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EN PORTADA     Foro de debate de El Boleto - La verdad sobre ETA

15 de junio de 2008 (Angelberto)

 

La web "El Boleto-La verdad sobre ETA" cumple 10 años en Internet

Aspecto de la web El Boleto en sus principios en Internet. Era muy sencilla pero cumplía perfectamente su función.

Hace ahora diez años, exactamente el día 15 de junio de 1998, publiqué por primera vez la web "El Boleto", que es una web personal creada con la intención de informar a la gente fundamentalmente sobre la organización terrorista ETA, aunque, con posterioridad, y a medida que ETA iba perdiendo fuerza como referente nacionalista, las circunstancias han hecho que, poco a poco, el contenido de esta web se haya ido ampliando a los que, de un modo u otro, han ido dando balones de oxígeno a los asesinos, entre los que destacan con evidente claridad los integrantes del, mal llamado, "nacionalismo democrático".

A lo largo de estos diez años, aparte de ir recopilando muchos de los cobardes asesinatos de ETA, también he tratado de informar sobre lo que rodea al nacionalismo vasco y a sus continuas y vergonzosas manipulaciones, porque me daba la sensación de que en los medios de comunicación no se hablaba con suficiente claridad sobre el tema ni, por regla general, se profundizaba lo debido en este asunto, y si alguna vez se hacía era en contadísimas ocasiones.

Pocos años después cambió su aspecto pero continuando exactamente en la misma línea.

Aparte de intentar explicar algunas cosas del mundo oscuro del nacionalismo vasco en esta web, tengo que reconocer que también me ha servido como vía de escape a la impotencia que siempre supone saber que, a base de ciertas mentiras muchas veces repetidas, se estaba construyendo una historia falsa, tanto de ETA como del nacionalismo vasco en general, cuyo bloque basaba su existencia en una muy bien urdida sarta de falsedades en relación con un país que nunca existió (Euskal Herria), con unas fronteras que nunca fueron tales, con un idioma inventado hace cuatro días (el batua) hablado por poquísimos vascos, con una bandera sin sentido (la ikurriña) que en realidad era la del Partido Nacionalista Vasco, con una opresión por parte del resto de España totalmente inexistente y con una historia y una geografía de "comic" que ningún historiador serio admite como real.

Esta era la portada anterior a la que puede apreciarse en la actualidad.

La cuestión es que para sacar adelante todo este cúmulo de falsedades, sustentadas en la doctrina del fascista Sabino Arana, fundador del PNV, el nacionalismo vasco acabó pariendo a ETA con el fin de lograr dominar al pueblo mediante asesinatos mafiosos y fascistas, porque sabían muy bien que con sus quiméricos y falsos argumentos nunca lo conseguirían. Los nacionalistas -como cualquier fascista que se precie- siempre han sabido que para lograr sus fines es imprescindible doblegar al pueblo, y si no se consigue sólo con palabras, pues se hace un buen "lavado de cerebro"  a la gente, dosificando debidamente la violencia, y asunto terminado.

El 10 de marzo de 2006 el aspecto de la web El Boleto dio un cambio radical, aunque permaneció su contenido.

Efectivamente esta web se inició para hablar de ETA y de sus crímenes, pero al final ha acabado poniéndose en evidencia lo que decía el propio Javier Arzallus -que durante muchos años fue presidente del PNV- cuando admitía que "unos tenían que sacudir el árbol para que los demás recogiesen las nueces", en referencia a los frutos que recogía el nacionalismo vasco gracias a los crímenes de ETA, justificando así los asesinatos de los terroristas porque gracias a ellos el nacionalismo vasco seguía avanzando. Precisamente Javier Arzallus fue el que bautizó a los violentos de la "kale borroka" como "los chicos de la gasolina", poniendo en su definición un tono paternal que le delataba.

Y sobre todos estos asuntos se ha ido disertando en esta web durante la última década, en la cual a lo largo de un año y medio estuvo funcionando un foro libre, sin censura y totalmente abierto a cualquiera que quisiese participar en él, para que pudieran discutirse todos los argumentos. En este foro, durante el tiempo que estuvo abierto, escribieron personas de todo tipo y condición entre los que, por supuesto, también había nacionalistas e incluso etarras, y en él se puso de manifiesto que sus argumentos son tan débiles como estúpidos, lo cual puede comprobarlo cualquiera que lo desee, simplemente entrando en él (pulse aquí para ver los debates de ese foro). Son muchos los debates que se abrieron en él durante aquella época, y buena parte de ellos fueron muy clarificadores para muchas personas que por entonces de pusieron en contacto conmigo.

Ahora, y para acabar resumiendo un poco el lío mental del criminal -y al mismo tiempo patético e infantil- nacionalismo vasco, acabo de recordar un artículo que publiqué allá por el año 2001, cuando escribía regularmente en la sección "Mis Artículos", y que posteriormente también saqué en el foro. Era una especie de visión del pasado y futuro del nacionalismo vasco y se titulaba Zantzoa. Dice así:

ZANTZOA

O “irrintzi”, que para el caso es lo mismo.

    ¿Se imaginan ustedes a un señor de nuestro tiempo, ya mayor, algo rechoncho, indiscutiblemente racista y un poco jesuita, bajando con un trotecillo pedestre por los verdes montes del País Vasco y lanzando el grito de guerra de los “gudaris”, mientras a lo lejos suenan los ruidos monótonos y ancestrales de la “txalaparta”?.

    Pues no sé si ustedes se lo imaginarán, pero la verdad es que a mí me parece estar viéndolo en cinemascope y eastmancolor.

    En el cine de mi imaginación le veo detrás -siempre detrás, por supuesto- de los jovenzuelos atolondrados que, en vez de chicos de la gasolina, por fin se han convertido en “gudaris” uniformados con fusiles automáticos en sus manos dispuestos para ser disparados.

    Le veo dándoles gritos de ánimo igual que en su tiempo también lo hizo Elías Gallastegui con sus “mendigoxales”, cuando les llevaba al monte para enseñarles cómo había que luchar contra todos aquellos que no aceptaban el nacionalismo vasco como doctrina. Le veo dirigiéndose a los jovenzuelos estúpidos de los cócteles molotov para comerles el coco por activa y por pasiva con modernos sistemas de comunicación que hoy en día están muy lejos del “Jagi-Jagi” utilizado por el pobre Elías “Gudari”, el cual, por cierto, no sé qué diría si levantase la cabeza y viese que estamos en el siglo XXI y las cosas no han mejorado gran cosa para su causa. Y también veo a nuestro señor, el rechoncho jesuítico, sintiéndose una mezcla de mesías en domingo de resurrección y de Sabino Arana y Santiago de Meabe juntos, convencido de que -esta vez sí- conseguirá por la fuerza la independencia de Euskal Herria.

    Así le veo. Y si así le veo es porque eso es lo que este individuo me transmite cada vez que le oigo hablar.

    No me cabe ninguna duda de que tanto Sabino Arana como Santiago de Meabe se sentirían orgullosos de tener un “descendiente” tan exquisitamente odiador y tan intrínsecamente cruel. Lo que se me hace raro es que este personaje no esté escribiendo en algún medio de comunicación con un seudónimo violento, igual que hacía Meabe cuando firmaba como “Geyme” en el semanario del PNV “Aberri”, del que era director. Y sin duda parecerá tener razón el que diga que “Geyme” no es un seudónimo violento, pero es que hay que interpretar lo que el amigo peneuvista Santiago de Meabe quería decir con esa palabreja. Atiendan ustedes: “Gora Euskadi Y Muera España”, éste es el significado de las siglas “Geyme”. Como se puede comprobar, así de violentos eran ya los nacionalistas del PNV a principios del siglo pasado.

    Pero continuemos con el tema central de esta película y volvamos a nuestro rechoncho protagonista, que, les recuerdo, bajaba al trotecillo pedestre por los verdes montes del País Vasco lanzando ancestrales gritos de guerra.

    Le veo dirigiéndose de nuevo a los subnormales de la gasolina (ahora de los cetme), para azuzarles con las “batallitas” que Sabino contaba a su manera en el libro “Bizcaya por su independencia”, y le veo explicándoles lo bien que mataba el Cura Santa Cruz a los “azurbeltzak” o “huesos negros”, que es como los nacionalistas llamaban a los demócratas de entonces. También le veo convenciendo a los ahora temblorosos cobardes de la gasolina, de que tienen el privilegio de ser auténticos “jatorras”, verdaderos purasangre que, sin duda alguna, pertenecen a una raza superior. Le veo asegurándoles que el no-nacionalista es el enemigo, el “otso beltza”, el lobo negro, el animal extraño “belarrimotzari” de orejas cortas que hay que exterminar. Le veo haciendo cantar a los retrasados de la gasolina el “Batasuna” del nacionalista Telesforo Monzón, siempre acompañados por el monocorde “tac, tac, tac, tac...” de la “txalaparta”.

    Le veo. Ciertamente le veo.

    Le veo afirmando que los vascos que no quieren someterse al sacrosanto nacionalismo son repelentes “zipayos”, a los que también hay que pasar por las armas. Le veo convenciéndoles de que Euskal Herria llega hasta el mismísimo Pilar de Zaragoza y hasta Asturias, y que una buena parte de Castilla, toda Navarra y toda La Rioja también es Euskal Herria, porque lo dijo el nacionalista vasco Federico Krutwig en su libro “Vasconia”. Y veo a una buena parte de los “gudaris” de pacotilla con los cetme en las manos, y pendientes en las orejas, y “piercings” en la lengua, labios y/o nariz, y con el pelo largo, por supuesto con el pelo largo, porque como ya dijo el cura párroco de Jemein, Juan Antonio Moguel, los barberos no hacían nada útil por el nacionalismo vasco.

    Le veo sintiéndose protagonista del “Amaya” de Francisco Navarro Villoslada, con la jesuítica cruz a cuestas echando a espadazos a los “invasores” de España, perdón, digo, de Euskal Herria, como si fuesen odiosos moros u odiados judíos, razas ambas consideradas desde antiguo enemigas del vasquismo puro. Y le veo gritando “¡Gora JEL!” “¡Gora JEL!”, pretendiendo que los ignorantes de la gasolina entiendan que la razón de ser del nacionalismo vasco es Dios y las antiguas leyes, exactamente igual que sucede en el Afganistán de los talibanes.

    Y también veo a los miedosos de la gasolina comprendiendo por fin lo jodido que es disparar... ¡y que te disparen!. Y les veo temblar porque ellos no estaban acostumbrados a eso, y les veo recular, y les veo morir, y les veo tirar sus armas y correr, y les veo cagarse por las patas abajo mientras el verde monte por donde trotaba el rechoncho jesuítico se llena de un insoportable hedor, hedor a miedo, hedor a cobardía, hedor a mierda...

    Y el rechoncho jesuítico empieza a ver la cosa complicada y por primera vez se pone al frente de las tropas de “gudaris”, pero no porque su valor le haga dar la cara sino porque huyen como conejos asustados y las posiciones se han invertido. Y a la vez que corren con el mismo desenfreno que alborotados basiliscos, sus estrechas mentes van comprendiendo por fin eso que yo he dicho muchas veces, de que los nacionalistas vascos son pocos, débiles, estúpidos y cobardes (y que conste que no insulto, simplemente defino).

    Y veo la verde campiña vasca tapizada por los cientos de “ikurriñas” que los “gudaris” asustados han ido tirando para poder correr más. “Ikurriñas” de moderno diseño sabiniano, inspiradas en la bandera de un barco británico que Sabino vio una vez en un cuadro y repintó a su gusto hortera. ¿Y por qué tantas “ikurriñas”?, pues porque los nacionalistas vascos siempre llevan consigo una, más o menos grande, para demostrar lo vascos que son, aunque a decir verdad, cuando las cosas se ponen mal, eso es lo primero que tiran al suelo para salvar la vida. Y, después, y ya libres de la batalla perdida, los “zantzoa” y los “irrintzi” se suavizarán tornándose en serviles risitas o, si acaso, sólo se usarán para lanzarlos en las fiestas populares como muestra de alegría y no de odio.

    Y de este modo, y con toda claridad, veo lo que podría suceder en el País Vasco si los nacionalistas se empeñan en declarar la guerra al Estado español, porque supongo que eso es lo que en un futuro querrán hacer, ya que ellos saben perfectamente que por las buenas no van a conseguir desgajar una parte de España, y también saben que con el terrorismo todavía menos, entonces ¿qué les queda?, pues muy fácil, una declaración formal de guerra y... ganarla. Y a partir de ese momento los nacionalistas vascos se acordarían de la ridículamente extensa "Vasconia" de Krutwig y podrían disfrutar sometiendo al resto de los vascos, navarros, cántabros, riojanos, castellanos y aragoneses, y podrían ser dueños de Zaragoza y llamar a la Virgen del Pilar “Ama Birjina”, y apoderarse de Navarra, y de Cantabria, y de La Rioja, y de Burgos, y de Soria, y si pueden, de España entera, porque ganando guerras es como se han establecido siempre las fronteras en el mundo, salvo que haya habido acuerdos pacíficos, y, evidentemente, en este caso ni hay acuerdos ni hay paz.

    Y fuera ya del cinematográfico relato, la pregunta es: Si los nacionalistas vascos declarasen la guerra al Estado español, ¿la ganarían para poder imponer sus fronteras?.

    Y para terminar diré que ésta es la película de mi particular visión del pasado, presente y futuro del País Vasco, siempre que los nacionalistas se empeñen en mantener sus aspiraciones secesionistas a base de un despreciable terror fascista que incluso impide a los vascos no-nacionalistas presentarse a las elecciones democráticas.

    Mi mejor consejo -aunque no sea nadie para darlos- es que los nacionalistas vascos se vayan olvidando de los “zantzoa” violentos y que traten de aprender algo del caballeroso, culto e inteligente nacionalismo catalán.

    Nos irían mejor las cosas a todos, de verdad. Al fin y al cabo todos somos Europa... Vamos, digo yo. ¿O quizá los nacionalistas vascos no?

    “Zantzoa” a estas alturas... ¡Qué tontería!

 

Artículo publicado en Mis Artículos el 29/08/01 y en el Foro El Boleto el día 17/07/02. Por cierto, que conste que por aquel entonces el nacionalismo catalán no estaba tan podrido como, sin duda alguna, lo está ahora.

 


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