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26 de diciembre de 2007 (Angelberto)

ETA pone una bomba en la "Casa del Pueblo" del PSOE de Balmaseda

Entrada de la Casa del Pueblo del PSOE en Balmaseda.

La organización terrorista ETA siempre ha sentido una curiosa atracción por la Navidad, y me imagino que esa atracción de debe a que son unas fechas donde siempre se habla de paz, de alegría, de felicidad, de unión familiar y de especial ilusión entre los niños...

Me atrevería a pensar que quizá sean precisamente esos sentimientos tan humanos que lleva consigo la Navidad, por lo que los terroristas de ETA siempre suelen elegirla para mostrar toda su violencia, y posiblemente por eso a sus dirigentes se les ha ocurrido que había que hacer estallar una bomba, justo a las 9 de la noche de Nochebuena, que es cuando las familias se disponen a sentarse a la mesa para disfrutar de esa cena especial tan extendida en la cultura española.

En esta ocasión los terroristas de ETA han creído necesario fabricar una bomba con cinco kilos de potente explosivo para destruir la Casa del Pueblo que tiene Partido Socialista Obrero Español en la localidad vizcaína de Balmaseda (o Valmaseda, como se ha dicho siempre, de "valle" y "maseda"), y de paso destruir también las viviendas de los vecinos que han tenido la desgracia de residir en el maldito lugar donde esta vez ETA ha decidido apuntar hacia un objetivo.

Estado en el que quedó la parte trasera de la Casa del Pueblo del PSOE y las viviendas afectadas después del atentado de ETA.

Cuando cincuenta minutos antes de la explosión, el teléfono de emergencias recibió el aviso de que iba a explotar una bomba en la Casa del Pueblo de Balmaseda, la Ertzaintza, como siempre, acordonó la zona y desalojó a los vecinos para evitar daños personales.

En el momento en que las familias sencillas que viven en las proximidades de la estación de Balmaseda, ponían la mesa para disfrutar de esa noche especial, justo en el momento en que el cordero, el besugo -o el conejo de Zapatero- empezaba a ponerse en su punto para disfrutarlo junto a un buen vino para la ocasión, un ertzaina llamaba a la puerta para que todos saliesen de inmediato de sus casas, ya que los "liberadores del pueblo vasco" (ETA) les iban a destruir sus hogares.

La Ertzaintza busca bombas-trampa en los contenedores, ya que es habitual que ETA utilice esta técnica asesina.

En total han resultado afectadas de bastante importancia doce viviendas correspondientes a los números 16, 18 y 20 de la calle de la Estación, cuyas familias tuvieron que dejarlo todo y esperar afuera hasta que la bomba hiciese explosión.

Mientras tanto la Ertzaintza iniciaba un registro frenético en todo tipo de papeleras, contendores de basura, alcantarillas y bajos de vehículos en la zona, en busca de una supuesta segunda bomba que podría explosionar durante el desalojo o cuando los policías estuvieran haciendo su trabajo de recogida de pruebas, ya que lo que se conoce como "bomba-trampa" es una técnica habitual de ETA para hacer el máximo daño posible a sus víctimas, sean quienes sean.

Varias viviendas quedaron totalmente destrozadas.

No es difícil imaginar los sentimientos de esos padres, de esos hijos, de esos hermanos -todos ellos vascos- saliendo de sus casas, abandonando el calor de sus hogares y dejando todas sus cosas allí, mientras esperaban con ansiedad el resultado de esta nueva y "valiente" acción de los "gudaris"...

Eran exactamente las nueve y ocho minutos de la fría noche del día 24 de diciembre de 2007 cuando un terrible estruendo llenó de silencio Balmaseda, y lo que prometía ser una noche de paz y calor familiar, se transformó en una noche de nerviosismo, de violencia y de confusión entre los vecinos del pueblo, un pueblo que últimamente había incrementado con sus votos -y de un modo importante- el número de concejales socialistas, y, quién sabe, quizá por eso creyó ETA que Balmaseda debía recibir su castigo...

Aunque también es posible que ETA haya querido escarmentar y avisar al mismo tiempo al PSOE por no haberse rendido totalmente a sus exigencias durante la patética negociación, dándole a entender con esta bomba que los terroristas todavía pueden hacer mucho daño si no se les obedece.

Vecinos de Balmaseda lloran de impotencia.

Lo cierto es que los únicos perjudicados con estos actos de extrema violencia y con ese politiqueo barato que ayuda al terrorismo a seguir existiendo, somos los que integramos el pueblo llano y sencillo, es decir, los únicos perjudicados somos la inmensa mayoría de los españoles, porque es evidente que un buen número de los políticos actuales, en realidad viven de ello y gracias a ello. A muchos políticos les interesa que haya tensión, que haya odios, que haya división... porque ellos saben muy bien que quien es capaz de manipular adecuadamente los más bajos instintos de las masas, siempre tendrá un sitio como dirigente de esas mismas manipuladas masas.

El pueblo es el verdadero perjudicado de los manejos políticos que hacen que el terrorismo siga existiendo en España, porque el pueblo es el que siempre paga las consecuencias de los errores y maldades de sus mandatarios. Después de cada atentado, muchos de los políticos que, a bombo y platillo, se autodenominan demócratas condenan el acto de violencia, aunque es evidente que si lo hacen así es porque eso es lo "políticamente correcto", pero no porque así lo sientan, ya que es habitual que pocos días más tarde, con sus declaraciones, sigan alimentando a la bestia para que la bestia siga machacando al pueblo.

El ayuntamiento de Balmaseda emite un comunicado de condena tras el atentado.

Lo "políticamente correcto" (qué asco me da esa expresión) lo ha protagonizado en esta ocasión la corporación municipal de Balmaseda, con una reunión extraordinaria en el ayuntamiento, a raíz de la cual han emitido un comunicado de condena del acto terrorista, convocando al mismo tiempo una concentración silenciosa a las siete de la tarde del día 25 frente a la casa consistorial.

Por supuesto no voy a decir que todos los concejales sean unos hipócritas porque estaría muy alejado de la verdad -y además es evidente que no es así-, pero sí diré que la fuerza política mayoritaria en Balmaseda, que es el PNV, siempre se ha distinguido por la ambigüedad repugnante del que siempre acaba traicionando, y, consiguientemente, es lógico que sus condenas siempre huelan a "árbol y nueces"...

El PNV -igual que todos los partidos políticos- deberían tener como premisa fundamental hablar claro, es decir, no mentir ni engañar. Y si creen que la violencia les beneficia, que lo asuman, como hacen los partidos de ETA, y de ese modo, aunque sean unos criminales, al menos sus palabras, su ideología y sus hechos serán consecuentes entre sí y no engañarán a sus votantes.

La perversión del Partido Nacionalista Vasco y de ETA

Los batasunos Pernando Barrena y Eusebio Lasa, diciendo gilipolleces.

Si tenemos en cuenta que tanto el Partido Nacionalista Vasco como ETA proceden del mismo tronco común, ya que ETA se formó a raíz de una organización juvenil del PNV, efectivamente no es de extrañar que coincidan tantas veces en su forma de ver la política. En realidad hay que reconocer que esa coincidencia es lo más natural del mundo, como natural es que la perversión del uno tenga exactamente las mismas características que la perversión del otro. Si atendemos a la curiosa ideología de Sabino Arana, su fundador, nos daremos cuenta de todo.

De todas formas, hasta ahora sólo era ETA la que rizaba el rizo hasta el extremo de considerar que, por ejemplo, cuando uno le pega un puñetazo a otro en un ojo, el agresor es el ojo y el agredido el puño, y por consiguiente los etarras acaban asegurando que el ojo agresor le pegó un "ojazo" al pobre puño agredido. Y precisamente algo así ha ocurrido hoy, cuando los batasunos Pernando Barrena y Eusebio Lasa han venido a asegurar en rueda de prensa que el Gobierno español ha asesinado a la suegra del criminal etarra, Unai González, porque cuando iba a visitarle a la prisión tuvo un accidente de tráfico y falleció. ¿Qué les parece la perversión? Buena, ¿eh? Pues así es ETA.

Miren Azkarate, portavoz del Gobierno vasco.

Y lo peor de todo es que, poco a poco, así va manifestándose también el PNV, porque igualmente hoy, y de boca de Miren Azkarate, portavoz del Gobierno vasco, todos hemos oído un comunicado de condena del atentado de Balmaseda recordando el sufrimiento de las víctimas, pero al mismo tiempo también hemos podido oír que "batasunizaba" su comunicado haciéndose eco -como Pernando Barrena y Eusebio Lasa- del accidente de tráfico sufrido por la suegra del criminal etarra, poniendo en el otro plato de la balanza el sufrimiento del mundo de ETA, para así manifestar un sentimiento de equilibrio entre los asesinos y las víctimas, sentimiento que, evidentemente, los nacionalistas vascos, con la peor de las intenciones, están tratando de inculcar en la sociedad.

Pero la perversión del nacionalismo vasco en general no sólo se limita a equiparar al guardia civil que muere asesinado de un tiro en la nuca con la suegra del criminal que fallece en un accidente de tráfico, la perversión del nacionalismo vasco, y más concretamente de ETA y el PNV, es esa continua insistencia -con el fin de lavar el cerebro de los pobres vascos- de que los Tribunales de Justicia españoles condenan las ideologías nacionalistas vascas, o dicho de otro modo, que en España hay presos políticos, que es lo que parece desprenderse de las críticas realizadas por el PNV a raíz de las condenas por el "caso Ekin".

Logotipos del PNV y de ETA.

Sé muy bien que a ETA es imposible hacerle entender que cuando un etarra va a la cárcel no es por el hecho de tener una determinada ideología, sino porque ha cometido un delito, pero lo que está empezando a extrañarme es que el Partido Nacionalista Vasco haya acabado manifestándose en la misma línea que ETA, y que continuamente esté lanzando frases que dan a entender a las claras que en España se mete en prisión a la gente, no porque cometan delitos, sino por tener ideologías nacionalistas o independentistas, cuando en realidad absolutamente todos sabemos muy bien -ellos también- que no es así, y la mejor prueba la tenemos en los miles de personas que se manifiestan como nacionalistas, independentistas e incluso proetarras, y que, sin embargo, están tranquilamente paseando por la calle al mismo tiempo que acusan pública y falsamente a una nación democrática de tener presos políticos en sus cárceles.

Si analizásemos en profundidad al PNV, descubriríamos que lo que le separa de ETA es sólo una finísima y porosa pared de cartón barato.