece ser que María Francisca llevaba en brazos a su nieto Jokin, a la vez que manipulaba el cochecito tratando de abrir uno de los compartimentos del juguete con la boca. En aquel momento se activó la carga explosiva, y el juguete se convirtió en una multitud de esquirlas metálicas disparadas a toda velocidad. 

 

Una de las piezas del cochecito le seccionó la yugular a María Francisca, que murió desangrada en pocos segundos, y una buena parte de las esquirlas le destrozaron la cabeza y los ojos a Jokin.

La tía del niño inmediatamente paró el coche y mientras una trataba infructuosamente de tapar la herida de su madre para evitar que se desangrase, la otra cogió el niño y pidió ayuda desesperadamente. Un fotógrafo de un periódico trasladó al niño al hospital Donostia donde Jokin quedó ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos.

 

Mientras tanto, otras personas que se encontraban en la calle trataron de ayudar en lo posible taponando con toallas la herida de María Francisca a la espera de que llegase la ambulancia, pero todo fue inútil, la herida era muy importante y María Francisca murió en el coche de su hija.

Jokin ingresó en el hospital interesando fractura del frontal izquierdo con salida de masa encefálica, hemorragia cerebral, estallido de los dos globos oculares y traumatismo grave en la mano derecha, aparte de otras magulladuras de menor importancia en el resto de su cuerpo. Su pronóstico, lógicamente, es gravísimo y aún no se conocen todas las secuelas que puedan llegar a dejarle.

 

La explosión no fue muy importante y el hecho de que el resultado haya sido tan dramático se ha debido a la proximidad del artefacto a las caras de la abuela y el nieto en el momento de la deflagración. Por este motivo las dos mujeres que viajaban en los asientos delanteros no resultaron afectadas, y el hermano de Jokin sólo sufrió pequeños problemas en un oído y algunas leves erosiones. De todos modos el principal problema del hermano de Jokin sin duda será las secuelas psicológicas que probablemente derivarán de este dramático suceso.

  

Después de conocerse estos hechos, el Gobierno vasco manifestó que se trataba de la explosión de un juguete de aeromodelismo utilizado sólo por personas mayores, y que podría funcionar con gasolina, por lo que era probable que la deflagración se debiese a la explosión del depósito de combustible. 

Tras esta información fueron muchos los que pensaron que, de algún modo, el Gobierno vasco estaba tratando de desviar la atención de la sociedad hacia un accidente fortuito no relacionado con el nacionalismo vasco violento, seguramente para evitar enfrentamientos entre los nacionalistas, y poco a poco fuimos sabiendo la verdad...

 

El juguete bomba era un cochecito de un tamaño algo superior a un teléfono móvil, y no existe en el mercado ningún ingenio de aeromodelismo de ese tamaño, ya que la mayor parte de ellos tienen una medida mínima de medio metro aproximadamente.

Tampoco tengo ninguna duda de que la Ertzaintza tuvo que darse cuenta en la inspección ocular, de que aquella explosión no era de gasolina sino de pólvora, y también supongo que inmediatamente algún funcionario iría al bar Txioka para conocer las características del juguete en cuestión.

La verdad es que conociendo estos datos, como sin duda el Gobierno vasco los conocía, parece bastante difícil de explicar que un portavoz del partido diese una información tan inexacta.

  

Y cuando los dirigentes Batasuna se enteraron de que el padre y yerno de los "accidentados" era delegado del sindicato LAB, inmediatamente alzaron la voz para asegurar que no había sido obra de ETA y que -cosa curiosa- condenaban el atentado. Y también el ínclito y a la vez delirante Joseba Permach salió a la palestra para decir absurdidades tales como que lo sucedido "era un capítulo más de la guerra sucia contra Euskal Herria" y que "jamás se habían producido por parte de ETA este tipo de hechos de forma tan indiscriminada"

Yo le diría al amigo Joseba Permach que es bastante lógico pensar que esta explosión no ha sido realizada por ETA, al menos tal y como todos entendemos a la organización terrorista ETA, pero de lo que a nadie le cabe ninguna duda es de que este homicidio ha sido obra del entorno del terrorismo etarra (las ramificaciones de ETA) en el que, por supuesto, el amigo Joseba también está metido.

 

El tonto éste de Joseba no se da cuenta de que a nadie medianamente inteligente se le ocurriría hacer "la guerra sucia contra Euskal Herria" dejando abandonado un cochecito de juguete con una pequeña carga de pólvora en los servicios de un bar. La verdad es que me da la sensación de que el tonto éste de Joseba no tiene ni idea de lo que sería una auténtica guerra sucia...

Si alguien quisiese hacer guerra sucia en el País Vasco es muy probable que en vez de dejar un cochecito de juguete con unos gramos de pólvora prensada en los servicios de un bar, pusiese un coche de verdad, cargado de la misma dinamita Titadine que actualmente utiliza ETA, y lo hiciese explosionar "casualmente" en el momento en que pasase por algún determinado lugar... pongamos un par de nacionalistas de relieve rodeados de periodistas. Eso sería guerra sucia y no esta gilipollez tan propia de los descerebrados "gudaris" de pacotilla, que se dedican a tirar cócteles molotov y a poner bombas caseras a los no-nacionalistas casi a diario.

 

Y supongo que también sería guerra sucia empezar a secuestrar y a pegar tiros en la nuca a nacionalistas vascos, del mismo modo y con los mismos métodos que los nacionalistas violentos utilizan para asesinar a personas no-nacionalistas.

Eso sería guerra sucia y no el dejar un cochecito con una diminuta carga de pólvora en los servicios de un bar.

Esta acción es clásica de la rama juvenil de ETA, representada por los miembros de SEGI (antes Jarrai y Haika), que fundamentalmente se dedican a la preparación de cócteles molotov y a la fabricación de pequeños artefactos caseros cuya carga siempre está compuesta por bombonas de gas, gasolina o, como en este caso, por PÓLVORA PRENSADA. Y estos artefactos SIEMPRE acaban haciendo explosión en las manifestaciones y algaradas callejeras que organiza el entorno de ETA, como la que hubo en la tarde del sábado día 18 en la zona de San Sebastián donde está ubicado el bar Txioka y en el cual, ese día, apareció el juguete explosivo.

Por otra parte, también habría que recordarle al tonto de Joseba que desde que las Fuerzas de Seguridad del Estado acabaron con el GAL, jamás ha habido un solo artefacto explosivo en el País Vasco que no haya sido fabricado por ETA o por su entorno.  

 

¿Y qué decir de eso de que ETA jamás ha cometido atentados indiscriminados?. La verdad es que me dan ganas de recordarle al tonto ése de Joseba lo de la calle Correo, lo de Hipercor y lo de Irene Villa entre otro montón de barbaridades que sus entrañables amigos de ETA han ido haciendo por toda España.

ETA por definición es un grupo de delincuentes asesinos cuya actividad principal es la de sembrar el terror indiscriminado, y si alguien no lo cree así que piense un poco en la utilidad de los coches bomba que con tanta asiduidad va poniendo ETA por todas partes. ¿Acaso no es un modo de atentar indiscriminadamente el poner un coche bomba? ¿Acaso pueden garantizar los asesinos de ETA que los cuarenta o cincuenta kilos de dinamita de su coche bomba sólo van a afectar a la persona a la que quieren matar?. Pues no, no lo pueden garantizar, y la mejor prueba de ello la tenemos en una buena parte de los asesinados por la banda terrorista que eran personas normales y corrientes que tuvieron la mala suerte de pasar por el lugar en el momento en que el subnormal de turno apretó el botón asesino. Y aunque ha habido muchos más, ahora mismo me vienen a la cabeza un par de casos recientes: Los dos trabajadores muertos en Martutene cuando los etarras querían matar al concejal Dubrueil y el conductor de autobús que murió en el atentado a Querol. ¿Acaso no son ésos atentados indiscriminados?. 

 

La verdad es que entiendo perfectamente que el Joseba éste sea tan sumamente tonto como para decir estas estulticias, porque muy tonto hay que ser para estar metido en el mundillo ése en el que está metido él, pero de ahí a atreverse a catalogar nada menos que de "guerra sucia" a la explosión de ese cochecito... vamos, que no me cabe ninguna duda de que el tío éste es tonto.

De todos modos supongo que todos los que le rodean, por arriba y por abajo, pensarán del mismo modo que él, y si esto es así, no tengo más remedio que convencerme totalmente de que son unos auténticos incapaces como enemigos. Si la historia ésta se pusiese seria de verdad (Dios no lo quiera...), hay que reconocer que con ellos no tendríamos ni para empezar. Son unos payasos incompetentes que como enemigos dan risa.

 

Y el resultado de los métodos violentos utilizados por una buena parte del nacionalismo vasco, ha sido una nueva muerte, un nuevo funeral y un nuevo entierro que los gudaris de Sabino Arana se apuntarán en su macabra lista. Porque aunque ellos no quieran reconocerlo, saben perfectamente que son los únicos responsables de esta nueva desgracia. 

El gilipollas que dejó el juguete bomba en el bar es muy probable que ya haya recibido una buena reprimenda de sus superiores por ser tan cobarde y tan descuidado, pero tengan ustedes la seguridad de que ETA y su entorno se guardarán muy mucho de que la verdad salga a la luz.

 

Y lo peor de todo es que en España hay una nueva familia destrozada para siempre por culpa de estos descerebrados incultos y manipulados que creen a pies juntillas que "el País Vasco fue un estado independiente que dejó de serlo cuando lo invadieron por la fuerza los tanques españoles".

Para que vean ustedes en qué se basan muchos de los críos de la "kale borroka" cuando preparan sus artefactos explosivos contra... su propia policía y su propio pueblo.

¡Que España invadió Euskadi...! Vaya gilipollez.

 

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